Por Violeta Peirats

Cristian Diaz se halla en prisión preventiva desde hace más de 100 días, detenido por haber hecho un posteo en sus redes en el marco del evento BA celebra Israel. Su detención resulta llamativa por la falta de fundamentos jurídicos y constituye una violación a los más elementales derechos de las personas.

El día que Cristian Díaz posteó en facebook su indignación, al llevarse a cabo “BA celebra Israel”, mientras esta misma entidad estaba bombardeando niñxs, mujeres, hospitales y escuelas en la Franja de Gaza, no imaginó el infierno que le depararía un meses después.

El 14 de junio, un desproporcionado operativo de la Policía Federal allanaba su casa, incautaba como “pruebas” cuadernos de sus clases de árabe, dibujos con la bandera palestina y comprobantes de donaciones que había realizado a familias palestinas damnificadas y se lo llevaban detenido, condición en la que permanece hasta el día de hoy.

Cristian es un militante de la causa palestina, colabora para visibilizar la ocupación, el despojo y el exterminio que sufre el pueblo palestino, y ayuda a las familias desde su humilde posición de obrero metalúrgico del conurbano bonaerense.

Eso pareciera molestarle a los que poseen el poder, especialmente a los funcionarios de la Embajada de Israel en Argentina; quienes han ordenado su detención y quienes ya tienen un amplio historial en denunciar civil y penalmente a las personas que defienden los derechos humanos de lxs palestinxs,  sean políticxs, diputadxs, periodistas o simplemente personas de a pie.

¿Por qué Cristian sigue detenido si no ha cometido ningún delito?

La permanencia de Cristian en prisión constituye una flagrante violación al Estado de Derecho y al debido proceso. Está procesado por un supuesto delito de odio racial que es excarcelable y, que si fuera  condenado, no pasaría ni un solo día detenido. 

Sin embargo, Cristian Diaz sigue detenido en prisión preventiva desde hace 100 días con la excusa de que aun falta realizar la pericia de su teléfono; pericia que, por otra parte, no es necesaria ni probatoria en el caso del delito que se le imputa. 

Se suma a esto, que Policía Federal ha informado al juzgado que aún no tiene fecha programada para la pericia, ya que tienen más de 200 causas anteriores para peritar. 

Esto implica que Cristian puede estar detenido más de un año esperando la pericia por un delito que, como dijimos, no admite ni un día de prisión porque es excarcelable y porque además Cristian no posee antecedentes penales, lo cual se suma a la inconsistencia de su detención arbitraria.

Por lo tanto, el motivo por el que Cristian Diaz  continúa detenido no es otro que el encarnado lobby sionista que existe en Argentina y la complicidad y los lazos que con él mantienen los poderes de turno.  La cooperación cada vez más estrecha entre estos dos Estados es algo que en Virginia Bolten venimos denunciando desde nuestros inicios. 

Un nítido y reciente ejemplo de un nuevo paso que consolida estos lazos, son los acuerdos, que impulsó el Ministro del Interior de la Nación, Eduardo de Pedro, entre  nueve provincias argentinas y la empresa de agua israelí Mekorot. Esta firma es responsable de crímenes de Lesa Humanidad, como la expropiación de tierras y agua y el desplazamiento de familias y comunidades palestinas de sus territorios; prácticas que viene a enseñar, fortalecer y replicar aquí, apuntalando el control territorial para  la profundización del régimen capitalista-extractivista en Argentina. 

Como declaró el abogado Eduardo Soares, miembro de la Gremial de Abogadxs y parte del equipo de la defensa, “Cristian es un preso político del estado de Israel en la Argentina y del propio gobierno argentino que lo permite”.

A esta situación debemos agregar el accionar previo de la Embajada de Israel, que ha montado un aparato de espionaje sobre Cristian Diaz,  en sus redes sociales y le ha infiltrado  personas en su lugar de trabajo y en sus espacios de cotidianidad barrial y familiar.

Esta realidad es una muestra  del grado de violación de derechos que estamos padeciendo en Argentina, en un marco en el que gran parte del arco político y de la sociedad defiende posturas que van en contra de las libertades civiles y los derechos sociales y económicos.

La vigilancia hacia lxs actvistas o hacia a aquellxs quienes pretenden manifestar desacuerdos con los poderes y defender el derecho de los pueblos es constante y los peligros que  corren, letales. Sin ir más lejos, asistimos hace muy poco al asesinato de Facundo Molares, militante y fotoperiodista a manos de la Policía de la Ciudad,

La situación que está padeciendo Cristian Diaz es otra muestra sobre de la   justicia discrecional y clasista que existe en Argentina, tal como sucede con la mayor parte de las personas que permanecen detenidas con prisión preventiva y sin ningún tipo de condena (cifra que actualmente asciende a más del 50% de las personas detenidas). Esta problemática que excede al caso puntual, forma parte de un marco estructural de legitimación del punitivismo y de los lugares de encierro como mecanismos de disciplinamiento social, que se ve intensificada en vísperas electorales y es común a todas las posiciones políticas.

En este sentido, es evidente que el accionar que han tomado estos Estados y sus instituciones hacia Cristian Diaz tiene como  objetivo de intentar doblegar su moral, enviando al mismo tiempo un mensaje aleccionador y disciplinador a todas las personas que denuncian las prácticas criminales del Estado de apartheid israelí.

Desde Virginia Bolten nos sumamos  a las  innumerables organizaciones y personas defensoras de Derechos Humanos, así como a movimientos de base y organizaciones sociales que se han pronunciado denunciando la persecución y la violación de los derechos de Cristian Diaz, exigiendo su inmediata liberación.

…ensayo general, para la farsa actual, teatro antidisturbios.