“Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él las palabras que pienso y declaro”

Violeta Parra 

EDITORIAL

A lo largo de las próximas semanas, Virginia Bolten publicará una serie de notas y entrevistas especiales sobre la situación chilena. Haremos un recorrido histórico con el objetivo de rescatar narrativas que puedan dar cuenta de este proceso de cambio, por el cual pasa nuestro país hermano en el marco de las insurgencias del último año, las luchas territoriales, el vínculo con la impronta dictatorial como respuesta del Estado y las resistencias acumuladas entre los días de ayer y los de ahora.

En la segunda parte de esta entrevista, realizada el 3 de noviembre, damos la voz a Lucía Sepúlveda Ruiz. Lucía es periodista de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas RAP-Chile, miembro de la Plataforma Chile Mejor sin TLC, del Movimiento por el Agua y los Territorios MAT y del Comité Feminista socioambiental de la 8M, quién nos cuenta los detalles del proceso constituyente.

Quería consultar quiénes son protagonistas de esta insurgencia en los últimos meses en Chile y cuál es la conexión con la memoria colectiva. Estamos pasando momentos muy complicados en Latinoamérica que son los golpes, no son militares, pero son golpes. También consultar sobre esta insurgencia, ¿cuáles son los consensos de los límites?

Primero, hay que mencionar que hasta la explosión del 2019 hubo un camino, una escalera que se fue subiendo; en esa escalera hay peldaños recorridos en la búsqueda  de la justicia y la recuperación de la memoria histórica. El movimiento de los DD.HH., es uno de los actores. No es el más masivo, pero siempre estuvo presente en estos 30 años, hay una gran continuidad de este movimiento con altibajos, aciertos y otros no tanto, pero están ahí. Después en esos peldaños vemos ingresar a los primeros movilizados de los años 90, el movimiento Mapuche, ellos empezaron nuevamente su lucha, porque estuvieron muy activos durante el proceso de la Unidad Popular y tras el golpe fueron muy reprimidos, masacrados también en muchas localidades, forman parte de la lucha contra la dictadura y  luego sectores mapuche comienzan las acciones directas de recuperación de tierra en los años noventa. Más adelante en esta ruta de ascenso de las luchas, vienen los estudiantes,  en distintas oleadas.

Teníamos una educación pública totalmente deteriorada, porque con esta constitución pinochetista se municipaliza la educación, queda delegada en municipalidades que no tienen recursos ni capacidades, ya no dependen los establecimientos del Ministerio de Educación. Entonces los estudiantes comienzan las movilizaciones pidiendo educación de calidad y gratuita y se va viendo que estas luchas chocan contra el sistema. El gobierno de Bachelet les dice que sí, hacen una comisión y negocian con la derecha una nueva ley para que pase y se apruebe, pero esa ley en realidad no modifica la situación. Y por ello se dan  oleadas sucesivas de protestas del movimiento estudiantil en los últimos años. 

Luego vienen las primeras marchas por la previsión social. Una de las primeras privatizaciones realizada en dictadura tuvo que ver con abandonar el sistema de reparto colectivo de los ahorros previsionales, y entregarlo a las AFP, las Administradoras de Fondos Previsionales. Este es el negocio más grande del siglo, es el que financia el capitalismo y el extractivismo en Chile, el de mayores ganancias junto con los bancos. Entonces, se creó  el movimiento “No Más AFP” y hubo grandes marchas de rechazo a este sistema, sin respuesta alguna de los diferentes gobiernos, más allá de su signo político. El movimiento ambiental también es parte de las luchas, en paralelo con esto se evidencia el problema de la escasez de agua, se van secando ríos, se  destruyen glaciares, se deterioran los territorios. Hubo grandes marchas y movilizaciones y décadas de lucha contra proyectos mineros como el de Pascua Lama, por ejemplo, una lucha que nunca se detuvo y finalmente se logró detener ese proyecto. También el 2011 nace un movimiento en defensa de las semillas del cual participo, contra el modelo de Monsanto y luego la lucha contra el TPP.  En síntesis, se comienza a criticar más abiertamente el modelo neoliberal en sus diversas expresiones. 

En la revuelta los sectores movilizados son muy diversos, algunos son  nuevos, como el veganismo, los artistas, los músicos, los poetas, el feminismo es tremendamente importante, entonces todos estos actores llegan a la plaza Italia, rebautizada por los movilizados como Plaza Dignidad. Cada uno tiene su discurso y sus demandas, no hay ninguna bandera de partidos, ya que quedaba nítido que los partidos no nos representan. Han sido incapaces de responder a estas demandas, además están marcados por la corrupción, como todas las instituciones del Estado. De manera que no queda nada en pie del sistema, los carabineros están desprestigiados por la corrupción y los montajes de secuestros y otras mentiras para criminalizar a los mapuche. Es un movimiento que no tiene líderes como los de antes. Está la imagen del Mata Paco, un perrito que acompañó en años anteriores las marchas,  y que siempre estuvo del lado de los manifestantes cuando la policía atacaba. Es un símbolo impensado. Son generaciones que se expresan de otra manera, que desconfían de los poderosos en todas sus formas, y de los partidos políticos, por todo lo que han vivido. Esto ha sido muy lindo.

Por otra parte, está la apuesta del feminismo, que es muy transversal, está en todas las organizaciones. Es una ola que va permeando las movilizaciones, visibiliza lo que sabíamos. La violencia contra las mujeres en Chile es enorme; es violencia sexual, laboral, doméstica, es la opresión contra la mujer. Y en las movilizaciones de octubre en adelante, las mujeres del sector de la cultura y las artes comienzan a tener una creatividad impresionante, en las marchas se organizaban espontáneamente, formando improvisadas bandas, por ejemplo  e incluso llegaban a las asambleas de los territorios. En el barrio donde vivo tenemos una asamblea autoconvocada, una vez  teníamos un acto político cultural y uno de los asambleístas nos presentó  un grupo fabuloso con el que se había conectado a través de su hijo, músico, y ellos comenzaron a interpretar canciones de una forma muy profesional, con gran calidad artistica. Como no los conocíamos de antes les preguntamos ¿Cómo se llama esta formación, esta banda? y nos dijeron “No tenemos nombre, nos conocimos ayer”. Se vive un espíritu de solidaridad, de pueblo, que se había perdido.

Cuando me preguntaban ustedes al principio qué hemos ganado hasta ahora (porque claro, ninguna de nuestras demandas han sido respondidas y estamos cada día peor en cuanto a la pérdida de derechos), yo decía: hemos ganado el espíritu de pueblo. Nadie hablaba de pueblo antes, se hablaba de ciudadanos, de personas, había palabras vetadas y olvidadas. Hoy día nos reconocemos como pueblo. Hay diversidad, están las disidencias sexuales, todos ellas, elles se incorporan también en este movimiento.

Respecto de lo que decías sobre la memoria, pienso que lo que queda es la ética de Allende, el compañero Presidente,  que fue un hombre que nunca n se rindió e hizo lo que tenía que hacer, de acuerdo a su promesa ante el pueblo,  entonces eso es tremendamente valorado en contraste con los políticos de hoy que no tienen honor ni palabra. La única bandera o símbolo que tú puedes ver en las movilizaciones de estos tiempos es la bandera mapuche, por una parte reconociendo que somos pueblos todos en lucha, ellos reprimidos en el campo, en sus comunidades y nosotras y nosotros viviendo una similar ferocidad y criminalización en las ciudades. La figura de Allende y la bandera mapuche podían convivir perfectamente en las marchas, sin ninguna otra. Esa es la memoria recuperada. Y también eso se percibe en la cultura, porque toda la lucha de resistencia antidictatorial  de alguna manera nueva es rescatada por el arte cuando vuelven a entonarse las canciones de esos tiempos, cuando millones de voces cantan El Derecho de Vivir en Paz o El Pueblo Unido, o Pateando Piedras.  El arte tiene un rol tan importante porque transmite, sintetiza el sentir. Era importante revivir todo por medio de la música. Para mí fue muy hermoso ver como las y los jóvenes de hoy podían reconocerse en ciertas canciones, porque hablan de la lucha del pueblo, más allá de lo que nos quieran imponer.

¿Qué quiere ser la sociedad chilena hoy? Si pudieras hacer un resumen de todo, ¿Qué seria?

Queremos ser plurinacionales. Queremos descolonizarnos. Estamos viviendo colonizados aún: a los pueblos originarios no se los reconocen sus derechos, tienen que recuperar su autonomía, recuperar territorio, cultura, etc. Entonces, este es un punto de partida.

Creo que quedó nítido también que no queremos un Estado subsidiario. Queremos tener derechos y que los derechos se garanticen constitucionalmente, pero también con una gestión distinta porque tampoco confiamos en el Estado. Una gestión más comunitaria, por ejemplo, en el tema del agua. Creo que hay un gran reconocimiento de la crisis ecológica en que estamos, percibido por mucha gente, más allá del movimiento ecologista o ambientalista, más allá de los que estamos en esta vereda de lucha por años: la desprivatización del agua es parte de las demandas más sentidas por los movilizados. Entonces, lo que queremos incorporar allí es mirar este derecho humano al agua no de forma aislada respecto de los derechos de la naturaleza: porque es también el propio derecho que tiene el agua en si a existir.

Estamos tratando de incorporar estos temas en las distintas agendas de discusiones constitucionales, plantear que haya una gestión comunitaria del agua, una gestión por cuencas por los territorios que asegure, por lo tanto, el derecho humano al agua, y también los derecho de la naturaleza toda, de las semillas, de los ecosistemas, de los glaciares, de todo aquello que no podemos seguir mirando como un recurso, y aprender a mirarlo como parte de nuestro ser. Porque somos parte de la naturaleza. Hay que abandonar esta constitución antropocéntrica para reemplazarla por una más biocéntrica. El agua como derecho humano está presente y cuando se dé esta discusión, vamos a estar allí tratando de que se avance un poquito más allá. Con el tema de las semillas es lo mismo y de los bienes naturales, que lo sean efectivamente, que dejen de ser una mercancía.

También están los temas muy sentidos como la educación, el derecho a la salud, de la previsión; son temas urgentes de abordar. Por ejemplo, en el tema previsional, la gente adulta mayor está viviendo, la gran mayoría, con pensiones que son menores que el sueldo mínimo… Están sobreviviendo. Están dependiendo de otros, viviendo como allegados, en casas de  hijos, o de alguien. Y es grave el tema de la educación. Los jóvenes, para educarse, se endeudan por tres décadas porque tienen que pagar toda la universidad. Entonces, son cuestiones insostenibles. Y la demanda por salud también, esto quedó aún más en evidencia ahora con la pandemia. Los fallecidos por el COVID son, en su mayoría, de las comunas más pobres; estas muertes no ocurrieron en las tres comunas ricas que votaron al rechazo, pero están en todas las otras comunas del país que tienen una situación de salud totalmente precaria.

Se ve también la relación que hay entre estas mismas carencias que tenemos con los Tratados de Libre Comercio que dan enorme garantía a los inversores extranjeros a costa de depredar muchos territorios. Entonces, No al TPP11 es una demanda que nosotros levantamos antes como Chile Mejor Sin TLC junto a algunos movimientos sociales y organizaciones socioambientales que nos apoyaban. Con ellos hicimos un plebiscito ciudadano en julio de 2019, antes de la revuelta, donde ganó el No al TPP11.  Desde octubre en adelante, cuando hubo esta convergencia de demandas, esta conversación entre pueblos, este sentirse uno con los otros, otras, otres; el “No Al TPP11” se escribió en las murallas y se hizo un grito anónimo y colectivo, o sea, permeó las conciencias. Hoy ves las personas con los carteles en contra del acuerdo,  que no tienen una relación orgánica con Chile Mejor sin TLC. Es una demanda que efectivamente fue recogida por el pueblo porque se entiende que todo es parte del mismo paquete, de este modelo pinochetista que no hemos podido zafar en estos treinta años, así que hay que buscar la forma de que podamos desbordar o romper, o sitiar todas estas barreras que nos pusieron para que no logremos justamente incorporar estos puntos en la nueva constitución.

Comunidad Ecológica de Peñalolén

La represión es muy fuerte. Y vemos desde afuera cosas que movilizan mucho: la brutalidad, como siguen con la misma forma de reprimir… Tal vez esto sea una continuidad de la época de la dictadura. ¿Va a cambiar algo en este nuevo escenario respecto de la represión? 

Cuando yo te decía que esto lo ganamos, lo ganamos con un costo terrible. Un costo de vidas, de mutilados y mutiladas, mujeres violadas, sometidas a violencia político-sexual y los y las  presos políticos que aún están en las cárceles. Por parte del gobierno, inventaron  un relato en el cual la protesta era dirigida por una brigada cubana y venezolana que venía a desatar el caos, que eran los responsables de la destrucción del metro, y después cambiaron el discurso y dijeron que nunca habían dicho esto. Dijeron que estábamos en guerra y que los invasores eran cubanos y venezolanos y los demás que estábamos en la calle.

Hace algunos días,  hubo un juicio en el que  un padre y su sobrino fueron acusados de ser autores de un incendio en el metro. Esto es tremendamente importante. Ellos estuvieron un año presos sin juicio por la llamada “prisión preventiva” que en el fondo es una forma de tortura porque no se debe mantener preventivamente preso a alguien por un año completo,  y más aún en pandemia.. En la cárcel también hay Covid, hay contagios y las y los presos de la revuelta están sometidos a ese riesgo. . Entonces, la represión ha sido, efectivamente muy violenta, muy fuerte. Estos episodios mencionados en ese juicio, se refieren  a incendios simultáneos de estaciones del metro  y  realmente son muy sospechosos porque fue una acción coordinada. Pero creemos que no había ningún grupo de gente del pueblo actuando de esa forma; ningún grupo del tipo comando porque se necesita una preparación extraordinaria y al mismo tiempo debiera ser un grupo muy numeroso para que se pudiera ejercer una acción de este tipo. Entonces hay una sospecha general, sobre todo porque hasta ahora no hay ninguna explicación de esos hechos y ha pasado más de un año. Tenemos la sospecha de que son organizaciones armadas, tenemos fuerzas armadas que perfectamente pueden hacer acciones de falsa bandera, equipo de inteligencia, paramilitares, o los mismos militares, los carabineros, porque tienen la experiencia anterior.

Y digo esto de posibles acciones de ese tipo porque en todas las décadas de la llamada transición a la democracia,  no hubo ninguna ruptura en términos de educación, respecto de cómo eran las fuerzas armadas y militares ayer y hoy. Se sigue yendo a las escuelas de formación en Estados Unidos y se sigue con los manuales de contrainsurgencia; por ello Piñera se pone a hablar del enemigo, de que estamos en guerra. Hablan de un enemigo interno, o sea, nos tratan como enemigo interno en la calle. Con armas de guerra, disparan a las piernas, a los ojos, a la boca, a la cabeza. Los agentes del Estado actúan omo se hace en una guerra, al enemigo hay que aniquilarlo. Entonces, no ha habido un cambio en ello. Y efectivamente todo indica que es necesario disolver y reformular la policía y las fuerzas armadas y  los carabineros, sobre todo, es necesario cambiar los principios de formación y de organización y esa nueva estructura tiene que ser estudiada por gente externa, no puede ser por los mismos, y esa es una propuesta del gobierno, autorestructurarse. Las fuerzas armadas tienen un carácter sumamente clasista porque hay una escuela para oficiales y otra para el resto. Entonces,  es que muy claro que antes del plebiscito del pasado 25 de octubre, el punto de reunión de la gente que votó por el rechazo a la propuesta de escribir una nueva constituci, era la escuela militar, a las afueras de la Escuela Militar, que es donde se forman los oficiales. . Nítidamente los partidarios del “Rechazo hacer una nueva Constitución”  están representados por ellos y claramente, para ellos, nosotros somos los enemigos.

Dentro de esta creatividad, dentro de esta diversidad, yo pienso que, de verdad, es imposible que nos puedan amordazar a todos, que no logremos permear esta constituyente. Lo más probable en términos fríos, dadas las trampas impuestas a la conformación de listas de independientes, es que la mayoría de los convencionales sea  de ellos, los partidarios de seguir amarrados al neoliberalismo. Pero si es solamente gente de ellos, ¿para qué se quiere esta convención? No se va a poder sancionar esta convención. La mayor parte de la gente que fue a votar el 25 de octubre no sabía la letra chica, o sea cómo iba a ser  elegida la convención. Creían que íbamos a poder ir libremente a elegir personas comunes como las que participamos  en las  asambleas territoriales autoconvocadas tras la protesta, o como los líderes de los movimientos sociales,  como “NO Más AFP” o de la salud o de los profesores, que también jugaron un rol muy importante, los maestros. Queremos la autorepresentación de la gente común y corriente, esta gente que se volcó; esta gente que te hablo yo: ¡pueblo!, no organizados en partidos, sino los que estaban en la calle, que se sintieron confiados de ir  a la Plaza porque ahora somos más. Como lo decimos las feministas: todas nos dimos cuenta que somos más; entonces, salimos a la calle. Salieron también los que nunca habían salido, y ellos no tenían ni idea de toda esta parte de las reglas tramposas que nos pusieron para elegir a los constituyentes, pero efectivamente tampoco van a aguantar sentirse traicionados, sentirse nuevamente que estas tres comunas que votaron en contra, estos 20%, van a ser los que hagan la constitución. 

¿Desde lo personal, qué nos podrías compartir de todo este proceso? 

Yo fui del MIR, estuve en Chile dando la lucha y la resistencia junto a todos los que nos sentíamos convocados a ello. En el principio éramos pocos, por el temor. Los primeros años fueron muy duros… Siempre lo fueron, pero los primeros años fueron tan duros que salías a la calle y no sabias si ibas a volver, muy parecido a lo que ocurrió en la Argentina. Y mi compañero, que también era periodista, fue asesinado en la puerta de la casa. Pero yo me negué a salir del país entonces, porque comprendí que esta era una razón más para continuar. Esto ocurrió en el año 77, pero ya en el año 86 nuestra organización había sido muy golpeada, estaba muy debilitada y hubo una represión selectiva muy grande después del intento de ajusticiamiento de Pinochet por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. 

Tuve que salir del país ese año, porque no podía permanecer en ningún lugar sin que me detuvieran y además tenía una hija de mi compañero, una chica. Ella estaba en este momento cursando la básica. Y entonces nos fuimos a Argentina clandestinamente, no pedí asilo ni nada porque siempre pensé volver pronto. Pensé: ¿Cómo no nos vamos a arreglar? Vamos a tener que fortalecer la lucha.


Lucía y su hija Eva María durante su exilio en Argentina

Sin embargo no pude retornar hasta después que asumió Aylwin en el primer gobierno de la transición. Y mi hija estudió toda la secundaria en Moreno. Entonces tengo lazos muy importantes con Argentina, aprendí mucho allá. Fue una experiencia que valoro de manera muy especial. Y al final, el plebiscito  del Si o el NO del año 1989 en Chile, nos tocó vivirlo en Argentina y era difícil captar qué pasaba realmente, pero más adelante se confirmó que era una trampa . Había un acuerdo secreto por atrás, no tocar la constitución de Pinochet, entre otras cosas. No podía ser que hubieran permitido que ganara el No. Pero bueno, la gente ya estaba cansada, eran muchos años de represión. 

Por mi parte no me desdigo  de nada de mi vida militante, de lo hecho y de lo combatido y sí agradezco a la vida por haber llegado a esta otra fase y ver que el pueblo en que siempre creí, se levanta de nuevo. 


*Acá puedes encontrar la primera parte de la entrevista a Lucía Sepúlveda Ruiz