Opinión

German Romano

Los varones venimos participando desde la palabra en las luchas de las mujeres. Las opiniones mayoritariamente no discurren en acciones concretas de nuestra parte. Ante la proximidad de un nuevo paro internacional de mujeres, lesbianas, travestis y trans, nuevamente estamos queriendo tener protagonismo. Hay un tema profundamente importante; aún no estamos conversando entre nosotros, y con uno mismo, sobre nuestras formas patriarcales, pero si queremos conversar y opinar con las compañeras.

Cuando hablamos sobre el aborto, opinando sobre el cuerpo de compañeres, estamos sosteniendo y profundizando el sistema heteropatriarcal. Cuando hablamos de cuerpes, y no de uno, lo que estamos haciendo es tener una forma patriarcal al sostener una construcción de poder sobre otres cuerpes. No es indiferencia frente a la luchas de las compañeras, hay varias cosas de las cuales podemos accionar y plantear; las instituciones, la violencia obstétrica en los hospitales, legislación sobre los cuerpos de personas.

Tenemos mucho para conversar entre nosotros y accionar. Sobre nuestros privilegios, sobre el aprendizaje de las compañeras, sobre nuestra sensibilidad, sobre la imposición de formas, sobre nuestros pocos silencios o nuestros violentos silencios, sobre nuestra participación en instituciones patriarcales, sobre cómo nos victimizamos al decirle a una compañera: no sabemos qué hacer, ¿nos podrían decir por dónde?

Hace unos días, conversando con dos compañeras me encontré con un comentario similar al hacer una aclaración: “no me estoy victimizando”. Las compañeras tuvieron que explicarme -imagino ya innumerables cantidades de veces y con innumerables cantidad de varones- no es por ahí. Pensé, mierda ¡Muerte al macho! Matar a nuestro macho que aún no desandamos es diario y no creo que se termine nunca en el devenir varón cis.

La deconstrucción en la forma que nos vinculamos con nosotros y con el resto de las personas es muy importante para despatriarcalizar nuestras formas. No obstante, reflexionar si en nuevos modos no guardamos formas sofisticadas de machismos es imperioso; podemos hacernos trampas para legitimarnos y ocultar en las nuevas formas del patriarcado.

Hace algunos años, me definía como feminista, esto fue hasta que comprendí que no es posible, nuevamente; mierda ¡Muerte al macho! Muerte al macho protagonista.Los varones no tenemos lugar en la lucha de las compañeras más que en pensarnos, desandarnos, reconfigurarnos. Los varones podemos tener un recorrido teórico feminista, pero esto no nos hace feminista. Más aún, querer enseñar sobre feminismos a compañeras preponderando el saber teórico por sobre el sentir es una forma de razón machista. La verdad y el saber, guardan formas patriarcales a partir de la imposición y creerse únicas. El peligro de la idea que se puede ser varón feminista, no solo por el oxímoron, sino por creer que ya dejamos de ser machistas.

En la Argentina, por año se realizan menos de 100 vasectomías. En Virginia Bolten ya hemos publicado información sobre este proceso de obturación de los canales deferentes que unen los testículos al escroto. Este tipo de intervención muy poco realizado por varones cis, dice mucho sobre nuestros privilegios.

Asimismo, esta humanidad llegó a la luna hace 50 años, aún no desarrolló pastillas anticonceptivas para varones. Una compañera me comentó una conversación que tuvieron en una colectiva sobre varones tomando pastillas anticonceptivas, ninguna confiaría en el varón y utilizarían otro método anticonceptivo: esta es la confianza que transmitimos. Nos tienen que solicitar varias veces que usemos forro, y en lugar de hablar de nosotros opinamos sobre el aborto.

Los privilegios que tenemos como varones, se potencian con otros privilegios. No hablar por nadie más que por uno, fue lo que comencé a comprender escuchando a las compañeras.