El pasado 30 de diciembre de 2021, se dio a conocer la Resolución 436/2021 firmada por el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, quien autorizó a la empresa noruega Equinor a realizar exploraciones sísmicas a 160 millas de las costas del sur de la provincia de Buenos Aires.

Previamente en el año 2018 la Secretaría de Energía llamó a licitación para la exploración de 18 áreas petroleras repartidas en 3 cuencas: Cuenca Argentina Norte (CAN), Cuenca Austral (AUS) y Cuenca Malvinas Oeste (MLO). Adjudicándose estos 18 bloques  —225.000 km2  de superficie marítima— a 13 empresas oferentes.

El Bloque CAN 100, localizado a 200 kilómetros de Mar del Plata, es el más grande de la Cuenca Norte, adjudicado a la empresa noruega Equinor en el año 2019 bajo la gestión del ex presidente Mauricio Macri para avanzar con el proyecto y que continuó durante la actual gestión de Alberto Fernández.

La compañía Equinor  —que opera también en San Juan y Vaca Muerta— había pedido un permiso en el año 2020 para realizar estas acciones de exploración sísmica en búsqueda de petróleo para futuras explotaciones, desarrollada en conjunto con las empresas Shell e YPF. Pese a no contar con licencia social y desoyendo la opinión de la población, fue autorizada el último día hábil del año 2021 en medio de una crisis climática con 11 provincias en llamas, como abordamos desde Virginia Bolten.

Las primeras movilizaciones y asambleas comenzaron en la ciudad de Mar del Plata en Junio de 2021 bajo el lema un mar sin petroleras en la que participaron activistas, sociedad civil y sectores de pesca marítima, expresando su rechazo a la medida. Pocos días antes de la audiencia pública convocada por parte del Gobierno para el día 1º de Julio.

Una asamblea que desde ese entonces no ha parado de crecer, y lleva el nombre de Asamblea por un Mar Libre de Petroleras, logró no solo apoyo en varias ciudades costeras con su activismo —junto a otras iniciativas como el Atlanticazo y Oceanazo— sino también la suspensión de la aprobación del proyecto de exploración sísmica en la costa bonaerense que dictó el Juzgado Federal Nº 2 de Mar del Plata el pasado 11 de febrero de 2022. Teniendo en cuenta los deficientes mecanismos de participación popular, sin la suficiente difusión; las falencias que hay en el estudio de impacto ambiental, y la falta de consulta al Municipio de General Pueyrredón.

Queda en evidencia la importancia de los movimientos sociales y la lucha que aún continúa.

Exploración sísmica offshore

El procedimiento consiste en una flota de buques con sensores que recopilan información,  lanzando breves ráfagas de aire comprimido (bombardeo sonoro) desde una fuente de sonido hacia el agua, subsuelo y el fondo marino, cada cinco o quince segundos. A continuación, las ondas sonoras emitidas se reflejan hasta la superficie del mar, donde son registradas por los sensores, de esta manera es posible identificar los lugares para realizar perforaciones.

Es de conocimiento que este procedimiento genera efectos en las especies que habitan el mar, y aunque en su justificación aleguen que van a “vigilar” la cercanía para no alterar su hábitat, es sabido que las ondas vibracionales y sonoras impactan de forma contundente el medio marino, generando estrés y problemas auditivos en los animales, desplazamiento de hábitat, entre otras problemáticas.

Eso solo sería el principio, ya que de continuar el proyecto los efectos serían más graves debido a los impactos de la explotación de hidrocarburos. Hay ejemplos de ello, tal es el caso del conocido derrame en el Golfo de México, pero también el reciente en las costas de Perú, considerado como el peor desastre ecológico ocurrido en Lima. En 2019, en la Bahía de San Sebastián (Tierra del Fuego), hubo un derrame de petróleo en la Plataforma Santa Cruz del Sur.

Hablar de plataformas petroleras es hablar más tarde o más temprano de derrames, en mayor o en menor medida.

Plataforma marítima Argentina

En estas zonas hay un corredor biológico de suma importancia. Es la prolongación natural del territorio que comprende lecho y subsuelo de áreas submarinas culminando en el talud rico en bienes comunes.

En este lugar se pretende instalar una actividad extractiva, trátese de un sitio donde no se desarrolla actividad hidrocarburífera y donde la cercanía a la costa genera alarmas.

Dicha actividad no sorprende, y lo venimos denunciando desde Virginia Bolten. La política de Estado en el territorio denominado Argentina se basa en un extractivismo elocuente y devastador en la que bajo este mecanismo de entrega de bienes comunes se intenta justificar un discurso de “progreso” y “crecimiento económico” que está muy lejos de la realidad.

La explotación dejaría solo un 6% por las regalías y la creación de puestos de trabajo es ficticia, considerando que se emplea un alto porcentaje de mano de obra barata, que muchas veces la trae la misma empresa y genera concentración de riqueza en un pequeño sector de la sociedad.

Prueba de ello es la deforestación con expansión y avance de la frontera agrícola, basada en la producción de soja transgénica, ganadería intensiva mediante feedlot, la extracción minera y la explotación petrolera, como es el caso emblemático de Vaca Muerta.

Todos estos proyectos impactan en territorio aledaño. No se puede dejar de mencionar el desplazamiento de pueblos indígenas, campesinos y otras comunidades; la contaminación de las aguas, aumento de fumigaciones, y eliminación/reemplazo de actividades tradicionales productivas locales y agroecológicas.

Hay que considerar en este caso la pesca, el turismo, el desarrollo socio-cultural, recreativo y deportivo que tiene la ciudad costera y, en consecuencia, cómo eso generará una dependencia económica basada en la explotación de hidrocarburos que afectará a todo el tejido social.

En una próxima nota entrevistamos a Fernanda Génova, referente y asambleísta de la Asamblea por un Mar Libre de Petroleras, quien contará en primera persona el proceso de resistencia contra las plataformas offshore (o costa afuera) en la ciudad de Mar del Plata.