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Agricultura, ciencia y poder: la ciencia al servicio del Capital

Por Vanessa Dourado 

El 4 de marzo se presenta el libro Agricultura, ciencia y poder, de la investigadora Carla Poth. La obra será lanzada en la Librería Interminable, a las 18:30 hs., y contará con la presencia de la autora quien brindará una charla sobre su proceso de investigación. 

El libro editado por la EdUNLU, que es resultado de la tesis de doctorado de Poth, trata de una temática que viene tomando cuerpo en los últimos 20 años en Argentina y en el mundo: el Modelo Biotecnológico Agrario (MBA). A pesar de que mucho se habla de la transformación en el proceso de producción agrícola, poco se sabe acerca de cómo esas nuevas tecnologías agrarias llegaron a lograr centralidad en el ámbito político y económico. 

El libro de Poth busca  develar ese proceso a través de un exhaustivo trabajo de investigación desde una perspectiva integral, que analiza las reformas, la reestructuración y la modificación de las dinámicas de producción agrarias y la producción de valor capitalista. 

Recordando a Aldous Huxley en su obra Un mundo feliz (1931), la investigadora pone en perspectiva las preocupaciones del autor sobre lo que vendría a ser un mundo guiado por la ciencia y la tecnología, y concentrado en las manos de una élite con el objetivo de controlar la sociedad. 

La reconstrucción histórica realizada por la autora, evidencia un proceso de producción- expropiación- apropiación de conocimiento que, en un determinado momento, se constituye como valor de mercado y es re-apropiado por el trabajo. Es decir, un momento en que la producción de conocimiento pasa a ser fundamental para el proceso de producción agraria.

A lo largo de la investigación, Carla detalla la conformación del CONABIA (Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria) y su vínculo con el Modelo Biotecnológico Agrario argentino, y cómo esa estructura institucionalizada genera las condiciones para el despliegue de políticas que responden a los grupos de interés relacionados a la producción de semillas genéticamente modificadas y el paquete tecnológico necesario para su implementación. Todo eso a través de la construcción de un ideario de ciencia y tecnología supuestamente neutral. 

Mediante entrevista a funcionarios de este organismo estatal y del análisis del proceso de formación de su equipo de trabajo, se observa la intencionalidad de la Comisión en crear una determinada concepción de ciencia, tecnología y biotecnología,de plasmar una percepción sesgada sobre los mercados alimentarios y de actuar políticamente en su favor. 

Remontando la época de la Revolución Verde, el estudio demuestra cómo el mecanismo de institucionalización de las tecnologías agrarias responde a una estrategia política para contener las revoluciones sociales de posguerra con el objetivo de pavimentar el camino para la acumulación de capitales en el mercado de futuros. 

A partir de ese marco, se observa una fuerte inversión en tecnologías, sobre todo en la producción de investigaciones para el mercado. Ese proceso, según la autora, hace que el proceso de investigación  científica genere valor, produciendo un conocimiento plausible de ser comprado y vendido. Esa mercantilización de la ciencia posibilita la consolidación de marcos jurídicos para la propiedad intelectual, que junto al secreto industrial generan las condiciones para la formación de monopolios.  

La construcción de una narrativa que separa la ciencia de los procesos socio-políticos es observada. La afirmación de que los riesgos que implica la producción agraria -a través del uso intensivo de agrotóxicos y de semillas genéticamente modificadas- denunciados por movimientos ambientales no tienen un marco científico que le los avale deslegitima la participación de la sociedad civil en las decisiones, y ésta queda desdeñada por ser considerada una mirada lega, presuntamente ajena la realidad concreta y carente de fundamentación científica.

El rol del Estado también es de alineamiento a la producción de lucro para los mercados sin los debidos estudios de impacto socio-ambiental y sin un análisis acerca de la dependencia que genera esa relación de subordinación a través del libre comercio. Además, a partir de la llegada de los gobiernos progresistas, también se observa la construcción de un discurso conciliador que busca apaciguar los movimientos en resistencia, sobre todo en los territorios afectados por las fumigaciones y por la destrucción de sus formas de vivir. 

Frente a esto, Carla plantea que la ciencia debe ser pensada en relación con la política y la economía desde una perspectiva emancipatoria que recupere la idea de trabajo como un proceso creativo de realización humana. Solo así se puede hacer frente al avance del capital sobre la vida humana y la naturaleza. 

 
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La re-existencia del pueblo palestino por los ojos de Verónica Raffaelli

Foto: Cheryl K.

Por Vanessa Dourado 

El 30 de septiembre, a las 19hs,  se inaugura la Muestra colectiva de arte por Palestina, organizada por la Embajada del Estado de Palestina en Argentina. La muestra contará con fotos de la fotoperiodista y fotógrafa documental, Verónica Raffaelli

Verónica es activista de la causa palestina desde hace más de 10 años.  Ganadora de del segundo premio Gente de mi ciudad (2021) y del tercer premio de Fotografía y Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires (2020), es fotoperiodista del Periódico Virginia Bolten y fotógrafa documental del colectivo fotográfico de mujeres y disidencias “Cuerpas reales, hinchas reales”. 

Durante el año 2022, Verónica tuvo la oportunidad de viajar a Palestina como voluntaria por el  Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel (PEAPI). A partir de esto pudo hacer el trabajo fotográfico que brinda a la comunidad desde su mirada empática, atenta y sudamericana, atravesada por los relatos y vivencias con los palestinos y palestinas que habitan este territorio ocupado. 

Foto: Verónica Raffaelli

El conjunto de imágenes registradas por la fotoperiodista busca dar lugar a lo que poco se muestra de Palestina. El cotidiano de las personas que viven bajo el régimen colonialista impuesto por Israel, más allá de ser violento y opresor, también está marcado por una cultura de resistencia que forma parte de la identidad de los palestinos y palestinas. 

Verónica cuenta que en Palestina resistir y existir van de la mano y hace hincapié en la lucha diaria del pueblo por preservar esta re-existencia desde una perspectiva humanizada, valorando los símbolos y la idiosincrasia cultural, artística y gastronómica, signos presentes en todo el trabajo de la fotógrafa. 

El territorio como forma de arraigo y de valorar la ancestralidad es otro tema central en el trabajo de Raffaelli, el vínculo de los y las palestinas con la tierra y sus antepasados son, desde su perspectiva, una forma de contraponerse al colonialismo y de reafirmar su soberanía.

Foto: Verónica Raffaelli

Más allá de las fotografías de Verónica Raffaelli, la muestra, que es compuesta únicamente por mujeres, también expone el trabajo de Nélida Lossada y Jessica Sharon acompañado de la lectura de poemas palestinos por Valentina Cabrera y María Fernanda De Broussai. 

La inauguración de la muestra será el viernes 30 de septiembre a las 19 hs. en la sede de la Embajada del Estado de Palestina en Argentina, ubicada en Riobamba 981. La entrada es libre y gratuita. Luego la muestra  se podrá visitar hasta el 18 de noviembre de lunes a viernes desde las 8:00 a 14:30 hs-

 
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¿Es normal ser normal?: la cordura como locura

Vanessa Dourado

El pasado 19 de agosto se estrenó en el teatro La máscara la obra ¿Es normal ser normal?, dirigida por Claudio Pérsico y elenco compuesto por Sol Bonfigli, Mariano Bustos, Bárbara Bloom, Nicu Gaudiero, Hernán Diego Iunco, Nadia Lewandowski, Brenda Moyano, Thony Nuñez, Juan Otero, Nasha S y Camila Scrigna.

La obra, que se destaca por abordar una temática que está sobre la mesa luego de la aprobación de la nueva Ley de Salud Mental en Argentina, trata la problemática de la locura a través de varios relatos  que son presentados al público por la irreverente y provocativa actuación de Alberto, interpretado por Mariano Bustos, quién además conduce el público a reflexionar sobre sus propios procesos, conflictos y contradicciones, generando un microclima de terapia colectiva. 

El rescate de la historia de la escultora francesa Camille Claudel  —pareja de Auguste Rodin— interpretada por Sol Bonfigli, internada en el  Hospital psiquiátrico de Ville-Évrard en el año 1913 y en donde pasó los últimos 30 años de su vida, abre un conjunto de relatos de pacientes y analistas que se ven enfrentados con la obligación de la cordura frente a las condiciones enfermizas impuestas por las normas sociales que excluyen todo lo que no puede ser normalizado. 

El amor como amenaza a la lucidez, y el arte como el componente que autoriza la locura, están presentes en todos los pasajes de la obra que combina la dramática condición de no ser “normal” con la creatividad liberadora de ser loco. 

El diagnóstico como forma de definir el estado  —normal vs loco— encuentra sus matices y contradicciones en el actuar de las personas que se desempeñan como terapeutas, que se ven interpeladas por el mundo particularmente seductor de los pacientes considerados locos y, a la vez, por sus propios procesos.  

Como de costumbre, Pérsico hace hincapié en la condición de la mujer en la sociedad bajo el sistema heteropatriarcal. La normatización de los cuerpos como forma de disciplinamiento social aparece de manera transversal en todas las escenas, y las preguntas acerca de la cordura dentro del espacio institucionalizado son disparadores que invitan a pensar el sentido de la libertad como condición de existencia. 

¿Es normal ser normal? dura 75 minutos y está en cartelera hasta el 7 de octubre, en el teatro La Máscara todos los viernes a las 21:30 hs . El valor de la entrada es $ 1 200.Web: https://www.instagram.com/esnormalsernormal/

 
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Juicio Ético Popular a los Ecocidas: decir la verdad y proclamar la justicia

“Tenemos la necesidad de decir la verdad por la valentía de proclamar la verdadera justicia.”

Osvaldo Bayer 

El último 4 de junio se realizó en Santa Fe (Rosario) — también en Mendoza y Catamarca— una audiencia del Juicio Ético Popular a los Ecocidas. La actividad forma parte de un proceso que se viene construyendo desde marzo de 2022 y busca escuchar a las y los actores afectados, directa e indirectamente, por el modelo de producción, distribución y consumo del sistema vigente. La denuncia es no solo hacia la violación de los derechos humanos, sino también a los derechos de la naturaleza y su asimétrico impacto en los territorios y poblaciones del sistema-mundo. 

Los juicios ético-populares en el territorio denominado Argentina remiten a la histórica lucha contra la impunidad en el período de recuperación de la democracia post dictadura cívico-militar-eclesiástica. Es un recurso utilizado desde los sectores no institucionalizados, y/o populares, para producir sentido, unir, argumentar, distinguir y visibilizar lo que se oculta desde los lugares y discursos hegemónicos. 

El cuestionamiento acerca de la justicia —para qué sirve y para quiénes trabaja— trata de poner en tensión el sentido mismo de justicia a través de los testimonios que evidencian las sistemáticas prácticas que deberían ser consideradas ilegales o, por lo menos, dignas de investigación y, en muchos casos, punición a los involucrados en estas prácticas nítidamente violadoras de derechos básicos. 

La potencia está puesta en la polifonía de voces, en la construcción participativa e integradora que abarca distintas cosmovisiones. Hecho que desafía los discursos oficiales y que apela a solidaridad y a la construcción popular frente a un sistema jurídico parcial y funcional a los intereses del capitalismo —que apuesta a un crecimiento económico infinito frente a recursos finitos y no renovables— y a sus distintas formas de representación de poder. 

La audiencia llevada a cabo en Rosario, y que también forma parte de un proceso iniciado el año 2011 a través de un Juicio Ético a las Transnacionales, hace un rescate histórico que pone énfasis en la estructura de la matriz extractivista y su desarrollo en distintos contextos (geo)políticos y económicos. Una forma de nombrar a los y las responsables en todos los niveles, evitando reproducir un discurso binario que tiende al vaciamiento argumentativo (y político) y que termina por dificultar la comprensión de los hechos y el reconocimiento de los culpables, recurso muy utilizado por los medios hegemónicos de comunicación. 

Una sentencia final tendrá lugar en diciembre de 2022. Todo el proceso puede ser acompañado por la página del Tribunal. Abajo compartimos el trabajo de sistematización de la audiencia  en la causa “agronegocios”, elaborado por el comité organizativo del juicio compuesto por la Multisectorial Paren de Fumigarnos. En las próximas semanas, compartiremos otros documentos de las causas de salud, hidrovía, extractivismo urbano e incendios en los humedales. 

JUICIO ÉTICO Y POPULAR A LOS ECOCIDAS – ARGENTINA 

AUDIENCIA EN ROSARIO – sábado 4 de junio del 2022

Ciudad de Rosario. Bv Oroño y el Río Paraná

TRIBUNAL: 

Sandra Gallo, Álvaro Álvarez, Damián Verzeñassi, Beverly Keene, Alicia Massarini

TESTIMONIOS: 

Agronegocios: Daniel Romano de la Multisectorial Paren de Fumigarnos y Martín Montiel de la Asamblea Contra los Agrotóxicos La 18 y de la Red de Comercio Justo del Litoral

Salud: Dra Analía Zamorano, del Instituto de Salud Socioambiental de la UNR

Hidrovía: Juan Pablo Guadagnoli, del Equipo de Educación Popular de Pañuelos en Rebeldía. 

Extractivismo urbano: Lidia Aranda, vecina de Playa Norte, Santa Fe y Antonia Pereyra, de Vecinas de la Sexta en Lucha.

Incendios en los humedales: Cintia Pendino, Lucía Crosetto y Melisa Ceballos, del Colectivo Amaranto – Multisectorial por los Humedales. 

Los pueblos tienen la palabra. En defensa de los cuerpos y territorios.

AGRONEGÓCIOS

Exponemos aquí a personas, entidades o sectores del gobierno/estado, algunos de los que consideramos responsables del ecocidio generado a consecuencia del modelo agroindustrial. Son organismos del estado o de la actividad privada, encargados de generar conocimiento o controlar los procesos para evitar daños a la población. Si bien hay en ellos científicas/os o trabajadores que se diferencian y trabajan correctamente. Estas reparticiones y sus directivos aportan decididamente a la continuidad del modelo genocida.

CARLOS MENEM / FELIPE SOLA: presidente y secretario de agricultura, que habilitaron en marzo de 1996 el paquete tecnológico de la soja RR transgénica, que fue determinante en el crecimiento del uso de agrotóxicos, monocultivos, depredación de la biodiversidad, expulsión de pobladores de los territorios y el crecimiento de enfermedades y muertes producto de exponer a la población a los pesticidas. Este hecho fue determinante para que de los 30 millones de litros de agrotóxicos por el año 1995, arrojados en la zona más poblada del país a nivel nacional, estemos hoy llegando a los casi 600 millones de litros.

TRASNACIONALES – SEMILLERAS – PUERTOS: los grandes responsables y ganadores del modelo agroindustrial vigente. Modificaron nuestras semillas, nuestra comida, destruyen nuestros hábitats con el flujo de millones de camiones. Impusieron los commodities actuales. Amparándose en las ART se han desentendido de la salud, la seguridad laboral y la vida de sus trabajadores. Envenenan los cursos de agua, napas y humedales y el Paraná con sus afluentes tóxicos.

BIOCERES: debemos mencionar a esta empresa argentina que ha desarrollado los últimos eventos transgénicos, el HB4 trigo y el HB4 soja, apoyada en las universidades, en especial la UNL. Hay una tendencia en seguir por este camino, que significa menos seguridad alimentaria y más contaminación.

CONICET: el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) ha permitido la promoción de los eventos transgénicos y las tecnologías que ponen en riesgo la salud de la población por acción o por omisión. Cuando el Dr. Andrés Carrasco, referente de la ciencia digna, denunció las afectaciones a la salud que producía el glifosato, no lo respaldó, lo dejo librado a su suerte y a la persecución de Lino Barañao, Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación Argentina entre 2007 y 2018.

UNL: Universidad Nacional del Litoral: universidad pública donde se realizan estudios sobre eventos transgénicos como el trigo HB4 resistente al glifosinato de amonio, mucho más tóxico que el famoso glifosato. Esto aumentará las fumigaciones sobre los territorios, y pondrá en riesgo nuestro pan y nuestra salud.

RAQUEL CHAN:  profesora titular en la Universidad Nacional del Litoral e investigadora principal de CONICET. En 2008 es elegida directora del recientemente creado Instituto de Agrobiotecnología del Litoral 3 (IAL), un centro conformado por la UNL y CONICET para el estudio de la biotecnología y biología molecular vegetal.             

GROBOCOPATEL: fue miembro del directorio de AAPRESID durante 8 años. Fundador de Bioceres S. A., donde fue Presidente del Directorio durante sus primeros 8 años. Ambos han tenido una destacada tarea en la creación de nuevos eventos transgénicos, como el caso HB4 resistente al glufosinato. Enlazando a la universidad pública con una empresa privada como Bioceres.

FUNDACIÓN LIBERTAD: una entidad creada para el debate de temas sociales, económicos, políticos y empresariales. Es el ámbito donde se legitiman las políticas, que tienden en nombre de la libertad, a concentrar la riqueza y apoyar modelos como el agroindustrial que nos envenena. Algunos de sus disertantes han sido figuras como Mario Vargas Llosa, los Premios Nobel de Economía: Gary Becker, Douglas North, John Harsanyi, Robert Lucas, James Buchanan, James Mirless, el historiador Paul Johnson, o Lech Walessa. Todos exponentes de derecha, de un pensamiento elitista, al servicio de la impunidad de los más ricos y poderosos.

BCR: Bolsa de Comercio de Rosario es una asociación civil fundada en 1884, para garantizar negocios, defender a los inversores y asegurar el avance de los agronegocios. Se realiza ahí, todos los años el simbólico y determinante primer remate de la soja transgénica. Generalmente en el mes de abril. 

ASOCIACION ARGENTINA DE SIEMBRA DIRECTA (Aapresid): es una organización civil, fundada en agosto de 1989 por productores rurales de la zona central del país. Tiene sede en la Ciudad de Rosario. Promueve y defiende la aplicación del modelo actual químico dependiente y de semillas transgénicas. Corresponsable del aumento de las cantidades de venenos arrojados sobre la población.

SENASA: Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria: en relación al Senasa  podemos decir entre otras cosas, que no han reclasificado al glifosato  y el 2 4D como debería haberlo hecho en base a la re categorización del IARC/OMS que los considera como probables y posibles agentes cancerígenos y como el SENASA es responsable de categorizar a los plaguicidas y eso significa que el glifo siga siendo banda verde y no amarillo o rojo como correspondería…y tengamos en cuenta que se utilizan más de 300 millones de litros x campaña de formulados en base al glifosato, todos categorizados aun como banda verde, que facilita su aspersión frente a viviendas, escuelas, cursos de agua etc. 

GOBIERNOS PROVINCIALES Y SUS MINISTERIOS de Salud, Medio Ambiente, Producción y Educación. Todas las expresiones políticas han apostado y propagandizado el modelo de producción. Aquí no hay grieta. Ninguno tuvo iniciativa para al menos iniciar una transición hacia otros modos de producir junto a la mayoría de las y los legisladores del último cuarto de siglo que han impedido el avance de legislaciones que, de aprobarse, sin dudas preservarían la salud de las personas y de los territorios.

Debemos destacar, en estos últimos años, a todas/os quienes integran la actual Cámara de Senadoras de la provincia de Santa Fe.  En 2019 el proyecto modificatorio de la vieja ley de agrotóxicos (Nº 11273/95), fue aprobado en la Cámara de Diputadas y Diputados, con 33 votos a favor y una vez más perdió estado parlamentario en la Cámara Alta.

PROFESIONALES DE LA SALUD: Médicas/os fundamentalmente de pueblos fumigados, han mirado para otro lado. No se ocuparon de conocer el origen de las enfermedades de sus pacientes, o las han ocultado cuando comprobaron las verdaderas causas.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN: son uno de los pilares fundamentales a la hora de promocionar las “virtudes” del sistema. Habilitan micros radiales y programas para el agronegocio. Una de sus principales fuentes de ingresos son los dineros de la agroindustria. Y paralelamente operan para desautorizar las voces serias, comprometidas y dignas que cuestionan, denuncian y proponen otro camino posible.

MESA DE ENLACE: Integrada por los representantes de grandes, medianos y pequeños productores. Sociedad Rural Argentina, CRA, Coninagro, FAA

Agrupamiento conformado en marzo de 2008, a partir del anuncio por parte del gobierno nacional a cargo de Cristina Fernández, de la resolución 125/08 que establecía un nuevo régimen de retenciones al agro.

Sólo se han preocupado y ocupado de discutir las cuestiones economicistas del modelo de agronegocios. Jamás quisieron debatir en relación con la salud, la pérdida de biodiversidad, la vulneración a los derechos de la naturaleza y la violación a los derechos humanos.

SECTORES MAYORITARIOS DEL INTA: el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) es un organismo de investigación, estatal, descentralizado con autarquía financiera y operativa dependiente del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca.

El INTA es un instituto de investigación al servicio de los productores agropecuarios en el desarrollo agro-tecnológico mundial. Su accionar para alertar sobre las consecuencias negativas del modelo es poca, aunque hay sectores que lo han intentado. Su accionar es similar a otras reparticiones, siendo funcional también. Aunque valoramos el esfuerzo de algunos de sus integrantes. El director del Centro Regional Buenos Aires Norte, Hernán Trebino, en mayo de 2017 envió un correo a algunas autoridades de la institución. El asunto-título señalaba “directivas sobre la comunicación institucional”. El correo electrónico aparece con la etiqueta de “Importancia: alta”. En el mismo se les pide que se “abstengan” de utilizar la palabra “agrotóxicos”.

No es de extrañarse, si se tiene en cuenta que el INTA integra la “Red BPA (Buenas Prácticas Agrícolas)”, donde confluyen todas las empresas de agrotóxicos y que funciona como espacio de lobby político y técnico para maquillar las consecuencias del modelo basado en uso de químicos. En la red sobresale la Cámara de Sanidad Animal y Fertilizantes (Casafe, integrada por Monsanto, Bayer, Syngenta, Dow y todas las empresas de agrotóxicos), Asociación de Semilleros de Argentina (ASA, todas las compañías de semillas transgénicas), Argenbio (académicos con vinculaciones con empresas del agronegocio), Aapresid, CREA, Facultad de Agronomía de la UBA y el Ministerio de Agroindustria.

 FUERZAS DE SEGURIDAD: siempre defienden la propiedad privada, a la Bolsa de Comercio, a los empresarios. Nunca a los asambleístas que defendemos la vida, incluso la de ellos y sus familias. En San Lorenzo en el 2005 liberaron la zona para que la patota mandada por la intendenta y el senador nos golpeara a los vecinos, que cortamos la calle por el paso de los camiones sojeros por el barrio.

JUSTICIA: en casi 3 décadas de modelo transgénico, es muy pobre su actuación en una provincia dónde, por ejemplo, el gremio docente denunciaba 700 escuelas fumigadas. Pero la movilización de los vecinos  lograron  3 fallos a favor, donde se destaca el aval de la Suprema Corte de Justicia a la sentencia de la Cámara de Apelaciones N° 2 que fija un área de resguardo ambiental de 1000m libres de pesticidas que abren una perspectiva diferente para el futuro.

 
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Íntima 31: historias de la Villa en lentes sensibles

Pero hace falta la maña

Hace falta la gracia

Hacen falta los sueños siempre

Dentro la piel y esas marcas

Posee la extraña manía de creer en la vida”

Milton Nascimento y  Fernando Brant

Por Vanessa Dourado

Íntima 31, organización popular y pandemia se presenta al público en el marco de la 46° edición de la Feria Internacional del Libro, en Buenos Aires. El libro de Marcos Sierras, editado por Grupo Editorial Sur, es la primera obra publicada por el fotoperiodista y politólogo argentino. 

Marcos tiene una larga trayectoria como fotógrafo autodidacta, oficio que empezó el año 2001 y que desarrolla junto a su trabajo como docente en escuelas públicas de la capital federal. 

Marcos Sierras

Íntima 31 fue producido en el contexto de pandemia y narra con imágenes en blanco y negro lo vivido —y sufrido— por las personas que habitan el territorio de la Villa 31. La contundente presencia de los cuerpos feminizados en las imágenes registradas por Marcos dan cuenta de una realidad que atraviesa los barrios, la precariedad y la desigualdad estructural afectan de forma distinta a las personas. 

Luchas por la vivienda y ollas populares se complementan para dar vida a una forma de narrar la realidad que está ausente en los medios de comunicación hegemónicos. Las casas improvisadas, después de los desalojos y la represión de las fuerzas policiales, hablan de la resistencia de las vidas que insisten en hacerse ver. 

Lejos de romantizar las condiciones que evidencian la negación del Estado de a una parte de la población, las capturas de Sierras muestran en el rostro de las niñeces su lucha por la dignidad. En los techos y paredes hechos de lona que abrigan a las familias, lxs más pequeñxs, en medio de la intimidación de las máquinas de destruir casas y sueños, intentan concentrarse en sus tareas escolares. 

No se escapa a los ojos del fotógrafo la mirada sensible y cruda de la estética de la pobreza, desvelada desde los cuerpos en situación de vulnerabilidad. La fuerza de las imágenes invitan a la empatía sin encontrarse con el dolor paralizante, sino que retratan el poder de la comunidad frente a las violencias que la quieren fragmentar. 


Íntima 31 es la historia viva, nunca estática, de existencias que conviven con el estigma y la invisibilidad, y que, sin embargo, guardan esa fuerza dignificante de una gente que reí cuando debe llorar y que muchas veces no vive, solo aguanta.

Íntima 31 estará en venta hasta el 16 de mayo en el Pabellón Azul, stand 330 del Grupo Editorial Sur. Pasada esa fecha, se podrá encontrar en las librerías.

 
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Ollazas Libertarias: cocinar el fin del mundo

Foto: Maria Palacios

En el marco de la primera edición del Premio Adquisición de Artes Visuales 8M: despatriarcalizar el Patrimonio, se expone la obra Ollazas Libertarias, de la cocinera y artista plástica María Furnari. 

El mundo acelerado en las demandas cotidianas, el tren desbordado en tiempos de pandemia, las noticias ya sin lectores para tantas palabras usadas y no necesariamente leídas o percibidas. La escucha necesita conexión. El ritual que convierte el tiempo en algo mucho más importante y humano es necesario, pero no es obvio. Debe propiciarse, decidir estar ahí, detenerse para moverse realmente.

Las máquinas pueden cocinar, pero nunca sabrán qué significa el aroma del budín de la abuela. Ni tampoco podrán construir las historias de las ollas públicas, ruidosas, solidarias, llenas de alimento y de esa esperanza que insiste en mirar hacia el horizonte en la búsqueda del camino que se va construyendo en el andar. No sabrán jamás, el placer que siente un cuerpo alimentado y el dolor del hambre. Tampoco pueden ver los ojos de gratitud de quienes reciben el alimento, amorosamente  preparado para cuidar y satisfacer la necesidad más básica de la existencia.

Ollazas Libertarias son en sí mismas un encuentro de ritmos al paso de cada vivencia, una ritualización de espacios y tiempos, una lectura de sentimientos sin intención de traducirlos. Huellas dejadas por las semillas nómadas que convierten los saberes en fuente de vida, que nutren, a la vez que siguen enseñando a sobrevivir. 

Foto: Maria Palacios

Sentir en colectivo, desear como forma de subvertir lo cristalizado, mover las ollas para generar sentido, llenándolas de imaginación. Visualizar el futuro a través de lo ancestral, hasta que se convierta en costumbre. Ollas en plazas de dignidad hablan por el sur del mundo, revolucionan, reinventan un existir urgente que, en cuerpo de Pacha, buscan parir posibilidades. 

Las ollas de María Furnari son un libro de cuentos. Las rimas de un poema de autoras desconocidas. Un sinfín de cocinas alrededor del mundo, cuyo trabajo de alimentar nunca fue reconocido y que, sin embargo, nunca se dejaron cooptar por la lógica neoliberalizadora que repite una y otra vez: “no hay alternativa”. Son, asimismo, tapa del periódico del domingo, diciendo que las cacerolas se han despertado, pero que en lo íntimo gritan: “nunca estuvimos dormidas”. 

Ollas que afectan, seducen, alimentan y ganan vida a cada mirada curiosa. En esa trama, ellas ganan un cuerpo complejo, abrigan y son acobijadas por cada recuerdo. Hacen sentir, desear, romper con el lugar común y ponen la vida en el centro de la escena. 

El encuentro de ollas en una sola pieza remite a un cuerpo colectivo, construido por corporalidades de variadas formas, tamaños y experiencias que conservan su singularidad sin dejar de existir en complementariedad y reciprocidad con otras. Logrando ser, sostener, abrazar con su presencia, la legitimidad del encuentro comprometido de amorosidad.

El Altar de Deseos, como forma de ritualizar el encuentro, invita a una conexión con lo sensible, la memoria y la naturaleza. Desea que nos encantemos y nos interpela a hablar con el cuerpo, desafiandonos a usar la fuerza de los sentidos y a reinventar nuestro existir en ollas compartidas. A cocinar un fin del mundo abundante, libre y sabroso. 

La obra de Furnari está expuesta hasta el 9 de marzo, en el Centro Cultural Kirchner, Sala Gran Lámpara, junto a más de noventa otras obras producidas por artistas mujeres cis, lesbianas, trans, travestis y personas no binarias. 

 
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La locura dentro de López Garraza

Foto: Marcos Sierras

Virginia Bolten conversó con el músico Andrés López Garraza, quién recientemente lanzó su disco “Carroñero”.  El rockero presenta un trabajo intimista con letras atravesadas por su práctica clínica. Desde esa mezcla de música y psicoanálisis, López busca interpelar la sensibilidad a través de lo que él llama “rescate de la metáfora”.  

¿Cómo empezó tu contacto con la música? 

Siempre he admirado la música. Siempre me quedé fascinado con la música. Me atrae, es un imán. Si alguien toca en la calle, me quedo imantado. A veces a contrapelo de lo que me gusta, no importa. Me deja ahí y me hace olvidar y me hace pensar, me atrapa. Me atrapa de acuerdo con la etapa que esté atravesando. Ahora hay una etapa donde yo también puedo atraparlo. No diría dominarlo porque no quiero conquistarlo tampoco, pero si quiero poder jugar con eso. Siempre tuve admiración por esos medios de producción. Por cómo una persona hacía música, cómo lograba el ambiente, la concatenación de una cantidad de cosas; velocidad, ritmo, fuerzas, intensidad, volumen, notas. Cuando las tocaba, las transmutaba en otra cosa. ¡Es una locura! Tengo mucha admiración también por algunas artistas integrales. Para mí, por ejemplo, David Bowie es una locura, estéticamente hay un dominio mayor sobre lo que es la transformación de los elementos para algo nuevo. Hay muchos que lo hacen a través de la pintura, del cine. Los de la música los admiro, a veces los odio, porque me dan envidia. A veces los quiero… en fin, así me fui acercando, de enganchado. 

Foto: Santiago Trimboli

Vos dijiste algo interesante. Eso de la transformación de elementos, lo que se junta para después transformarse en otra cosa. ¿Qué pensás que se transformó en vos a partir de tu vínculo con la música?

Mi violencia. Mis impulsos más autodestructivos. La locura. Encontraron un camino, y eso me ha transformado. Pasé a ser un loco-músico en el momento en que puse la locura dentro de una canción. Esa es la transformación que siento en mí. Hay una integración de estas cosas que no sé si tiene que ver con algo que hice. Por ahí solo pasaron 41 años. Y se nos pone en este lugar. 

Mencionaste la locura. Sos psicólogo. Cuando te escuché en la Casona de Humahuaca, vos cantabas una canción, Carroñero, y contabas la historia de la canción y que ésta estaba inspirada en una de tus pacientes. ¿Cómo se da ese proceso? Ya que recién dijiste de poner la locura en la canción. 

Cuando yo hice la canción venía de una reunión con esa paciente, que estaba sufriendo mucho. La cara, el cuerpo. Había algo muy triste. Y bueno, acá empiezan las mismas preguntas de siempre. Si es uno. Si lo real es lo real. O si es la interpretación de uno que está muy sensible y ve eso. La cuestión es que me impactó de esa manera. Y vine acá de urgencia a tocarlo. Y salió enseguida. Y no sé, quizás me lo saqué de encima. Como una especie de transmutación o transformación. Por otro lado, esas cosas son las que verdaderamente valen la pena poner en canciones. Porque son humanidades. La tristeza. En el mundo hay gente muy triste. Me imagino  quién está al lado de esa persona, puede sufrir mucho. Creo que vale la pena poner en las canciones porque estas personas están ocupando un lugar del cual todes tenemos alguna responsabilidad. Hay que hacerse cargo. No es solo para ella, porque además hay condiciones para estar muy triste. Así que agarré la guitarra y algo se puso más claro. Salió una melodía entretenida. Venía de un lugar más oscuro y me salió una melodía bastante abierta. Tal vez haya sido eso. Toqué así para sanarme. Venía detrás de eso, de una tristeza muy grande que tenía ella. Es una tristeza que se encaja frente a ella. La imagen es ella en una playa… Que llega en una balsa al borde de la playa… Ella sola. 

Más allá de tu vínculo con la música y de todo el proceso de transformación y transmutación. ¿Cómo es tu vínculo con las personas a través de la música? Desde el lugar de artista. 

Como músico es pésimo. Es difícil y conflictivo. Porque a veces la gente se junta a charlar cuando te sacaste la guitarra o por ahí algunos no quieren escuchar toda la canción. A veces hay gente que te quiere y que nunca ha escuchado alguna vez algún tema. No les importa y ni les va a importar. La gente a veces piensa que es un hobby, hay una cantidad de estereotipos que tienen que ver con la derrota cultural en general. Para mí es un éxito lo que ha logrado el neoliberalismo. Esa cosa de matar la metáfora o hasta de burlarse de ella. La metáfora, el simbolismo, el signo, la imaginación. Parece medio ostentoso lo que digo, pero creo que es así. 

Hablando de eso que mencionas, del intento de matar la metáfora, y relacionándolo con esa mercantilización de las existencias que experimentamos. ¿Crees que ese vínculo generado entre la música y las personas y de las personas con las personas a través de la música es de alguna manera político? 

Sí. Pero también se puede estar haciendo cagada. Y lo hacen a propósito. Políticamente crean una estética. Yo me siento un poco derrotado en eso porque los medios de producción los tienen ellos. A mí me pone triste eso. La derrota de la metáfora me pone mal. Lo que más me duele es la derrota de la la metáfora democrática. El relato sobre lo que es la democracia, que creo que es la forma en la que más nos gusta organizarnos. La democracia necesita un nivel de metáfora, pero también necesita signos en la realidad. Porque si no la estás inventando en tu mente delirante. Y yo veo como un montón de gente elige un camino que va en contra de estos intereses. La democracia en un intento por lograrlo. Nunca sabemos, pero cada vez dudo más. Por eso digo que los medios de producción los tienen ellos. Porque nos convencen a que nos matemos. Con la televisión, con la información, con la idea de que no hay solidaridad. Que ese país es una mierda, que la cultura es una mierda y que la culpa la tienen los que quieren cambiar las cosas. Creo que el arte es político, pero creo que hay que volver a charlar sobre cuáles son las coordenadas en la que estamos. Para que nuestro arte sea político. Porque sí hay arte apolítico, que es lo contrario de la estética. Que no es la multiplicación sino la homogeneidad. Porque la metáfora es la polisemia, la explosión de sentidos que permite que convivamos en la diversidad. Es con ese el espectro del lenguaje que tenemos que vincularnos. Hay que hacer arte a costa del gusto burgués.

 
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Casa de Brujas vuelve a escena

Cecilia Barriento y Viviana Jevscek - Foto: Casa de Brujas

Vanessa Dourado 

El pasado 20 de noviembre, en el teatro La Máscara, se reestrenó  la obra Casa de Brujas. Dirigida por Claudio Pérsico, la obra había sido presentada en octubre de 2019, pasó por Miramar y Mar del Plata. Sin embargo, tuvo su gira interrumpida por la pandemia. A pesar de las dificultades impuestas por el distanciamiento físico, el proyecto vuelve con fuerza total. “Fue muy difícil para nosotras transitar ese periodo de encierro. Estamos felices y muy emocionadas por volver a tener contacto con el público”, dijo en entrevista al Periódico Virginia Bolten la directora y actriz Bárbara Bloom.

Casa de Brujas hace un recorrido por historias y épocas simbólicas en las cuales mujeres emblemáticas como Virginia Bolten, Victoria Ocampo, Alfonsina Storni y Lola Mora vivieron y dejaron sus marcas en la eternidad. Asimismo, remarca la importancia de rescatar a mujeres anónimas cuyas existencias hacen parte de una colectividad que se remonta hacia los días de hoy. La obra interpretada por las actrices Cecilia Barriento, Bárbara Bloom, Fedra Duarte, Viviana Jevscek y Marcela Fernandéz se destaca por la originalidad, la potencia de sus personajes y la impecable actuación.

Con objetos de época y personalidades cuidadosamente reconstruidas, Casa de Brujas presenta una verosimilitud que atrae la atención del público desde  la primera escena. El clima de tensión y curiosidad generada por Rosy —la empleada de la casa que actúa como elemento contemporáneo al público— activa ya al inicio una empatía que acompañará a la audiencia por toda la obra. Los discursos y hechos permiten que cada personaje sea conocido antes de revelar su identidad. 

Los momentos históricos se desarrollan de forma dinámica en una espiral de acontecimientos encadenados por la presencia de las mujeres, sus dilemas y desafíos, a lo largo del tiempo y espacio. La lucha de las mujeres por sus derechos es el punto central de la obra que, aunque propuesto en muchos momentos de manera sutil, interpela a la audiencia y trae las problemáticas a las que se enfrentaron —y siguen enfrentando— las mujeres, a pesar de haber transcurrido más de un siglo de reivindicaciones.

Gracias al dinamismo de las actrices, que desarrollan dos o tres personajes cada una, el trabajo de investigación de Bárbara Bloom —que también actúa en la obra— y la capacidad de Pérsico de contar 112 años de historia en 70 minutos, Casa de Brujas es una experiencia  interesante y potente. Una obra fuerte, que está a la altura de la difícil tarea de representar figuras que marcaron la historia y que siguen inspirando a muchas otras mujeres en la construcción de un futuro sin opresiones.

Casa de Brujas estará en cartelera hasta el 11 de diciembre en el teatro La Máscara, todos los sábados a las 21 h. El valor de la entrada es de $ 800.

 
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Medioambiente: deuda y transición ecotóxica

Foto: Verónica Rafaelli

Vanessa Dourado 

 El debate sobre emergencia climática y ecológica, sumada a la sanitaria, está en la agenda de gobiernos de todo el mundo y, finalmente, se volvió hegemónica. Los nítidos efectos del cambio climático sumado a la pandemia —que también está íntimamente relacionada con la destrucción masiva de los ecosistemas por su carácter reconocidamente zoonótico— interpelan a todos los sectores de la sociedad sobre la necesidad de dar una respuesta urgente. Que la misma sea capaz de reducir los impactos venideros que no solo afectarán a los históricamente perjudicados; los pueblos de los territorios del Sur Global, sino que también significa perjudicar a los grandes negocios que garantizan el funcionamiento del sistema capitalista y su modelo de producción, distribución y consumo. La era pós-fósil llegó y con ella se abren, por otro lado, los debates sobre las transiciones hacia la economía verde. 

Un sinfín de propuestas verdes proliferan y tienen marcadas diferencias de forma y contenido que, sin embargo, repiten una misma fórmula; por un lado están los países del Norte buscando no perder su lugar como protagonistas y detentores de las soluciones para imponerlas al resto del mundo, esto combinado con el poder corporativo, por otro están las mayorías sociales que buscan disputar un proyecto que garantice otro modelo de sistema que ponga la vida en el centro de la discusión. 

La apuesta de los sectores que buscan salir de la crisis reforzando el modelo económico y de mercado es la implementación masiva de tecnologías verdes y digitales. Esa economía moderna, competitiva y eficiente en recursos donde no haya emisiones netas de carbono en 2050 —como lo sugerido por la Comisión Europea—, sin embargo, inaugura un proceso de externalización de los procesos industriales hacia los países que con menor capacidad tecnológica que, y más allá de ser más vulnerables ante los impactos devastadores de la crisis, son los que tienden a la desregulación y a brindar mano de obra barata e/o informal, exacerbando aún más la desigualdad entre el Norte y el Sur. 

El afán por digitalizar todos los procesos productivos, al contrario de lo que se dice, poco tiene que ver con la preservación del medioambiente, sino que busca garantizar el liderazgo de aquellos que detentan el poder sobre esas tecnologías. El consumo de energía de la economía digitalizada es altísimo y tiende a crecer a la medida que se impone como única forma de inclusión al mundo globalizado. Asimismo, estas tecnologías dependen de la extracción de litio, cobalto, cobre, alumínio y otros elementos que transforman, una vez más, los territorios del Sur en zonas de sacrificio y que dan continuidad a una cultura extractivista y colonialista que mira hacia estos territorios como meros proveedores de materias primas.

Las grandes discusiones que se dan en torno de la transición, urgente y necesaria para garantizar la vida en el Planeta, proponen una ayuda a los países vulnerables, pero en ningún momento hablan desde una perspectiva de justicia climática —teniendo en cuenta que los países del Norte son los grandes responsables por el actual estado de cosas— sino que diseñan un futuro donde la deuda verde condenará los dichos subdesarrollados a la entrega de sus territorios en nombre del futuro sustentable. Ese escenario de injusticia se suma a proyectos que buscan cercenar las resistencias y también deslegitimar las alternativas propuestas por las comunidades campesinas, indígenas y los movimientos sociales. 

Cuando el tema es tan sensible como la alimentación —asunto curiosamente poco debatido entre los tomadores de decisión—, lo que se nota es una aceptación acrítica de los modelos contaminantes que son llevados a cabo por las grandes corporaciones productoras de agrotóxicos. Más allá de los conocidos efectos negativos de la agricultura industrial y su contribución a los procesos de desertificación y contaminación y, por ende, de profundización del cambio climático, su uso combinado con procesos de automatización de todos los segmentos de la producción busca reemplazar los saberes históricos de la agricultura, en el sentido original del término. Proyectos como el Ag-Tech y el Ag-One, propuesto por Bill Gates, son nítidos ejemplos de cómo las empresas y organizaciones dichas filantrópicas, además de imponer un modelo de transición 4.0, se esfuerzan en destruir la posibilidad de reproducción, transmisión y propagación de alternativas a los modelos de producción hegemónicos.

Esta batalla desigual se ve concretamente reflejada cuando los Estados compran las soluciones que tienen por objetivo beneficiar a unos pocos en detrimento de las mayorías. En el territorio denominado Argentina, que más consume agrotóxicos por habitante —12 litros cada año— en el mundo, se aprobó el primer caso de trigo transgénico a nivel mundial. El Trigo HB4 es resistente a sequías y su producción está directamente relacionada con su capacidad de aumento de productividad frente a circunstancias de estrés hídrico, cada vez más comunes como consecuencia del cambio climático y del uso irracional de los recursos. Sin embargo, este organismo genéticamente modificado también es tolerante al Glufosinato de Amonio, un poderoso agrotóxico que, según la FAO, es 15 veces más tóxico que el Glifosato. Pese a todas las advertencias de personas expertas acerca de los riesgos involucrados, el Estado argentino busca poner en marcha la producción apenas sea aprobada su importación en Brasil, mayor importador del commodity. 

Tales evidencias demuestran que la transición pensada desde los Estados y corporaciones está lejos de ser la deseable, justa y sana, para garantizar una salida posible a los retos que se imponen para los próximos años y que serán determinantes en la construcción de un mundo habitable. Mientras tanto, las voces de las mayorías siguen gritando por justicia ambiental acompañada de justicia social y económica que sea capaz de romper con las estructuras coloniales, patriarcales y racistas que sostienen este sistema y su máquina necromercantilizadora. 

Fuentes: 

SHIVA, Vandana; ANILKUMAR, Prerna y AHLUWALIA, Urvee.  Ag One: Recolonisation of Agriculture 

PÉREZ, Alfons. Pactos Verdes en Tiempos de Pandemias

De trigo, transgénicos y herbicidas. Un modelo de agricultura que profundiza la inequidad y daña al ambiente.

 
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Grito de la Selva: escuchar para recuperar y transformar

Vanessa Dourado

Tras un año de pandemia, las consecuencias económicas que sufre América Latina ya llegan a ser consideradas sin precedentes. Según un informe de la CEPAL (2020b) sobre el Impacto del COVID-19 en los Pueblos Indígenas de América Latina-Abya Yala, el efecto de la pandemia conducirá a la peor contracción económica sufrida en la región desde que se iniciaron los registros en 1900. 

Tal escenario afecta de forma distinta y mucho más severa a los pueblos indígenas y originarios que —más allá del racismo institucional que hace que sus derechos no sean respetados y sus necesidades básicas no sean satisfechas— son los que más padecen a raíz de la profunda desigualdad que caracteriza los territorios latinoamericanos. 

La respuesta a estas condiciones, que debería ser la más responsable posible, teniendo en cuenta la grave crisis ambiental que acompaña la pandemia y que es un agravante a la dramática situación, es la propuesta de negocios que destruyen los ecosistemas, emiten más gases de efecto invernadero y que avanzan sobre los territorios ancestrales de quienes parecen ser los únicos verdaderamente preocupados por defender la vida: los pueblos originarios.

La retórica, que llena los documentos de corporaciones y Gobiernos, sobre la evidente necesidad de preservar el medioambiente y aplicar un plan de mitigación y adaptación cae por tierra cuando en lugar de defender a los defensores de la vida, estos mismos Gobiernos y corporaciones  los matan y vulneran sus derechos.

Queda, sin embargo, a las personas blancas que aún pueden mirar este desastre y sacar una chispa de esperanza, aprender de los pueblos indígenas y ponerse a su lado en defensa de la casa común. La capacidad de resiliencia, comunicación, protección, defensa y autoorganización de los pueblos del bosque para lidiar con la pandemia es una lección que merece ser conocida por todas las personas. De la misma manera, la protección de estos saberes y estas formas de vida deben ser protegidas no solo por los pueblos originarios, sino por todos los habitantes de la Tierra.

En este sentido, siguiendo la organización que empezó el año 2020 en el marco de la Asamblea Mundial por la Amazonía, los pueblos de la Amazonía y sus organizaciones convocan al Grito de la Selva: Voces de la Amazonía. La actividad contará con la participación de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica – COICA, la Red Eclesial Panamazónica – REPAM y el Foro Social Panamazónico – FOSPA; junto a activistas, científicos y aliados del Sur y el Norte Global.  Se llevará a cabo el viernes 26 y sábado 27 de febrero a las 13:00 horas de Ecuador y contará con traducción simultánea al español, portugués e inglés.

Para lograr una recuperación transformadora de esta gran tragedia que atraviesa a toda la humanidad, es esencial la escucha atenta a quienes son las y los guardianes de los únicos bienes capaces de garantizar la vida y, sobre todo, luchar para que ellos y ellas sigan existiendo.

Informaciones:

Facebook

https://www.facebook.com/asambleamazonica/

 
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TLC y Cambio Climático: una combinación lesa-género

Foto: Tribuna Feminista

Vanessa Dourado

Nunca se ha hablado tanto y de forma tan abierta sobre el cambio climático. Las movilizaciones alrededor del mundo han sacudido la opinión pública y los medios de comunicación hegemónicos parecen ahora tocar este tema porque ya no les queda otra. Obviamente, los negacionistas y gobiernos del mundo siguen contribuyendo a la situación de emergencia climática; ya sea por la directa negación de los hechos o por la omisión de aquellos que saben muy bien las causas del problema y que, sin embargo, no dejan de plantear propuestas que profundizan el modelo fosilista y agroindustrial intensivo que son los mayores responsables de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

A través de los tratados de comercio e inversión se ha planteado salir de la crisis. Una vez más estos proyectos son señalados como una alternativa para salvar a las economías y recuperar el crecimiento económico, generar empleos, desarrollar las industrias, promover el desarrollo sostenible, entre otros tantos elementos cuya realidad solo existe en las cartas de intención.

La lógica que garantiza los derechos de los inversores por encima de los derechos de las personas es gran responsable de la profundización de las desigualdades, lo que también tiene su relación con la capacidad de adaptación al cambio climático y un fuerte impacto sobre las mujeres. Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), las personas empobrecidas son más vulnerables y tienen menor capacidad de adaptación al cambio climático y según datos de la ONU un 70% de las personas que viven en situación de pobreza extrema en el mundo son mujeres. La nítida evidencia queda: la existencia de las mujeres es sacrificada para garantizar la ganancia de las corporaciones.

Mientras se desesperan las personas que saben las consecuencias del mantenimiento de este modelo de producción, distribución y consumo, las grandes empresas y empresarios celebran el incremento de sus negocios y se aprovechan de la pandemia para disminuir los obstáculos a sus proyectos. Estos obstáculos son, nítidamente, las leyes de protección ambiental, el monitoreo de zonas históricamente explotadas para el comercio ilegal y la resistencia de la sociedad civil hacia megaproyectos que destruyen y contaminan los ecosistemas.

Mientras arde la Amazonía, los bloques Mercosur y Unión Europea siguen la negociación de un tratado de libre comercio que significará más deforestación y más producción de carne, o sea más GEI, más avance sobre los territorios indígenas y, en consecuencia, más violencia contra los cuerpos de las mujeres originarias y campesinas.

Los proyectos de megaminería son grandes consumidores y contaminantes del agua y unos de los preferidos por las corporaciones para inversión, sobre todo en Latinoamérica. La situación de sequía es cada día más constante y frente a la escasez del agua, que afecta a varias regiones de América Latina, las mujeres y niñas son las responsables por recorrer largas distancias para abastecer a sus hogares. Una vez más recae sobre las mujeres el trabajo (no considerado trabajo y, por ende, no remunerado) de cuidados y de manutención de la vida. Porque sin agua nadie puede sobrevivir por mucho tiempo.

La quema de combustibles fósiles es el mayor responsable del cambio climático y los barcos de contenedores son uno de los grandes responsables por garantizar el comercio entre países. Los barcos que transportan mercancías de un lado a otro del mundo son grandes emisores de GEI: se calcula que en 2009 los 15 barcos cargueros de mayor envergadura emitieron más que 760 millones de automóviles. Más de diez años después, el modelo de transporte de mercancías no ha cambiado. Las consecuencias de esta forma de comercio totalmente irracional son los eventos extremos relacionados a los desequilibrios ambientales y, por ende, los refugiados climáticos. Según la Oxfam, entre un 70 y 80% de las víctimas fatales por tsunamis y huracanes son mujeres. Asimismo, Greenpeace informa que 80% de las personas desplazadas por el cambio climático son mujeres.

Los números dejan en evidencia el carácter lesa-género de las emisiones de GEI, pero también su profunda relación con los tratados de comercio e inversión. La lucha por el derecho de existencia de las mujeres pasa por denunciar y terminar con los tratados de comercio e inversión. No habrá justicia ambiental, social, económica y ni de género mientras Estados y corporaciones sigan firmando tratados que, directa e indirectamente, condenan las personas a la pobreza y a la muerte.

Fuentes:

https://www.theguardian.com/environment/2009/apr/09/shipping-pollution

 
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Guardianes de Semillas: comunidades unidas por la alegría de sembrar la vida

Foto: VacaBonsai Colectivo Audiovisual

Vanessa Dourado

El cortometraje producido por el colectivo VacaBonsai Colectivo Audiovisual  e impulsado por la Fundación Rosa Luxemburgo y la Red de Agricultura Orgánica de Misiones —RAOM— propone mirar a les guardianes de semillas desde la integralidad y de la alegría.

El documental que dura apenas 16 minutos es un disparador de sensaciones. Abriendo las puertas de la tierra colorada de Misiones para hacer ver cuatro movimientos que defienden  las semillas nativas y criollas, la película logra encontrar el hilo que junta las comunidades en búsqueda por autonomía y libertad.

Foto:VacaBonsai Colectivo Audiovisual

Esta búsqueda traducida en los pies danzantes de los miembros de Comunidad Ysyry —Pueblo Mbyá Guaraní transporta la música que canta el monte como fuente de sabiduría; guardián de la salud a través de sus plantas medicinales y hogar seguro donde se reproducen los rituales de celebración de la vida.

La vida que sigue por los caminos de la resistencia del Movimiento de Trabajadores Excluidos —Unidos Ruta 20, que piensa la tierra como fuente de alimento y no de ganancia; desafiando el modelo de producción hegemónico que, con promesas de mayor rendimiento, arruina el territorio con sus transgénicos y venenos. Sin embargo, la verdad surge hecha semilla criolla con la fuerza ancestral que insiste en germinar.

Esta fuerza se hace lucha en el movimiento Unión de los Trabajadores de la Tierra (UTT) —Productores Independientes de Piray por la defensa del agua y la recuperación del territorio invadido por los pinos de las grandes corporaciones secuestradoras de sueños y productoras de la desigualdad. Asimismo, se multiplican las manos que construyen otra forma de existir.

El vivir en comunidad como respuesta a la mercantilización de la vida, la Feria de Semillas —Zona Norte de Misiones como punto de encuentro de sonrisas y esperanzas que no quedan solo en el micro-hacer, sino que llegan a las ventanas públicas  y soplan vientos de dignidad sobre la agenda política.

Foto: VacaBonsai Colectivo Audiovisual

Guardines de Semillas aporta un grano más para hacer pensar y producir de forma agroecológica, y junto al trabajo de mapeo colectivo realizado por la Rosa y la RAOM la iniciativa brinda más que una herramienta de lucha; invita a imaginar y construir, en el ahora, un mundo justo y sano que, por supuesto, es posible.  

Enlace al documental: https://mailchi.mp/8ac3e0524c13/rosalux-guardianes-de-semillas