El mapa del fascismo gobernando el mundo

Flor Niti y Guillermo Martinez
En noviembre de 2016, días previos a las elecciones en los EE.UU. el filósofo esloveno, Slavoj Žižek publicó un artículo donde respondía a las críticas recibidas de sectores de las izquierdas sobre su posición de conveniencia de un triunfo de Donald Trump en la elección de la democracia semi directa de los EE.UU. En esta misiva Žižek expresaba, “Si, hay un gran peligro en la victoria de Trump, pero la izquierda se movilizará solo a través ese tipo de amenaza de catástrofe” y en otro pasaje de la misma continuaba; “Aunque la batalla parezca perdida para Trump, su victoria habría generado una situación política totalmente nueva con posibilidades para una izquierda más radical”.
Luego de más de dos años del mandato de Trump las izquierdas no se han radicalizado, la única fuerza de movilización contundente contra Trump y el fascismo ha sido el gran movimiento de mujeres. Asimismo, el triunfo del mediático estadounidense permitió que parte del electorado mundial deje de temer a las extremas derechas, con el consiguiente incremento del techo de votos en los últimos 50 años, un ejemplo de esto es Jair Bolsonaro en Brasil.
Resulta complejo definir de forma lineal los gobiernos territoriales occidentales que se autodefinen como democracias. Para caracterizar las diferentes autoridades mundiales, se podría tomar como referencia al filósofo Umberto Eco quien escribió una columna para The New York Review of Books, en el año 1995, donde proponía 14 características del fascismo;
Culto de la tradición.
Rechazo del modernismo.
Culto de la acción por la acción. Rechazo a la reflexión.
Rechazo del pensamiento crítico. El espíritu crítico opera distinciones, y distinguir es señal de modernidad. Para el Neofascismo, el desacuerdo es traición.
Miedo a la diferencia. El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos. El Neofascismo es, pues, racista por definición.
Llamamiento a las clases medias frustradas.
Nacionalismo y xenofobia.
Envidia y miedo al “enemigo”.
Principio de guerra permanente.
Elitismo.
Heroísmo, culto a la muerte.
Transferencia de la voluntad de poder a cuestiones sexuales.
Populismo cualitativo.
Neolengua.
Según esta definición de Eco, actualmente muchos de los territorios se encuentran gobernados por extremas derechas en todo el mundo:
América | Población en millones | |
Brasil | 208 | |
Colombia | 45 | |
EE.UU. | 325 | |
Asia | ||
Filipinas | 102 | |
Israel | 9 | |
Turquía | 81 | |
Europa | ||
Austria | 9 | |
Bulgaria | 7 | |
Hungría | 10 | |
Italia | 61 | |
Polonia | 39 |
La población total de los gobiernos elegidos por estos territorios representa 896 millones de personas. No obstante, no todos los partidos de extrema derecha son aliados, ya que al ser nacionalistas tienen intereses propios que se cruzan. Hay varios ejemplos de esto, como puede ser entre Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí y Recep Erdogan de Turquía. Asimismo, fue muy nítida la diferencia durante la gira europea de 2018 de Steve Bannon, mentor del triunfo electoral de Donald Trump, con Marine Le Pen. Sobre esta gira Le Pen expresó “Bannon no vendrá a decirnos lo que debemos hacer”.
A pesar de sus diferencias, los listados gobiernos tienen varias de las características expresadas por Eco; el denominador común entre ellos es un discurso poco sofisticado y violento contra las minorías, el retorno de valores familiares tradicionales, el militarismo, el cuestionamiento a la libertad de prensa, discursos contra el cuidado del medio ambiente y las presiones a la justicia.
Libertad, Orden y Progreso
A pesar de tener las actuales extremas derechas en el poder estatal, estos territorios en su lema guardan formas de una profunda rigidez social. En el caso de Brasil y Colombia los gobiernos que han sido elegidos en los últimos meses, tienen una retórica de persecución a las minorías, profundizando la militarización y dando mayor poder a las fuerzas represivas del estado, con las consecuencias de un incremento de asesinatos de las poblaciones oprimidas. Los gobiernos previos fueron quienes iniciaron este proceso militarista. Otra característica entre los gobiernos de extrema derecha; las políticas previas de otros partidos propiciaron su crecimiento.
Algo similar sucede en el Reino de España con Pablo Casado, líder del Partido Popular (PP), quién declaró días atrás sobre el partido fascista VOX y sus propuestas: “es una copia, el original es el PP”. En los EE.UU. el record histórico de deportaciones contra migrantes fue en el gobierno de Barak Obama, en el caso de Brasil, hubo un golpe institucional. En Europa, algunas propuestas de las izquierdas se asemejan a las extremas derechas, y es dificultoso poder discernir entre ellas; según un sondeo realizado en las protestas de chalecos amarillos en Francia, el 40% apoya la extrema derecha de Marine Le Pen y el 20% apoya a Jean-Luc Mélenchon de las izquierdas. Asimismo, la reunión de líderes de este movimiento con parte del gobierno italiano despeja dudas sobre la intención de alianzas de un sector de estas protestas.
La responsabilidad individual
En muchas de las características, las definiciones de Eco pierden potencia en la actualidad. El supremacismo ya sea blanco, masculino o religioso-cultural es eje fundamental de los actuales fascismos. Asimismo, la responsabilidad de las personas en las prácticas diarias microfascistas dan cimientos a la construcción cultural de ideas supremacistas y opresión contra las minorías. Algunos ejemplos de esto son: el concepto de DD.HH. si solo se tiene en cuenta que personas son humanas o plausibles de derechos, como puede ser tener una mirada punitivista o sostener sistemas de encierro; sostener la meritocracia; el adoctrinamiento político-partidario; no reconocer los privilegios; decidir sobre el cuerpo de otra persona intentando legislarlo; un sistema económico de exclusión así como la creencia de la legalidad de un territorio a partir del patriotismo rechazando la autodeterminación de los pueblos.