En un espacio-tiempo, aquí y ahora, pensar el alimento como forma de re-existencia en un territorio de sensaciones, emociones y reconocimientos. Así, la cocinera y artista María Furnari nos invita a navegar por este texto que tendrá tres entregas y que promete llevar la persona lectora a un mundo bonito dentro del mundo de incertidumbres que nos toca vivir todes juntes, aunque distantes.

Cocinando-Nos (PARTE I de III)

Por María Furnari

Es de noche. La cuarentena está siendo larga y yo giro por mi teclado, queriendo esclarecer con palabras un murmullo cotidiano. Suena el celu, un mensaje de mi amigo Charly. Todo comienza así:

Charly: como pinta la noche?

María: Acá con ganas de comer algo, se me paso el horario y no cené. Bien, con perro y gato cerca mío y pensando que lo que escribí no sirve para nada, ja! Vos? Tengo un vino rico y una porción de torta de chocolate.

Charly: Que es lo escribiste?

María: Algo que habla por qué razón comemos en pandemia, por qué lo que nos preocupa y ocupa es comer, más allá de lo lógico, que tiene que ver con una supervivencia.

Charly: Nosotros comemos más austeros, no es una regla.

María: No, no es una regla. Por todos lados existen memes y gente que sale cocinando o gente que dice que engordó, como si engordar fuera otra pandemia. El cuerpo, Vió? Es algo que tiene que ver con la incertidumbre y el deseo.

Charly: Creo que lo que pasa es que las otras dimensiones del vivir están suspendidas y estamos empujados a atender nuestra supervivencia, lo que regresa a la vida a sus aspectos básicos. El cuerpo esta atacado. La idea más básica es que sobrevivís si comes. El cuerpo desnudo y su funcionamiento. Y ese cuerpo nos pertenece a medias.

María: Si, es así, el cuerpo de alguna manera, también le pertenece al estado. También pienso en la búsqueda de un lugar común, un lugar que nos traiga un cotidiano, ya que tenemos fisurado ese cotidiano que conocíamos y estamos más frágiles que antes.

Charly: El cuerpo puede ser un peligro para otros, solo porque ocupa una posición en el territorio. Los movimientos del cuerpo, son responsabilidad del estado. En un estado de excepción. Si. Estamos atentos a que no nos falte el alimento. No queremos perder eso que hemos sido.

María: Si, algo así estoy escribiendo, los territorios y los movimientos, pero dentro de un lugar común, la cocina. Esto que me decís me abre algo importante.

Charly: Y, que nos hace quienes somos.

María: Así es buscamos eso que nos hace conocidos, que nos hace con otros.

Charly: Esa supervivencia es la primera que está amenazada. Aunque el peligro se pose sobre el cuerpo físico, lo primero que se siente amenazado es la persistencia de un cotidiano. Se dirige al cuerpo.

María: De hecho ya no existe en algunos casos ese cotidiano, la pandemia se posa en el cuerpo, entonces necesitamos alejarlo de ese lugar y se busca un lugar donde salvarlo, y ese lugar no está, en los millones de escritos filosóficos que andan dando vuelta, ni en saber si termina o no el capitalismo, y tampoco está en un hospital, ese sería el último lugar, en todo caso .Vamos al primer lugar, al alimento, a la cocina y todo lo que ella significa en este tiempo, esa carga infinita de subjetividades.

Charly: Comer es decir yo vivo. Pero decírselo a quién? A quién le hablamos. Cuando damos señales de vida a la vida?

María: Tal vez a uno mismo, a nuestra muerte, a nuestro deseo.

Charly: Cuando los largos viajes llegan a su fin, uno piensa en el hogar.

María: Es así, justo. Voy a usar esa frase… La puedo tomar? te quiero tanto!!!

Charly: y yoooo!!

Termino esta charla con mi amigo y creo que puedo comenzar a dar un sentido a mi murmullo. Me pregunto cuántas veces en este tiempo de cuarentena, hemos pasado por la cocina para preparar algo, llámese almuerzo, merienda o cena, como también antojo, placer, miedo, recuerdo, incertidumbre, desconfianza, ansiedad y tal vez deseo.

Pienso la cocina, como territorio de existencia y subsistencia.