TODXS SOMOS ZURDXS DE M1E4DA
Demian G. Gomenzoro
Compatriota argentino/a, nacido/a o por adopción, habitante de este suelo, ciudadano, ciudadana: tengo que informarle que, según la nueva visión política oficial, por estadística, es muy probable que sea usted un zurdo o una zurda de mierda. Como podrá intuir, debido a la última palabra de dicha definición, no es algo bueno o, al menos, así pareciera entenderlo el excelentísimo presidente de la nación, el señor Javier Milei. Y también su “par” de EE.UU. y otros ultraderechistas aspirantes al cargo en países hermanos.
Probablemente usted no se auto perciba dentro de ese colectivo (otra mala palabra en los tiempos que corren: “colectivo” y todo término que refiere a determinado conjunto de personas, excepto, claro está, que refiera a “libertarios” o “empresarios”, pero bueno, no nos distraigamos…). Probablemente la palabra “zurdo” le aluda a usted, con toda razón, a la ideología marxista, de la que quizás usted se considere a salvo pero déjeme advertirle que la definición de Milei es un poco más amplia. Por ejemplo: si usted cree que el individualismo no es en sí mismo un valor, o incluso si lo considera peligroso para constituir los valores de una sociedad, en ese caso es usted un zurdo-de-mierda.
O si, por ejemplo, no condena usted el keynesianismo económico, por considerar que el capitalismo debe ser regulado por los sujetos políticos, elegidos por el voto popular, y no cree apto al mercado para autorregularse; entonces no le dé más vueltas, es usted tan zurdo o zurda para este gobierno como quien ve en el capitalismo un enemigo natural del ser humano. Tal vez haya usted adherido o adhiera a las políticas del kirchnerismo, ya sea por cercanía a las ideas de Keynes o por la experiencia nacional encabezada por Perón y Evita y el movimiento popular más importante de nuestra historia. En cualquiera de estos casos, no se desgaste en discutirlo: su idea soberanista de lo nacional y de un sistema mixto interventor son, para Milei, tan aberrantes como los de la Comuna de París o la Revolución Rusa. A menos que Guillermo Moreno sea hoy su representante, su peronismo es clasificable dentro de esa izquierda que tanto odia, y acaso teme, el presidente de la nación.
Aunque es también probable que, quien esté leyendo este texto, ya no vote o jamás haya votado al peronismo (al menos con convicción), por considerarlo demasiado parecido a la forma clásica de hacer política y asociar a sus dirigentes populares a lujosas formas de vida que contradicen su discurso. Tal vez no crea usted que los políticos millonarios puedan ser parte de la solución sino del problema. Déjeme decirle, entonces, que usted cree en la redistribución de las riquezas, que hay cierta conciencia de clase en su pensar político y que querría usted cambiar el sistema de representación ciudadana como se la entiende actualmente, eso que en la izquierda clásica se llamó siempre “democracia burguesa”. Pues sí, así de zurdas son sus ideas, incluso si esa razón lo llevó a votar por LLA (La Libertad Avanza), creyéndole al candidato Milei que arengaba teoricamente contra la casta, algo desmentido inmediatamente en los hechos posteriores por el presidente Milei.
Tal vez sea usted autonomista y no votó por nadie, ni peronismo, ni izquierda y mucho menos por LLA. No hace falta entonces que le explique cuán zurdo o zurda es usted, se pare donde se quiera parar, y por muy responsable que considere a la vieja política de la situación actual o lo lejos que usted se sienta de los demás partidos y fuerzas políticas del campo popular. Usted está en la misma bolsa de zurdos contra la que el gobierno actual pregona y acaso en la misma lista.
Quizás usted no se reconozca zurdo por no ser progresista o woke (o cualquier estigmatizador actual) ya que probablemente no hable con la E, ni considere suya la lucha del movimiento LGTBQ+, con independencia de la propia identidad de género o la orientación sexual que usted tenga. Es más, quizas no tenga usted una posición formada en torno al aborto, o al matrimonio igualitario, sin necesariamente estar en contra de ninguno. Tal vez incluso esté usted de acuerdo con la existencia de leyes de inclusión y también con el feminismo en general, pero los discursos que surgieron en los últimos años no terminan de representarlo.
Si ese es el caso, déjame aclararle que no piensa usted lo mismo que el presidente o su querido amigo Elon Musk (cito: “uno de los mejores seres humanos de la historia”) quien prefiere referirse a su “hijo muerto” “producto de un virus woke” antes que reconocer la identidad de género que hoy tiene dicha persona; Vivian Jenna Wilson —que con menos de veinte años de edad renunció a una de las fortunas más grande del mundo por defender su decisión—. Estimado lector o lectora de este texto, si no piensa usted que cualquier orientación no heterosexual es una abominación, ni descree del derecho a portar el nombre segun la identidad con la cual un individuo se autopercibe, entonces usted no piensa igual que Milei, Trump o Bolsonaro. Pero no se preocupe. No es un virus lo que tiene dentro suyo sino humanidad. Y si se niega a quitársela (es decir, a deshumanizar) a otra persona, por razones de género u orientación sexual —es decir por trans/homofobía— es usted igual que yo a los ojos de la nueva fiebre ultraderechista mundial: UN/A ZURDO/A DE MIERDA. La diferencia está en si va a levantar la voz o a permanecer en silencio. Nada más. NADA MENOS.