Coalición de gobierno en Israel, la ingeniería de la impunidad y anexión

Paula Cortes
Ya en 1955 el por entonces Ramatcal,Comandante en jefe de las FDI (Ejército Israelí), Moshé Dayán sintetizaba lo que ha venido siendo la constante estratégica de la política en Israel: “El acuerdo de seguridad solo nos dejará maniatados y nos arrebatará la libertad de actuación que necesitamos en los años venideros. Las acciones de represalia que no podríamos llevar a cabo si estuviéramos atados a un acuerdo de seguridad son la savia vital (…) Nos permiten mantener un elevado nivel de tensión entre nuestra población y en el ejército. Sin estas acciones, habríamos dejado de ser un pueblo combativo, y sin la disciplina de un pueblo combativo, estamos perdidos”.
La interpretación de esta frase, hecha por Livia Rokach y basada en su amplio conocimiento personal del personaje, es profundamente esclarecedora: “Este Estado no tiene ninguna obligación internacional (…) debe entender que la espada es el principal, cuando no el único, instrumento con el que mantener la moral alta y conservar la tensión moral. Para este fin puede, no, debe inventar los peligros y para hacerlo debe adoptar el método de la provocación y la venganza (…)”
Tras tres elecciones legislativas sin haber logrado un resultado exitoso el primer ministro Benjamín Netanyahu, jefe del Likud y quien lleva gobernando desde el 2009, viéndose en la imposibilidad de conseguir los 61 votos necesarios para formar gobierno aceptó firmar el pasado lunes con Benny Gantz, quien ejerce provisionalmente como presidente del Kneset (Parlamento), un acuerdo de gobierno de coalición que elude la posibilidad de una cuarta convocatoria electoral.“Hemos evitado una cuarta elección, vamos a proteger la democracia y a combatir al virus para cuidar de todos los ciudadanos”, declaró Gantz, líder del Partido Azul y Blanco, en alusión a los colores de la bandera de Israel.
Benny Gantz quien fue jefe del Ejército durante la operación “Margen Protector”, masacre perpetrada por las fuerzas de ocupación en Gaza en el 2014 con el escalofriante saldo de 2251 personas palestinas asesinadas y más de 11.000 heridas según fuentes oficiales de la ONU, renegó de sus propios dichos de nunca pactar con el actual Primer Ministro, debido a los cargos de corrupción que pesan sobre él. Se suma una nueva concesión por parte de Gantz en lo relativo a la anexión de cerca de la tercera parte de Cisjordania, que incluye el Valle del Jordán y los asentamientos de las colonias ilegales, según el plan diseñado por Donald Trump en su mal llamado “ Acuerdo del Siglo”.
Justamente, la intención del gobierno de coalición es la rápida anexión de los territorios palestinos mientras Trump esté en el gobierno, ya que no están seguros qué va a suceder en noviembre, fecha en que los EEUU tendrán su proceso electoral. Otra garantía excepcional que se le concede al Primer Ministro, en las cláusulas de coalición, es la de vetar el nombramiento de altos cargos de la justicia, entre ellos el de Fiscal General. Con el proceso en su contra por tres casos de corrupción, que debe comenzar el 24 de mayo, Netanyahu ha proyectado su permanencia en el poder diseñando un calendario que le permita, de ser elegido por la Kneset como nuevo jefe del Estado, disponer así de un mandato presidencial de siete años -renovable- con inmunidad plena ante la justicia.
Mientras la pandemia por el COVID-19 sucede como telón de fondo, en declaraciones a Haaretz Benjamín Netanyahu amenaza con la posibilidad de que se desate una guerra civil: si a él no se le permite gobernar; al igual que lo hiciera Moshé Dayán hace 65 años, Bibi mantiene un elevado nivel de tensión entre la población, inventando peligros con el único fin de mantenerse en el poder y llevar adelante sus políticas de colonización de asentamientos en Palestina, conformando el primer gobierno que tiene la anexión entre sus cláusulas de coalición. Resta saber si los palestinos cuentan como única arma una posible demanda llevando a Israel ante la Corte Penal Internacional.