EDITORIAL

En varios territorios los gobiernos con sus tipos de democracia han dictado cuarentena y aislamiento social para detener la propagación del virus Covid-19. No obstante, esta situación no es nueva para muchas y muchos, en el mundo hay más de 11 millones de personas que se encuentran en lugares de encierro privadas de su libertad. La cantidad de personas encerradas se incrementó más de un 30% en los últimos 20 años, siendo  que hubo un aumento aproximado de 50% de mujeres y 20% de varones.

La situación en los lugares de encierro es prácticamente similar a nivel mundial, un sistema privatizado con denuncias de torturas y muerte. Como ejemplos se puede recordar lo sucedido en Brasil, la cuarta mayor población carcelaria del mundo con 622.202 personas en régimen de encierro. En el año 1992, se produjo una de las mayores masacres de la historia carcelaria mundial. Conocida como La Masacre de Carandiru –Casa de Detención de San Pablo—. La masacre se realizó por una intervención de la policía para resolver un supuesto conflicto entre los detenidos, que resultó en la muerte de 111 personas, ningún de ellos agentes de la policía. En el territorio denominado Argentina, En 2005, en un incendio en la cárcel bonaerense de Magdalena, murieron 65 personas privadas de su libertad, no falleció nuevamente ningún agente penitenciario. En 2017, en comisaría 1ª de la ciudad bonaerense de Pergamino, 7 personas murieron en un  incendio —todas personas privadas de su libertad—.

En el contexto de intentos por detener el avance del Covid-19, una vez más queda nítido el desprecio de las existencias excluidas y encerradas por parte de los gobiernos; no se tiene en cuenta la propagación del virus en las cárceles. Como respuesta a esto hay reclamos de las personas encerradas en diversos territorios solicitando medidas de prevención.

En la penitenciaría de varones 1 de Santiago de Chile, días atrás, hubo un motín exigiendo que se mejoren las condiciones higiénicas y liberación de presos ya que expresaron que hay casos de Covid-19. La respuesta fue mayor represión. También se registraron protestas en lugares de encierro para mujeres, ya que el gobierno está sacando las niñas y niños por posibles contagios de Covid-19 sin el consentimiento de las mujeres privadas de su libertad. Esto lo están haciendo a través del Servicio Nacional de Menores (Sename). En este organismo del Estado según una investigación oficial, en el año 2017 hubo 2071 casos de violencias siendo 310 de violencia sexual, asimismo entre 2005 y 2016 murieron 1313 niñas y niños en los centro del Sename.

Reclamos en Módena -Italia

En el territorio italiano, país con mayor cantidad de muertes por Covid-19 a nivel global, hay protestas y reclamos en forma simultánea en 27 lugares de encierro solicitando indulto o poder tener prisión domiciliaria. La respuesta de las fuerzas represivas del Estado fue coacción, en la cárcel de Módena asesinaron a 6 personas.

En Brasil hubo varias protestas en San Pablo, en los lugares de encierro de Mongaguá, Tremembé, Porto Feliz y Mirandópolis. El reclamo se inició a partir de la respuesta del gobierno de restringir las salidas para personas con régimen semiabierto.

Frente a una pandemia que tiene como principales efectos la muerte de quienes no cuentan con asistencia sanitaria y un incremento de la pobreza, la respuesta de los gobiernos es decidir a quienes se asistirá, desde Virginia Bolten nos preguntamos: ¿hasta cuándo seguiremos con este sistema genocida?