Por Vanessa Dourado y GR

Las recientes declaraciones del candidato a senador por la provincia de Buenos Aires de la alianza CAMBIEMOS, Esteban Bullrich, sobre la interrupción voluntaria del embarazo tuvieron un fuerte rechazo. Organizaciones feministas y partidos políticos expresaron su repudio.

En conversación a FM Blue, expresó “Creo en la vida, el Estado tiene que hacer prevención, educación sexual y poner a disposición medios anticonceptivos, pero la interrupción del embarazo es quitar una vida”.

La declaración de Bullrich cuando dijo “creo en la vida” guarda un fuerte grado de misoginia, es decir, hay vidas que importan y otras que no. La idea de poner la mujer como reproductora compulsiva, o sea, si está  embarazada, lo que importa es que cumpla con su rol de procrear, reduce la mujer a un mero instrumento que sólo sirve para parir. Sus deseos, sus condiciones físicas, psicológicas, su decisión, no importan.

Ante la repregunta sobre sus comentarios, prosiguió “Ni Una Menos también es si hay una beba dentro, que ni una menos también porque la estás matando. Lo cual no quiere decir que no tengamos que estar cerca de esas mujeres y darle herramientas para prevenirlo. Hay un debate profundo que dar, el estado no hizo nada al respecto”.

El intento de descalificar el movimiento de mujeres no es ingenuo. Es una batalla trabada entre quienes quieren controlar los cuerpos y la autonomía de las que históricamente estuvieron siempre afuera de todas las decisiones políticas y sin el control de sus propias vidas.

Bullrich, quien dejó la cartera de educación a nivel nacional también tuvo declaraciones con un fuerte contenido religioso. En una visita a la provincia de Corrientes expresó “Vendría muy bien que todas las religiones tengan su espacio” refiriéndose a una educación religiosa  no laica. Continuando el dialogo con un representante de la institución católica expresó, “Por más que soy católico, trato de ser un apóstol y buen discípulo, sí creo que en las escuelas debemos enseñar otras religiones también, que también tienen lecciones para aprender” En la misma línea prosiguió,  “Reconocer al otro es educar y si hacemos eso, la luz, no solamente la del cirio pascual, sino la luz de la educación va a brillar más fuerte que nunca”, citando un pasaje del libro de los evangelios.

El estado es responsable por la muerte de millones de mujeres que deciden interrumpir el embarazo, y que no encuentran medios de hacerlo de forma segura.  Y no hace cargo de estos hechos. Mientras Bullrich está preocupado en ganar votos de las clases conservadoras y de las elites, construyendo una narrativa moralista, miles de niñas y niños viven en condición de total precariedad por el olvido de este mismo estado que criminaliza el aborto. Sabemos que la criminalización del aborto, en realidad, es la criminalización de la pobreza. Las que mueren y sufren las mayores consecuencias por la interrupción del embarazo son las mujeres pobres, también son ellas las que más sufren con a falta de acceso a servicios básicos, con la falta de empleo y con la violencia del estado policial.

Mezclar temas religiosos con políticas de estado, es todavía, tan absurdo como tratar la interrupción del embarazo en ámbito público. Esta no es una cuestión de opinión, tampoco es razonable pensar que en cuerpo sea regulado por el estado y tirado a decisión de la opinión pública. Esta es una decisión personal e incuestionable.

Las declaraciones de Bullrich se dan en el marco de un gobierno provincial que ha tenido en su interior diferencias sobre la interrupción voluntaria de embarazo. Zulma Ortiz, ministra de salud hasta julio pasado, presentó su renuncia alegando “razones de índole personal”, no obstante venía de un conflicto importante con otras carteras de gobierno. En octubre de 2016 Ortiz firmó la adhesión a la guía para la atención de abortos no punibles. Finalmente, por presión de la gobernadora Vidal, Ortiz firmó una nueva resolución donde en su artículo 3 sostiene considerar las opiniones de otras reparticiones del gobierno para realizar “un protocolo para la atención integral de los casos habilitados legalmente para la interrupción del embarazo”.

La guía para abortos no punibles fue aprobada en 2015. Este protocolo garantiza la asistencia a cualquier mujer que cite algunos de los casos de aborto no punible sin esperar la orden de un juzgado, caso contrario lxs profesionales intervinientes podrían ser responsables penal, civil o administrativamente. Actualmente adhieren las provincias de Chaco, Chubut, Jujuy, La Rioja, Misiones, Santa Cruz, Santa Fe y Tierra del Fuego.