La Cocina que se Escucha: cocinar historias para rescatar sentidos

“Ahora…
El gusano de la hoja,
Gusano tejedor…
¿Quién lo puede ver?
Hace el bordado en la noche tranquila,
Duerme durante el día en el ojo de la planta”
*Cora Coralina
Por Vanessa Dourado
Conformado por artistas de la Ciudad de Córdoba, en la región argentina conocida como Sierras Chicas, el Colectivo DUDÁ presentó en Buenos Aires la muestra La Cocina que se Escucha. El pasado octubre, Pablo Ramos, Silvia Vera Barros, Gabriela Sol Morales, Nehemias Figueroa, Pablo Foglia, Marcela Llanos, Verónica Urbani, Pablo Garcia, Adrian Bertol, Maria Furnari, Natalia Napoli y Suyaj Gómez trajeron al Museo del Hambre su trabajo que mezcla literatura, artes plásticas, visuales y sonoras.

La cocina como territorio donde se come, pero sobre todo, donde se vive, escucha, comparte y se siente. En definitiva, un lugar donde se existe más allá de lo predeterminado —o a pesar de ello—. Este lugar de re-existencia, de conexiones y de deseos vitales tiene que ver con lo que se come, en sentido concreto y subjetivo, sin embargo también con los rituales que dan al acto de preparar y comer alimentos un sentido más amplio que el de atiborrarse, rápido e indiscriminadamente, para obtener las condiciones que permitan reproducir la fuerza de trabajo o para mantener una forma de hedonismo gastronómico capitalista que transforma el hecho de “comer bien” en una experiencia reservada a las cartas con el sello de “alta cocina”.

La Cocina que se Escucha interpela desde de lo micro, particular y comunero. Una invitación a escuchar los procesos que involucran el cuerpo que come y que da de comer, que es parte de un mismo ritual sensorial, ancestral y sensible. Los tiempos, como el actual, donde se transforma la semilla y la tierra y que remonta sentidos en el hacer cotidiano que es territorio de lucha, historias políticas, poesía, soledad y estallido.
El explotar frente a la aceleración de este tiempo, “La presión de una olla que puede explotar a cualquier momento, pero que también puede concentrar sabores”, este cocinar de historias que permite conectarse con una y con el otro es el punto de inicio del proceso de creación de esta cocina que tiene por objetivo reconectar memorias y reconciliar afectos. El escuchar como forma de reaprender a mirar y a sentir y, luego, saberse semilla que se reproduce para alimentar a la vida.

Recuerdos de sonidos aparentemente ajenos, una propaganda en la radio mientras el cuchillo hace música en la tabla al atravesar el cuerpo de una cebolla, los sonidos del hogar que solo pueden ser percibidos por quienes viven allí. Sin embargo, también los silencios, los sonidos de los silencios que no se pueden escuchar, el sonido del hambre y de la indiferencia frente a ella.
Recuerdos de momentos, la última comida antes de la partida, la noticia inesperada recibida durante la cena, la mezcla rara de comidas de otros sitios que hace sonar la sonrisa y el espanto. El sonido de la ausencia sobre la mesa de quienes ya no pueden compartir la comida con un familiar que fue desaparecido por el terrorismo de Estado.

La cocina que se Escucha propone una transición de las formas desarraigadas —forzadas por imposición de un sistema que obliga al individualismo y al inmediatismo— hacia la re-construcción de nuevos y antiguos rituales para preparar en esta gran olla comunitaria la libertad que queremos experimentar y ser.
El colectivo DUDÁ está disponible para presentación de la muestra La Cocina que se Escucha en toda la Argentina y también en el exterior.
Informaciones:
Contacto: María Furnari
FB: https://www.facebook.com/maria.d.furnari
E-mail: kalmakarmaunquillo@gmail.com
Website: https://silverabarros.wixsite.com/cocina
*Traducción libre de fragmento del original en portugués “Poema do Milho” (Poema del Maíz) – Cora Coralina, Goiás – Brasil, 1965.