Por Miriam Djeordjian y Vanessa Dourado

El 1° de agosto, día de la Pachamama, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se llenó de Wiphalas* recibiendo al 3er Malón de la Paz que recorrió 3300 kilómetros desde La Quiaca, sumando apoyos en Salta, Tucumán, Catamarca, Córdoba, Santiago del Estero, Santa Fé y la provincia de Buenos Aires. Llegan para que su voz en defensa de sus territorios se oiga en el Congreso y ante la Corte Suprema de Justicia.

No es la primera vez que los pueblos originarios de Jujuy salen de su territorio con destino a Buenos Aires. El primer Malón de la Paz marchó hace casi 80 años —durante el gobierno de Juan Domingo Perón—  exigiendo por sus tierras; un segundo Malón en agosto de 2006 también marchó con el mismo reclamo. Y nuevamente, desde el 25 de julio, esta tercera vez bajo la consigna: Arriba los derechos, Abajo la Reforma, Arriba la Whipala.

Foto: Periódico Virginia Bolten

Entre los reclamos de las comunidades indígenas, docentes y habitantes de la región, están el pedido de nulidad a la reforma constitucional llevada a cabo por el gobernador Gerardo Morales, el cese de la violencia por parte de las fuerzas represivas, y de las medidas arbitrarias tomadas por el gobierno provincial respecto del manejo de la protesta social.  

Foto: Periódico Virginia Bolten

Desde que se aprobó la reforma —el 15 de junio— , el pueblo jujeño ha tomado las calles para reclamar el carácter antidemocrático, racista y neocolonial de la decisión. La sanción de la reforma se dio mientras miles de personas protestaban bajo una fuerte represión, detenciones ilegales y uso desproporcionado de la fuerza por parte de los contingentes policiales, que avanzaban en contra de la población con golpes, gases y balas de goma. 

Foto: Periódico Virginia Bolten

La marcha que inició en Plaza Once hizo su primer parada frente al Congreso para pedir la inmediata intervención de la provincia de Jujuy frente a los atropellos del gobernador Morales y para exigir que se cumpla con la deuda y reparación  histórica que manda la Constitución Nacional sobre el reconocimiento de tierras comunales, postergada desde hace más de 12 años, y que deja a las comunidades desamparadas frente a la voracidad del extractivismo. 

Foto: Periódico Virginia Bolten

El texto de la reforma fue aprobado en un plazo récord de 20 días y no contó con la participación de la sociedad civil y tampoco cumplió con el derecho a la consulta previa, libre e informada a los pueblos originarios, convenio internacional que asegura la defensa de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas a ser consultadas cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas que puedan afectarles directamente. 

Más allá de herir el derecho y la autonomía de los pueblos originarios sobre sus tierras, la reforma tiene un trasfondo que involucra grupos de intereses vinculados a la minería de litio en la región, y que es el motor de la reforma de Morales. En la región donde se pretende extender el negocio de la industria del litio eexisten 33 comunidades indígenas. 

Foto: Periódico Virginia Bolten

Yendo a contramano de todas las alertas socioambientales a nivel mundial, la extracción de litio de forma predatoria es una amenaza al derecho de vivir en un ambiente sano, lo que pone en riesgo las comunidades locales, y  la disponibilidad de agua, ya que las técnicas de extracción necesitan utilizar grandes cantidades de ese bien escaso. 

La marcha llegó a la avenida 9 de Julio y desde el Obelisco sumó columnas para dirigirse hasta el Palacio de Tribunales, donde se presentó ante la Corte Suprema el pedido de inconstitucionalidad a la reforma perpetrada por Morales. “La reforma constitucional está viciada en su plenitud, porque rompió la independencia de poderes y viola los tratados internacionales con rango constitucional”, explica Néstor Jerez, cacique del pueblo Ocloya y referente de las Organizaciones de Pueblos Indígenas del Noroeste Argentino (OPINOA).

La ceremonia reunió a quienes llegaron con el Malón en un primer círculo, alrededor del cual sikuris,  organizaciones sociales, culturales, socioambientales y gremiales acompañaron para dar gracias a la Madre Tierra y fortalecerse en una espiritualidad de reencuentro con la ancestralidad. Cavaron un hoyo, la boca de la Madre Tierra, para ofrendarle hojas de coca y todo lo que de ella madura porque dicen, “Ella nos espera con hambre y por eso le damos de comer” al tiempo que los sahúmos de coa, una planta de la puna jujeña, y los cantos llenan de aroma y sonidos los círculos ceremoniales.  

Foto: Miriam Djeordjian

Entre los muchos acompañantes del círculo periférico, la cantante salteña, discípula del Cuchi Leguizamón y militante de derechos humanos, Sara Mamani, se hizo presente para acompañar a los pueblos jujeños.  “La resistencia nace de un convencimiento de que tierra no es solo un lugar de pastoreo —comparte— sino que la sienten  como su casa mayor, el lugar donde viven dentro de un pensamiento colectivo”. Asegura que mientras el sistema multiplica las individualidades del “sálvese quien pueda” estos pueblos nos enseñan todo lo contrario: que “la lucha es entre todos”, y nos dan su ejemplo, “sobre todo las mujeres, que son mayoría y marcan en la resistencia un color diferente”, asegura.

Circuló la palabra de maloneros y maloneras, compartiendo la voz de cada territorio, entre agradecimientos al apoyo recibido desde que partieron, el abrazo simbólico a quienes fueron mutilados durante la represión como Misael y Joél, y el reclamo que ya no sólo pide la nulidad de la reforma,  sino la renuncia del gobernador Gerardo Morales por desoír y reprimir como un dictador a su pueblo: “El pueblo lo votó para que gobierne. Ahora el pueblo le exige que renuncie”.

“En Tribunales, junto al Malón y la lucha de Jujuy, es donde estaría Santiago”, dice Sergio Maldonado, haciendo presente su voz, a seis años de la desaparición forzada de su hermano. Saludó a los que llegaron en el tercer malón, y también a quienes se quedaron en su territorio poniendo el cuerpo todos los días. “La lucha de Jujuy y de Chubut son la misma, atravesadas por la criminalización de la protesta, por  el ataque a los pueblos originarios, y a quienes defienden la tierra”. 

Foto: Miriam Djeordjian

Maldonado instó al Gobierno Nacional a que se digne a intervenir la provincia y que deje de especular, porque Jujuy también es Argentina y hay un silencio preocupante. “Por no reaccionar a lo que pasó con Santiago Maldonado hoy estamos viendo que Morales puede ser vicepresidente o Bullrich presidenta. Eso de no enfrentar a la derecha para que no venga la derecha es un error que hoy se está viendo”.
Una voz serena y firme llegada desde la Cuenca de Salinas Grande sentenció: “No nos iremos de aquí hasta conseguir nuestro objetivo”, y cerró cantando su copla: De arriba vengo / soy de la puna / por mis derechos voy a luchar / con tu reforma quitas derechos / lastimas gentes y mucho más. Y como dijo Sergio Maldonado: ¡Abajo la reforma!, y que el pueblo jujeño vuelva a recuperar la alegría que tenía.

*La Wiphala es un símbolo que representa a la Pachamama, y la vida en armonía. Se representa en la bandera compuesta de 7 colores en diagonal que llevan como estandarte los pueblos andinos.