Cárcel de Ushuaia, la humanidad presente en el fin del mundo

Por German Romano
El presidio guarda entre sus paredes historias de torturas, maltratos, muerte, dolor, compañerismo y militancia. La cárcel siendo estado presente representado por la normalización del pensamiento, la ideología y los modos. El estado ocultando para que la sociedad no sea consciente de la humanidad que construye.
La cárcel de Ushuaia ubicada al finalizar la calle principal de la ciudad, San Martin. Actualmente convertida en museo, encierra tras sus muros la alegoría de la violenta constitución del estado argentino.
La cárcel es construida por orden de Julio Argentino Roca en el año 1896. Las primeras personas enviadas a la cárcel para su construcción fueron entre 30 y 40 niños en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires. Los niños debían estar encarcelados hasta que algún familiar solicite su custodia, algo que nunca sucedió.
En la visita al museo aun se puede advertir la estructura panóptica, donde desde un punto puede observarse y controlarse toda la superficie. La estructura panóptica diseñada por el inglés Jeremy Bentham para como expresa Michel Foucault en Vigilar y Castigar (1979), “imponer una conducta cualquiera a una multiplicidad humana cualquiera”.
Imagen aérea del presidio. Foto: Archivo histórico Ciudad de Ushuaia
La cárcel terminó de construirse en el año 1920. Los pabellones con sus 75 metros de largo y 12 metros de ancho contienen 76 celdas que han llegado a privar de su libertad a 700 personas. Los baños, siguiendo una estructura circular no poseían puertas para que los celadores puedan controlar las personas presas. Una de las acciones para tener intimidad por parte de las personas recluidas, era utilizar un tacho en su celda y cuando era permitido descargarlo en el baño.
El presidio también fue utilizado para apresar a personas en períodos de represión estatal durante dictaduras y democracias.
El presidio político
Las formas de acallar voces distintas como sucede actualmente con la dirigente social Milagro Sala, donde la ONU calificó de arbitraria su detención no son nuevas. El presidio funcionó también para confinar personas por su accionar político.
En la década del 30, enviaron varios presos políticos de la Unión Cívica Radical (UCR), no fueron confinados al presidio sino que fueron enviados a la ciudad de Ushuaia. El clima y la falta de infraestructura funcionaban como muro. En la ciudad los llamaban “los faraones”, denominación por los gustos que se permitían en función de sus ingresos económicos.
En el año 1955, en el golpe de estado contra el gobierno de Juan D. Perón, muchas de las personas que pertenecían al gobierno democrático fueron apresadas y en forma posterior enviadas a la cárcel de Ushuaia. En enero del año 1956, entre las 17 personas enviadas se destacan quien luego sería presidente, Hector Cámpora, Guillermo Kelly y Jorge Antonio. Seis meses después se intentaría efectuar una contrarrevolución que fracasó, allí detuvieron y enviaron a Ushuaia al referente del peronismo John William Cooke. En diciembre de 1956 todos serían trasladados a Rio Gallegos donde luego se fugarían a Chile.
El plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado) ha sido un plan de eliminación de garantías Constitucionales, de confinamiento y tortura de personas, creado por el Decreto Secreto 9880/58 y puesto en ejecución el 13 de marzo de 1960 durante el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) mediante los decretos 2628/60 y 2639/60. A partir de estos decretos, el gobierno constitucional de Arturo Frondizi aplica la ley 13.234 “Ley de organización de La Nación en tiempos de guerra”.
El plan CONINTES consistía en la represión de la protesta social, el encarcelamiento de dirigentes sindicales y el enjuiciamiento de los mismos por tribunales militares sin garantías constitucionales. En el marco de este plan de represión institucional en democracia en la denominada época desarrollista muchas personas fueron apresadas y enviadas a la cárcel del “fin del mundo”. Las primeras detenciones fueron el 11 de junio de 1960.
Placa en el museo que rinde homenaje a las primeras 30 personas detenidas y enviadas a Ushuaia por el plan CONINTES.
Simón Radowitzky y la Semana Roja
La semana roja se denomina a la represión en Buenos Aires iniciada en la conmemoración del Día Internacional del trabajo el 1 de mayo de 1909. La represión ordenada por Ramón Falcón, jefe de la policía, dejó entre 18 y 300 personas muertas según las diferentes versiones. Inmediatamente diferentes gremios convocaron a una huelga general que duraría hasta el día 10 de mayo. Durante el transcurso de la semana se cerraron varios locales partidarios y se apresaron aproximadamente 800 personas. El relato oficial encubrió las consecuencias de la represión
Similar a lo que sucedió en el actual gobierno de la Provincia de Buenos aires donde personas sin instrucción se ofrecieron para dictar clases durante el paro docente, la burguesía durante la semana roja, con un aire de nacionalismo comenzó a ofrecer diferentes servicios.
El 15 de noviembre de ese mismo año, Simon Radowitzky un militante anarquista atentó exitosamente contra quien fuera el responsable de las muertes de la semana roja, Ramón Falcón. Por este hecho Simon Radowitzky fue apresado y condenado a pena de muerte, por ser menor de edad se decidió enviarlo a prisión y luego de unos meses ante la posibilidad de fuga lo enviaron a la cárcel de Ushuaia. Tras un intrépido pero frustrado intento de fuga, Simon Radowitzky permaneció dos años en confinamiento. Luego de 21 años privado de su libertad, Simón Radowitzky fue indultado por el presidente Hipólito Yrigoyen. Aun al día de hoy, le siguen enviando cartas al presidio, se destaca entre ellas una carta escrita en el año 1997 que se encuentra en la que fue su celda.
Imagen de carta enviada en el año 1997. Simon Radowitzky liberado del presidio. Foto: Archivo histórico Ciudad de Ushuaia