Vanessa Dourado

Toda esta sangre en el monte es una mirada, un existir conjunto en un espacio lleno de sentido en un territorio de lugar-tenientes –actores de su propia historia–. Desde los ojos de Martín Céspedes, las violencias vividas por los miembros del MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero) es el eje central del documental que des-romantiza la vida y la lucha campesina, para luego desvelar la belleza cruda que aparece de a poco; tímida, sencilla, potente.

La dramatización de las primeras escenas invita a compartir un duelo; el dolor colectivo desde adentro de una comunidad que llora la muerte de uno de los suyos, asesinado por manos terratenientes y encubierto por las autoridades guardianas de la ley.

Sin embargo, lo que pareciera demostrar una fragilidad, sigue en una secuencia de imágenes de la vida cotidiana de campesinos y campesinas. Las tareas van desde buscar agua en un pozo distante; abatir animales; sembrar la tierra; extraer miel de colmenas en los arboles; ordeñar cabras hasta organizar la resistencia.

“Las abejas sólo están defendiendo a su territorio”, dice uno de los campesinos al encontrarse con la reacción de los insectos a su investida contra su colmena. Tal vez, así como las abejas, una conversación entre miembros de la comunidad muestra el mismo incomodo. Una crítica a quienes hacen del territorio y de la vida campesina una experiencia antropológica, y después hablan de una “sustentabilidad” con rasgos urbano-burgueses. La ética del cuidado puesta en la reproducción de la vida en todas sus expresiones es incomprensible a quienes ven como violento o bárbaro el sacrificio de los animales para la alimentación. Si por un lado parece violento, por  otro demuestra la ignorancia puesta del otro lado de la pantalla.

La resistencia de estos cuerpos a la deshumanización luego del armado –casi teatral– del tribunal que absolvió al empresario sojero por el asesinato de Cristian Ferreyra, es contundente y afectiva. Frente la indiferencia de la jueza y demás participantes del fallo y del fuerte aparato policial, los gritos de la madre y la contención de comunidad, el cariño y el abrazo compañero. Pero también la respuesta “Ustedes son todos hijos de campesinos”, dice un campesino a los agentes de la policía,  responsables por garantizar la seguridad.

La película termina con ojos y cuerpo de mujer, con una denuncia que traduce el sentimiento colectivo “resistir es ponerse en riesgo”. Salimos de la sala como el perro de una de las escenas que presencia el abatimiento de un cabrito: con la cara ensangrentada. Pero seguramente mucho más perturbadxs por no ser este perro y solo de lejos ver escoger Toda esta sangre en el monte.

 

Local y funciones:
Cine Gaumont
Dos funciones diarias, hasta el miércoles 22 de agosto, a las 13:30 y 19hs.