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El amor recibe su jubilación

Mural de la artista Ailén Possamay - Fuente: Medio La Tinta - Derecho de Autor: Decir Naranja

Por Adriana Ramos y Carolina Acevedo

El actual presidente del territorio denominado Argentina, Alberto Fernández, anunció el 13 de julio del corriente año una nueva política pública que reconoce a las mujeres y cuerpos gestantes un año de aporte jubilatorio por las tareas de cuidado realizadas por cada hijx. Con fecha 17 de julio se firmó el Decreto 475/2021, por medio del cual se modifica a la Ley N° 24.241 de jubilaciones, creando el artículo 22 bis, el cual especifica los detalles legales de dicha novedosa medida. De acuerdo a lo publicado en la página web oficial de ANSES, el motivo que fundamenta el mencionado decreto sería que “El Reconocimiento de aportes por tareas de cuidado visibiliza y repara una desigualdad histórica y estructural en la distribución de las tareas de cuidado, reconociendo y valorando el tiempo que las mujeres destinaron y destinan a la crianza de sus hijas e hijos. Esta medida iguala oportunidades y genera las condiciones necesarias para que miles de mujeres puedan acceder al derecho a jubilarse.”

La cita elegida nos invita a pensar por medios de las palabras de la escritora, profesora y activista feminista italo-estadounidense Silvia Federici, quien al momento de rememorar sus primeros acercamientos al movimiento de mujeres menciona: “fui consciente de la importancia que la reproducción del ser humano supone como cimiento de todo sistema político y económico y que lo que mantiene al mundo en movimiento es la inmensa cantidad de trabajo no remunerado que las mujeres realizan en los hogares”. La autora ha iniciado su reflexión en la estela del marxismo en la década de 1960 y hoy es referente de los estudios sobre los acontecimientos históricos que dieron lugar a la explotación social y económica de las mujeres. Leer sus palabras nos permite resignificar no sólo lo citado en el párrafo anterior, sino la frase que pertenece a la misma autora, pero que hoy es casi un dicho popular, que aparece en paredes, memes y otros soportes, que señala: “no es amor, es trabajo no pago”. 

En el desarrollo teórico que realiza Federici en su libro Revolución en punto cero se resalta permanentemente la importancia que conlleva luchar por un salario destinado al trabajo doméstico. La autora remarca la importancia de entender que dicha lucha no se trata de una cuestión economicista, sino por el contrario, debe considerarse como una manera de revolucionar las estructuras del propio capitalismo. Sistema que ha puesto a la mujer como sostén fundamental del trabajo asalariado al asignarles diariamente tareas de cuidado no pagas. Esta lucha representa una forma contundente de decirle al mundo que aquello que se ha romantizado y revestido con la palabra “amor” nada tiene que ver con un destino natural de las mujeres, debiendo señalar que fueron ellas quienes bajo este mandato han debido resignar sus deseos.

El hecho de que el Estado otorgue una jubilación a las mujeres por estas tareas de cuidado representa considerarlas como trabajadoras, en este sentido, entendemos que este decreto dialoga con el postulado principal de la autora, toda vez que ambos hacen referencia al reconocimiento de las tareas de cuidado como un trabajo. Aun así, sin dejar de ser valorada como un avance para muchos casos particulares, es imperioso señalar que la medida aquí tratada sabe a poco. Esto si tenemos en cuenta que la crianza de unx hijx no se limita a un año de trabajo, sino que deberían ser considerados los años que conllevo su crianza completa. Además, se debe señalar que dicha política pública no incluye a aquellas mujeres que se hicieron cargo de las tareas domésticas de un hogar sin haber maternado, o sea, en el sentido de no haber respondido al mandato principal para todo cuerpo con capacidad de gestar. Es importante este señalamiento, toda vez que de por sí hacerse cargo del hogar es sostener la mano de obra del trabajador (hombre proletario, en el marco del análisis de Federici), quien tiene al servicio una mujer que no solo administra, ejecuta y garantiza todas las tareas del hogar, sino que además acompaña desde lo amoroso, logrando por esto, que aquel trabajador sea aún más productivo.   

Todo lo que aquí volcado, es un puntapié inicial para dar lugar a distintas reflexiones, que desde los postulados de Federici, como también desde los feminismos Queer y colectivos disidentes, han aportado al análisis de la problemática de las tareas de cuidado. Es por esto que, a partir de noviembre, Virginia Bolten abre su primer grupo de lectura que tiene como objetivo el abordaje del libro antes citado: Revolución en punto cero.  Elegimos comenzar por acá, por este libro, porque no es solo un desarrollo teórico de la autora, sino un escrito que se fue construyendo a lo largo de sus años de militancia feminista. Porque es una obra que continuamente nos invita a revisar el contexto histórico en el que fue escrito y preguntarnos por la vigencia de sus palabras. Te invitamos a participar de una lectura guiada, acompañada de material audiovisual, artículos, poemas e información que colabora a repensar sus palabras y repensarnos nosotres en nuestro presente. Por más información podés escribirnos por inbox a @periodicovorginiabolten o por mail a “talleres@virginiabolten.com.ar”.  

 
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Abordajes que desbordan

Ilustración por Luciano D´amico

por Carolina Acevedo

La noche del pasado 25 de julio, Santiago “Chano” Moreno Charpentier recibió un disparo por parte de un integrante de la fuerza policial. Este hecho ocurrió en el intento de abordar un episodio de crisis emocional de Chano, quien se encontraba en su domicilio ubicado en el Partido de Exaltación de la Cruz, Provincia de Buenos Aires.

Ante este suceso, desde Virginia Bolten nos encontramos con Vanesa Jeifetz, Psicóloga y Magíster en Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Docente de la Cátedra II Salud Pública/Salud Mental, de la Facultad de Psicología de la misma universidad e integrante de la organización social “RESET – Política de drogas y Derechos Humanos”. Invitamos a Vanesa para que nos comparta su opinión y nos ayude a pensar sobre lo sucedido, dado su conocimiento como profesional especializada en este campo.

Carolina Acevedo: ¿Qué cuestiones visibiliza el caso de Chano en relación a la Ley Nacional de Salud Mental?

Vanesa Jeifetz: Principalmente creo que visibiliza la dificultad en su implementación, haciendo eje en las internaciones involuntarias. En relación a las mismas, hay varias cuestiones a señalar: uno de los cambios más importantes que nos trajo la Ley Nacional de Salud Mental, es haber transferido la potestad, de los jueces a los equipos de salud, para poder internar a una persona en contra de su voluntad, cuando mediare situación de riesgo cierto e inminente. Esto indudablemente implica un enorme cambio en las prácticas cotidianas de lxs profesionales de la salud, que ahora se ven mucho más involucradxs, en dicha decisión terapéutica.

El problema que tenemos es que este cambio, en líneas generales, no sucedió. Lxs profesionales de la salud tienen mucho temor de realizar una internación involuntaria, suponiendo que en ese acto, estarían contraponiéndose al espíritu de la Ley que presenta un fuerte enfoque de derechos. Acá vemos un problema en la interpretación de la misma, que evidentemente, tras 11 años desde su sanción, no pudo ser adecuadamente internalizada por muchxs profesionales. Ese temor lxs lleva a su vez, a vulnerar el Art. 7 de la misma, donde se establecen los derechos de las personas con padecimiento mental, entre los cuales se destaca: “El derecho a recibir atención sanitaria (…) con el objeto de asegurar la recuperación y preservación de la salud” y “El derecho a recibir tratamiento y a ser tratado con la alternativa terapéutica más conveniente (…)”.

Esta actitud negligente de muchxs profesionales, se explica en parte, por la falta de consolidación de equipos de trabajo y de una decisión institucional, que pueda respaldar esta decisión terapéutica, que implica un gran esfuerzo de trabajo tanto para efectivizarla como, para luego, sostenerla; una vez que la persona se encuentra internada, ya que como sabemos lxs que trabajamos en esta problemática, las personas que presentan una adicción, requieren de un enorme trabajo terapéutico, en cualquier dispositivo en el que estén realizando tratamiento.

Por otro lado, tenemos aquellxs profesionales que no presentan temor a la hora de realizar una internación involuntaria, sino que lo hacen principalmente al modo de “cubrirse” ante cualquier requerimiento jurídico; esto para acelerar el tiempo que implicaría trabajar con el/la paciente, a fin de que acceda a una internación voluntaria, y/o para que funcione de límite al potencial abandono de la internación y así no tener que vérselas con el trabajo terapéutico de sostener al/a paciente.

Podemos pensar que la Ley Nacional de Salud Mental demanda, para su implementación, un grado de compromiso de lxs profesionales del campo de la salud, que la mayoría no posee. Por lo tanto, si queremos que se implemente, debemos trabajar fuertemente en ello y que tal como establece el Art.31 y su reglamentación, la Autoridad de Aplicación, desarrolle las políticas por ella establecidas.

Otra cuestión a señalar, es la dificultad en el cumplimiento del Art. 21 de la Ley, donde se establecen las obligaciones de los jueces en relación a las internaciones involuntarias. Lo mismo se observa respecto al Órgano de Revisión, institución creada por la propia Ley Nacional en su Art. 38, “(…) con el objeto de proteger los derechos humanos, de los usuarios de los servicios de salud mental”.

Por último, podemos ubicar un grupo minoritario de profesionales que intenta cumplir con los principios establecidos por la Ley, con un alto grado de compromiso y vocación por aliviar el padecimiento mental.

Carolina Acevedo: ¿Por qué pensás que se llamó a la policía?

Vanesa Jeifetz: Un poco por lo que te decía recién, por la falta de compromiso de muchxs profesionales en esta problemática, el rechazo que todavía existe hacia las personas que presentan un consumo problemático y/o una adicción, la dificultad para apropiarse de los contenidos de la Ley Nacional de Salud Mental y también, no menos importante, la falta de formación para intervenir en estas situaciones tan difíciles.

Frente a este escenario, la institución que generalmente termina poniendo un límite a estos desbordes, más allá de que no sea lo esperable, es la policía. En este sentido, creo que tenemos una deuda importante desde el sistema de salud, para poder estar a la altura de las demandas existentes y responder adecuadamente a las mismas. Más allá de que tenemos vigente la Resolución 506/13 del Ministerio de Seguridad de la Nación de 2013, que incluye un protocolo de intervención para las fuerzas de seguridad, en situaciones de personas con padecimiento mental y consumo problemático, para los casos en que exista riesgo para sí o para terceros. La realidad de este caso y de otros, nos muestra que este protocolo no fue implementado de manera sistemática dentro de las fuerzas de seguridad.

Carolina Acevedo: Hablabas del rechazo de estas personas ¿con qué pensás que tiene que ver, este rechazo de lxs profesionales de la salud hacia las personas con consumos problemáticos y/o adicciones?

Vanesa Jeifetz: Creo que tiene que ver con varias cosas. En primer lugar, podemos pensar que la Ley 23.737 perteneciente al Código Penal, que aún continua vigente, penaliza en su art.14 la tenencia de drogas para consumo personal. La representación social que produjo esta Ley, acerca de las personas con problemas de drogas, caló muy hondo en nuestra sociedad. La idea de un sujeto peligroso, que comete un delito, tiñó en gran medida, la posibilidad de ver a estas personas como padecientes. Esto lo podemos ver reflejado en la escasa accesibilidad que tienen las mismas, al sistema de salud. Según estadísticas de la Sedronar de 2017, sólo el 3,9% de las personas que presentan indicadores de dependencia de consumo o consumo de riesgo, buscan ayuda profesional.

En una investigación reciente sobre la implementación de la Ley Nacional de Salud Mental en personas con adicciones, un profesional nos decía: “yo no medico faloperos”. Esta respuesta, nos hace pensar que muchxs pacientes con adicciones, no son vistxs por lxs profesionales de la salud, como pacientes y esto constituye, una de las más importantes barreras en la accesibilidad a la atención.

Por otro lado, en esa misma investigación, pudimos relevar que no hay una comprensión adecuada de la problemática en muchxs profesionales y esto también suele producir rechazo.

En segundo lugar, estxs pacientes nos suelen interrogar la eficacia de las herramientas con las que contamos lxs profesionales. Nos incomodan, nos obligan a repensar nuestras prácticas, nuestras intervenciones, así como nuestras conceptualizaciones sobre la salud y la enfermedad. “Estos pacientes generan mucha bronca e impotencia y por eso, algunxs se habilitan a decir ‘yo no atiendo adictos’, aunque la Ley dice que tenemos que hacerlo”, me decía una profesional recientemente.

Asimismo, observo una dificultad generalizada, para asumir la complejidad que tienen estxs pacientes y, en consecuencia, el abordaje que necesitan. Nos exigen una gran disponibilidad, en varios sentidos: uno de ellos es el temporal, que se suele contraponer a los acelerados tiempos de atención institucionales. A veces, realizar una internación involuntaria por ejemplo nos puede llevar toda una tarde, o toda una mañana.

Por eso, sostengo la idea de que lxs profesionales que trabajan en esta problemática, tienen que elegir hacerlo, no que les toque porque sí, deben tener deseo de asumir tan grande desafío.

 
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El fuego que envolvió a la locura

Carolina Acevedo

No lo sabía, no lo había escuchado. No solo eso, sino que, hablando con varias personas muy activas y presentes en el mundo de la Salud Mental fue llamativo ver que tampoco estaban al tanto. Esto me generaba más ganas de buscar información. En mi cabeza sonaban “78 muertos”, 78 personas (entre usuarixs y trabajadorxs) que fallecieron como resultado del incendio ocurrido la noche del 26 de abril de 1985 en la Clínica Saint Emilien, un neuropsiquiátrico en el cual se encontraban internadxs en ese momento más de 400 personas. En esta búsqueda de saber más me encontré con Diego, un vecino del barrio que esa noche ayudó a abrir la puerta del frente de la clínica, para que pudieran salir las personas que se encontraban ahí. El fuego se inició en el 3° piso, donde se alojaban la gran mayoría de las personas internadas. Según los registros que encontré en algunas plataformas web, ya habían cenado y estaban dispuestas a dormir. 

Diego recuerda que entre las 20hs. y las 21hs. él y sus amigos, se encontraban a solo una cuadra, charlando y compartiendo un rato la esquina (una escena muy común en los barrios, donde la muchachada de siempre se juntaba a hablar de nada o de todo). De repente, escucharon fuertes explosiones que provenían de la clínica. Al acercarse al edificio, que se encontraba en Republiquetas al 3390 (hoy Av. Crisólogo Larralde), aquella gran estructura imponente de varios pisos se volvió ruidosa debido al estallido de sus vidrios, como resultado del fuego que parecía querer salir de las paredes para avisar que había llegado.

Ante este relato, se me ocurre preguntarle a Diego si recuerda alguna alarma previa que indicase el fuego. Con gesto de seguridad él me respondió: “ninguna alarma”. En ese momento supuse que sería lo más común que esos lugares tuvieran alarmas contraincendio, aunque a la vez recordé que esto sucedió en 1985; habría que ver cómo era la regulación en ese momento, pensé. Buscando información sobre este aspecto, pude ver que en varios medios se mencionan ciertas irregularidades, que ya venían sucediendo en el edificio. Existió un informe, emitido días previos al incendio, en el cual constaba información suficiente para que la ex_Municipalidad (hoy Gobierno de la Ciudad) emitiera contra la clínica algún tipo de sanción, penalidad o hasta clausura. Pero eso no ocurrió. A la vez, hasta el año 1980 existió una normativa que exigía a estos sitios un permiso del Cuerpo de Bomberos, pero esa disposición, para 1985, ya no tenía vigencia.

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Yendo al encuentro de información acerca de la causa descubro que la misma se encuentra cerrada por el paso de tiempo. La causa penal por esta tragedia se cerró sin responsables. Por otro lado, el fallo de la Cámara Civil y Comercial Federal da cuenta de que el incendio se debió a notorias deficiencias edilicias en las instalaciones de la clínica. Se probó que faltaba ventilación en el subsuelo, había poca iluminación y exceso de camas. Además, en 1999, la familia de una de las víctimas fatales del incendio recibió una indemnización por dicha perdida. En este marco, debido a la muerte de Susana Escasany -una paciente internada por un cuadro de depresión y fallecida durante el incendio-, se encontraron culpables a las autoridades de la clínica, así como a la ex_Municipalidad y a la Obra Social para el Personal de los Ministerios de Salud, Trabajo y Seguridad Social.

Al escribir esto recuerdo expresiones de Diego que, confundido, mencionaba el recuerdo de una persona que se tiraba por la ventana del tercer piso, como un acto de desesperación ante la presencia del fuego. Luego, pude constatar que seguramente su recuerdo se trataba de una enfermera de la clínica, Beatriz Bustos, de 34 años, que se arrojó por una ventana del tercer piso para escapar de las llamas y falleció por la caída. Es interesante que Diego mencionara que esa imagen le hacía recordar a los hechos ocurridos el 11 de septiembre de 2001 en las emblemáticas torres gemelas de Estados Unidos. Esto me hace pensar, cómo nuestra cabeza conecta episodios que, aunque muy alejados se repiten, se nos instalan, dejan de ser un hecho histórico, para pasar a ser parte de nuestras imágenes.

Foto: Verónica Raffaelli

Caminando con Diego, rodeando la clínica, seguimos charlando sobre lo llamativo de lo abandonado del lugar después de tantos años. Es de conocimiento de todes que, desde hace algunas décadas, la gentrificación (o palermización, como popularmente se le suele llamar en la Ciudad de Buenos Aires, dado que el fenómeno comenzó por aquel barrio porteño) se viene extendiendo más allá del su núcleo de origen, invadiendo barrios de alrededores y más allá. Este fenómeno, ya hace algunos años, ha llegado a Saavedra, junto con la especulación inmobiliaria que implica. Por este motivo, no deja de ser extraño que un terreno con las características de la ex clínica no tenga ya hace tiempo un cartel que anuncie la construcción de un nuevo e imponente edificio de categoría con imperdibles amenities, al que solo podrá acceder un acotado sector social.

La pregunta que más tenía ganas de hacerle a Diego fue si una vez ocurrido el incendio el barrio había realizado algún tipo de ceremonia, o si las familias habían llevado adelante algún encuentro con velas, un ritual o práctica que permitiera despedir a las víctimas fatales. Fueron 78 las personas que perdieron su vida tras el hecho. Diego me cuenta que no recuerda nada de eso, al otro día solo quedaban comentarios en el barrio, pero nada más. Ante esto se me vienen a la mente palabras de la autora Judith Butler, cuando habla de vidas precarias y sostiene: “Algunas vidas valen la pena, otras no; la distribución diferencial del dolor que decide qué clase de sujeto merece un duelo y qué clase de sujeto no, produce y mantiene ciertas concepciones excluyentes de quién es normativamente humano: ¿qué cuenta como vida vivible y muerte lamentable?”.

Según varias fuentes, algunas de las personas internadas murieron calcinadas debido al elevado nivel de calmantes que les habían dado antes de dormir y que les impidieron reaccionar, mientras que otres no estaban dormides pero igualmente no pudieron evadir el fuego debido a que se encontraba atades a sus camas o con las puertas de sus habitaciones bajo llave. En este sentido, es importante recordar que la Ley Nacional de Salud Mental, promulgada en el año 2010, dice en su Art. 7° que las personas con padecimientos mentales deben recibir atención sanitaria y humanizada, a la vez que remarca su derecho a conocer y preservar su identidad, sus grupos de pertenencia. Esta ley no estaba vigente al momento del incendio. Uno de los registros más importantes que dieron fundamentos a la mencionada Ley fue el libro “Vidas Arrasadas”, realizado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en el cual se relata aquello que sucedía en algunos nosocomios con el fin de mostrar la importancia de una normativa que propicie que esas situaciones de abuso, abandono y desidia dejen de ocurrir. Sin embargo, muches sabemos que esto sigue ocurriendo.  

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Me pregunto, qué hubiera pasado si el incendio hubiera sucedido en una clínica no psiquiátrica, es decir, un sitio distinto, que no se encontrara lleno de personas con las etiquetas de sus diagnósticos, que las vuelven lo extraño, lo no normal, lo loco. ¿Hubiera pasado lo mismo? ¿Sería tan desconocido todo esto? ¿Existiría la misma cantidad de personas que en este momento recién se están enterando de este episodio al leer esta sencilla nota? Entonces, ¿será que en realidad fue la locura la que envolvió al fuego?

 
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Campaña global contra la masacre del pueblo colombiano

por Guillermo Martínez

El día viernes 7 de mayo, el movimiento antimilitarista colombiano convocó a una campaña global contra la masacre por parte del Estado colombiano. Redactaron una carta que puede ser descargada desde acá para presentar en las embajadas y consulados de Colombia.

Respecto de la convocatoria, una compañera del movimiento antimilitarista expresó “No pensamos rendirnos y por eso les pedimos ayuda. El movimiento antimilitarista en Colombia convoca a toda la solidaridad internacional para este viernes 7 de mayo. El mensaje será claro: por el desmonte de la ESMAD y contra la represión al pueblo colombiano”.

Como ya se ha informado previamente en la nota Pueblo Colombiano es masacrado en medio de protestas contra reforma tributaria, el Estado colombiano está masacrando la población que se encuentra activa durante masivas movilizaciones. 

Las protestas se iniciaron el pasado 15 de abril cuando el Ministro de Hacienda presentó al Congreso de la República un proyecto que venía elaborando meses atrás, el que incluía: incrementar el IVA del 5% al 19% a la gasolina, ampliar el impuesto de renta escaladamente a salarios de dos millones y medios de pesos (650 dólares), ampliar impuestos a las pensiones y varias otras modificaciones más al sistema tributario del país. Esto en medio de uno de los momentos de crisis económica más agudos de los tiempos recientes, donde el 14.2% de la población está desempleada y el 42.5% de la población vive bajo la línea de pobreza.

Frente al silencio de la comunidad internacional, la sociedad civil se está movilizando en solidaridad con el pueblo colombiano. Para visibilizar estas acciones y seguirlas pueden compartir el hashtags #ContagioAntimilatarista.

 
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Tehuel: trans-formemos los medios

Foto: Verónica Raffaelli

Por Adriana Ramos, Agustina Paz Frisia, Dolores Sanz y Carolina Acevedo

El 11 de abril pasado se cumplió un mes de la desaparición de Tehuel de la Torre, un varón trans de 22 años y aún no se sabe nada de su paradero. Salió de su casa en San Vicente, Provincia de Buenos Aires (ciudad que se encuentra a unos 50 kilómetros de la Capital Federal), el día 11 de marzo a las 19 hs. camino al barrio La Esperanza, en Alejandro Korn, para encontrarse con Luis Alberto Ramos de 37 años, quien le había ofrecido una oportunidad de trabajo como mozo para un evento. La hermana y la pareja de Tehuel, al ver que no tenían noticias sobre él, se presentaron el sábado 13 de marzo, ante la Comisaría N° 1 de San Vicente para radicar la denuncia por su desaparición. Hasta la fecha, la Fiscal Karina Guyot, de la UFI descentralizada de San Vicente, llevó a cabo varios allanamientos en domicilios particulares, entre ellos el de Ramos, y en terrenos de la zona. En el domicilio de Ramos fue hallado el celular destruido de Tehuel y su campera con rastros de haber querido ser quemada. Actualmente, también se encuentra detenido Oscar Alfredo Montes de 46 años, quien, junto a Ramos, vieron por última vez a Tehuel. Uno de los últimos datos obtenidos refiere que, en base a la geolocalización del teléfono de Tehuel, el joven llegó aproximadamente a las 19.45 hs. a la cita con Ramos y hasta aproximadamente las 12 hs. del día siguiente su celular emitió señales en la misma zona. Todos los teléfonos incautados están siendo sometidos a diversos peritajes. Se encontró una foto en el celular de Ramos sacada el mismo día que Tehuel fue visto por última vez, donde aparece acompañado por los dos hombres detenidos por su desaparición. A la fecha la causa se encuentra caratulada como “averiguación de paradero”.

La última vez que vieron a Tehuel estaba vestido con un pantalón gris, una camisa manga corta blanca, un camperón azul con detalles blancos, una gorra con visera gris y negra y zapatillas azules. Tiene contextura robusta, tez blanca, cabello corto de color oscuro y mide alrededor de 1,56 metros.

A todo esto ¿Dónde está Tehuel? ¿Qué se dice en los medios sobre su desaparición?

Es evidente que los medios hacen una clasificación de cuáles cuerpos son importantes y cuáles no. Qué historias son interesantes de publicar. Qué historias son noticia. En esas clasificaciones, no hay lugar para las personas trans. No hay que ahondar mucho para corroborarlo, solo hacernos algunas preguntas y responder con los datos duros que los propios medios hegemónicos (que se llenan de dinero) nos proporcionan. La desaparición de Tehuel y la angustia de su familia no ocupó ninguna de las primeras planas de los periódicos. Muy pocos programas y noticieros informaron sobre el tema. Y de los que lo hicieron, muy pocos le dieron el trato y el respeto que merecen Tehuel y su familia.

Hicimos un rastreo sencillo. Fuimos a los buscadores de los diarios más consumidos del país, y analizamos cuánto informaron y aportaron sobre la búsqueda de Tehuel de la Torre.  

El número de notas que se publicaron por su desaparición fue escaso. La comunicación recién volvió a reactivarse con motivo de la marcha que familiares y organizaciones sociales realizaron el lunes 12 de abril. Las llamas se encendieron para hablar sobre la causa gracias a la movilización insistente de las organizaciones, la familia y les vecines. De otra manera hubiera quedado en el olvido. I Acevedo, integrante de la Asamblea TTNB por la Salud Integral y parte del grupo de Autoconvocadxs por Tehuel, se manifestó al respecto diciendo “Dentro de los clásicos medios más grandes Página 12 ha sido el que tuvo cierta cobertura. Pero una cobertura que no ha sido la correcta, porque apareció en el suplemento “Soy” y esto no es algo para poner en un suplemento. Es algo grave para poner en la tapa de un diario” y agregó “es un tema social que nos compete a todxs, no solamente a un suplemento de diversidad que solo lo lee gente que les interesa el tema.” (Después de unos días el medio mencionado comenzó a publicar la búsqueda de Tehuel en la sección de sociedad). También hizo referencia a cómo las organizaciones pensaron la forma en hacer que esta noticia tenga un valor “noticiable” para los medios, de manera que permanezca en agenda: “Tuvimos que generar una agenda de ‘Un mes sin Tehuel’. Eso, que lo generamos nosotres, “un mes sin Tehuel”, eso es algo que los medios tendrían que hacer por su cuenta porque esa es su tarea” remarcó.

En estos días, también nos animamos a encender la televisión para saber cuánto y cómo se estaba cubriendo la desaparición de Tehuel. El primer medio en referirse a los hechos televisivamente lo hizo con una cobertura que no obedece a un compromiso con la lucha de la familia y no pone en agenda las problemáticas atravesadas por la comunidad Trava, Trans y No Binarie (TTNB). Con letreros que ocupaban toda la pantalla, se jactaban de tener información exclusiva diciendo: “Encontramos huesos con sangre”, “la familia teme lo peor”, “hay una bolsa negra” desinformando a través de la insinuación, con datos que luego la fiscalía confirmó que eran pistas negativas. Asimismo, se indagó sobre la sexualidad de Tehuel, preguntando insistentemente a su pareja cuál era el vínculo de este último con Luis Alberto Ramos. En todo momento la motivación de la cobertura estuvo plagada de la promoción del morbo y la intención del relleno de espacio. Otros medios hicieron mención al tema poniendo como graf “Tehuel de la Torre, una chica de 21 años desaparecida” negando a cada momento la identidad autopercibida de Tehuel. También se hizo hincapié en supuestas pistas que no hacían más que indagar su vida sexual.

Charlamos con Mariano Camilo, activista, que apoya al colectivo “Autoconvocadxs por Tehuel” y nos compartió al respecto: “Los medios hegemónicos cada vez están menos. Comenzaron hablando de él en femenino. Después se hizo un reconocimiento de su identidad. Se lo ha tratado de manera inadecuada e ilegal     , puesto que la Ley de Identidad de Género habla sobre trato digno y respeto a nuestra identidad. Sí estamos siendo acompañados por medios independientes, por pequeños medios de comunicación, diarios, agencias más afines a temáticas de género.” y enfatizó “La verdad que es el momento que los medios hegemónicos más aparezcan para la difusión de la causa.”

No es menor el rol de los medios como difusores de discursos que contribuyen a diversas miradas y sentidos en el seno social. Es por eso fundamental que actúen de manera responsable promoviendo la equidad de género, el respeto a la intimidad y la identidad de todxs aquellxs a quienes se refieren. Solo de esa manera dejarán de contribuir a la reproducción de desigualdades y estigmatización de las personas trans. Actualmente se encuentra vigente la Ley 26.743 de identidad de género, sancionada el 9 de mayo de 2012, que establece que la identidad de género autopercibida por cada persona debe ser respetada en los ámbitos públicos y privados.

Respecto a ello, I Acevedo hizo referencia al comunicado del que participó como miembro de la “Asamblea Trava Trans no Binarie por la Salud Integral” titulado “Aparición Con Vida de Tehuel – A un Mes de su Desaparición”: “Hay un montón de responsables políticos. Berni por supuesto es lo peor, pero después hagámonos cargo de que esto permea a la sociedad. En nuestro comunicado se dice que cada periodista es responsable del tratamiento que se le dio o no se le dio. Y si se le dio tratamiento, el modo en que se lo hizo poniendo en tela de juicio la vida íntima de Tehuel. Todo lo que dice el comunicado te lo repetiría. La omisión es una acción tan grave como la acción equivocada. No nombrar el tema, no seguirlo, es una acción grave.” Cierra reflexionando: “Cada medio debería tener mínimamente una persona trans que esté persiguiendo estos temas. Cómo se trata a las personas trans, qué imagen se da de eso, y que cobertura hay de estos temas”.

Foto: Verónica Raffaelli

La búsqueda de Tehuel por parte de familiares, amigues y organizaciones LGTTBQ+, deja a la vista el desamparo de algunas vidas, las que llevan en sus cuerpos años de violencias estructurales, en contraposición a ciertas otras que son altamente protegidas, lo que conlleva a que sea una comunidad organizada la que motorice las acciones para su búsqueda y exija su aparición con vida. La organización que se dispone es parte de la lucha por el reconocimiento, que promueva una transformación. En relación con ello, Mariano Camilo se refirió a la importancia de una modificación en la reforma judicial que contenga perspectiva de género basada en las vivencias de su comunidad: “Que se entienda que entre  las instituciones que nos expulsan, muchas veces la primera es la familia y eso hace que nuestras vidas conduzcan a huir para garantizar nuestra seguridad física y emocional. Eso hace que muchas veces nos quedemos con personas de nuestro colectivo, con personas como nosotrxs, trans, travestis, no binaries. Entonces formamos vínculos muy fuertes, muy importantes, que muchas veces nos cambian la vida. Y lo que pedimos es que sea tenido en cuenta a la hora de hacer un trámite, de entrar a la habitación de una internación. Que tenga el mismo peso que tiene la familia tradicional desde el punto de acceso a derechos.”

La lucha comunitaria motoriza la búsqueda de Tehuel depositando todos los esfuerzos para que no se evapore del discurso público y político. La Asamblea TTNB dejó plasmado en un documento las demandas que vienen sosteniendo las comunidades y movimientos LGTTBQ+ y exigiendo a un sistema cisheteronormativo, patriarcal y capitalista, entre otras cosas:

  • Ley Nacional de Cupo e Inclusión Laboral
  • Reforma Judicial con Perspectiva de Géneros basada en la experiencia de personas TTNB.
  • Efectivo cumplimiento de la Ley de Identidad de Género.
  • Aparición con vida de Tehuel.

Quienes escribimos estas líneas también nos sumamos al grito de aparición con vida de Tehuel. Evitar el silencio, es nuestro compromiso.

Las autoridades solicitaron que quien tenga alguna información sobre su paradero se comunique con la UFI Descentralizada de San Vicente, llame al 0221-429-3015 o escriba a perdes@mseg.gba.gov.ar. Actualmente, el Ministerio de Seguridad bonaerense ofrece una recompensa de hasta 2 millones de pesos a quien aporte información fehaciente sobre el paradero de Tehuel.

 
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La salud es prioridad nacional, mientras no seas de Andalgalá

Foto: Verónica Raffaelli

Por Carolina Acevedo y Vanessa Dourado 

El último 22 de marzo, Día Mundial del Agua, el pueblo de Andalgalá, de la provincia de Catamarca localizada en el Norte de Argentina, inició bloqueos selectivos en las rutas que dan acceso a la zona del Nevado de Aconquija, región donde hay glaciares y ambientes periglaciares, a fin de impedir que avancen las máquinas, empleados y proveedores de la empresa canadiense Yamana Gold. La empresa logró autorización del Ejecutivo provincial que encabeza Raúl Jali para perforar la cordillera y, por ende, dar seguimiento al proyecto MARA, una integración del proyecto Agua Rica con la planta de la Minera Alumbrera.  

El ejecutivo de Yamana —que tiene operaciones en Cerro Moro (Santa Cruz), Glencore en Aguilar (Jujuy) y Goldcorp en Cerro Negro (Santa Cruz)—, Peter Marrone, afirma que el emprendimento en Catamarca aprovecha la infraestructura existente,  mejora economicamente el proyecto y simplifica la concesión de permisos. 

En el año 2008, en Argentina, la diputada Marta Maffei presentó una ley con el objetivo de proteger los glaciares y el ambiente periglacial. La ley fue aprobada en 2010 y en el año 2011 se dio inicio el inventario de los glaciares del país. Los glaciares contienen casi 70% de la reserva de agua dulce disponible en el mundo.

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Los proyectos mineros a cielo abierto, vía de regla, consumen muchos millones de litros de agua, contaminan el agua, el aire y los suelos con una alta concentración de metales pesados y otros compuestos químicos necesarios para la extracción de minerales como Cobre, Oro y Molibdeno, que son explotados por esta empresa norteamericana en Catamarca. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y una vasta literatura académica, la minería artesanal e industrial es una amenaza a la preservación de la calidad del agua dulce necesaria para el abastecimiento de agua potable, su uso recreativo y la producción de alimentos. También se relaciona a estas actividades un nivel considerable de exposición humana y graves problemas de salud pública.

El alto costo socioambiental y el impacto directo e indirecto sobre el bienestar y el derecho humano a un ambiente sano, hizo que un grupo de vecinos de Andalgalá, con poco más de 20 mil habitantes y cerca de 300 años de existencia, conformarse una Asamblea para denunciar y resistir a los proyectos mineros en la región. La Asamblea El Algarrobo se formó en 2010 y en ese mismo año, el gobierno de Catamarca reprimió brutalmente al pueblo con palos, bombas de gas lacrimógeno y balas de goma. Más de 150 personas fueron detenidas por el hecho de protestar. 

Ana Gloria Chayle, ciudadana andalgalense y miembro de la Asamblea El Algarrobo, relata que Andalgalá es territorio de resistencias y que las mujeres son las que están en la línea de frente de las distintas movilizaciones que se están dando desde esta primera represión en el año 2010. Ana cuenta que Las Mujeres del Silencio, grupo de mujeres andalgalenses, fueron golpeadas por las fuerzas represivas del municipio. A raiz de esto, se organizaron para salir todos los miércoles con las bocas vendadas y las manos atadas como una forma de denunciar y resistir a la represión y a la violación de los derechos de los pueblos y de la naturaleza. 

Chayle también habla de lo que llama “contaminación social”. Según la asambleísta, esta es una contaminación que atraviesa desde el momento cero a las poblaciones donde los proyectos extractivistas intentan instalarse. La ilusión de lograr un futuro mejor, dice ella, hace que las personas dejen de poner el bien común como prioridad y genera una división social que termina por beneficiar a las empresas y a unos pocos. 

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En un contexto de pandemia, Andalgalá está fuertemente militarizada a fin de garantizar el distanciamiento físico, sin embargo, no ha aumentado el contingente de personal de salud e insumos. Asimismo, este refuerzo policial se dio justo después del levantamiento popular, observa Ana Chayle.

La industria minera es una de las más rentables del mundo, sus ganancias han aumentado significativamente en los últimos años. En el año 2017, las 50 empresas más importantes del sector en la bolsa de valores sumaron 896.000 mil millones de dólares. Según el Banco Mundial, la minería es un motor clave para el desarrollo económico de los países dichos del tercer mundo y una oportunidad para el desarrollo territorial y el combate a las desigualdades. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), Catamarca —donde los proyectos mineros funcionan desde el año 1997— es una de las provincias más pobres del NOA (Noroeste Argentino).

El 1 de mayo de 2019, el mismo Banco Mundial puso en marcha el Mecanismo para una Minería Climáticamente Inteligente, según el organismo, el primer fondo destinado a lograr una explotación de minerales climáticamente inteligente y sostenible. En abril de 2020, el presidente Alberto Fernández decretó la minería como servicio esencial. El 30 de julio de 2020 se llevó a cabo la primera reunión para la construcción del Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino, en esta ocasión Fernández dijo “vamos a pedirle a la minería que se desarrolle de un modo sustentable”. 

Mientras sale la publicación de la presente nota, activistas de la Asamblea El Algarrobo comunican que las fuerzas represivas de Catamarca, por orden de la fiscalía, están llevando detenidas a varias personas que están luchando por el agua en Andalgalá.

 
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Úrsula, 18 años, otro femicidio y ahora ¿Qué hacemos?

por Carolina Acevedo

Escribir, decir algo, por momentos “todo” está dicho, el punto es qué vamos a hacer luego de escribir. La noticia de una chica más, asesinada en manos de un femicida, solo genera indignación, pero no la suficiente como para que deje de suceder. Aunque a la vez vuelve a hacer que todas queramos decir algo, poner una foto en nuestras redes, tener una charla con nuestras mujeres cercanas, amigas, hijas, hermanas, vecinas y colegas para volver a decirnos “esto es terrible”. El femicidio de Úrsula se suma a la estadística del Registro Nacional de Femicidios emitido por la agrupación feminista “Mujeres de la Matria Latinoamericana – Mumalá”, en cual nos dice que el 25% de las víctimas habían realizado denuncias previas. En el mes de enero de este año hubo 26 femicidios. Entonces, cómo hacer para que además de indignarnos como sociedad, se logren efectivas acciones concretas y reales que apunten a una prevención, que alojen la duda de qué hacemos con estos varones femicidas que no dejan de acatar este mandato patriarcal, que no se animan ni siquiera a preguntarse, que no quieren poner en duda que son parte de este sistema que violenta, abusa y mata.

Cuestión compleja, ¿Qué hacemos? A la vez, nosotras y nosotres, nos preguntamos dónde ir a hacer la denuncia, si ahí trabaja el violento, si la misma esencia de la institución ante la cual una debe denunciar se construyó en el marco de la opresión, la autoridad y abuso de poder como todo orden verticalista y patriarcal. Si son la Ley, si son la respuesta, si son las balas, si son los femicidas. Dos días antes del femicidio de Úrsula perpetrado por su ex pareja, un policía llamado Matías Martínez, el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, publicaba en sus redes sociales “NO TE QUEDES AFUERA! Sigue abierta la convocatoria para el ingreso a las Escuelas de Formación Policial de la Provincia de Buenos Aires. Inscribite”. De los registros de Mumalá se sabe qué el 12% de los femicidas pertenece a una fuerza de seguridad. Cómo hacemos en este mundo del revés para caminar sin caernos de cabeza, para organizarnos sin perder a una de nosotras todos los días. Clases de defensa personal en las escuelas, así desde chicas construimos nuestros cuerpos desde un lugar más potente, con un registro de su potencial y de su propia capacidad de cuidado. Charlas y encuentros para las adolescentes y adultas para que podamos darnos cuenta de que esto nos oprime a todas, de que no es solo esa víctima, que somos todas todos los días.

Está bien, vamos por eso, pero en el mientras tanto hoy a quién le toca. Mañana que piba ya no va a estar. Mientras que el presidente Alberto Fernández se acuesta pensando que le ganó al patriarcado, nosotras sabemos que en realidad el patriarcado nos gana la vida de una compañera todos los días. Nosotras no podemos dormir. Pero dormimos igual, porque esto es un sistema en el cual todo sigue. Porque nos acordamos de casos idénticos a este y otros, donde pasados los meses y los años ya ni sabemos qué pasó con el grupo de amigos que violaron en manada o el médico pedófilo que trabajaba en un hospital de niñes, los funcionarios públicos que abusaron y asesinaron a una chica en una fiesta y la lista sigue. Qué hacer, qué hacemos, nos juntamos, nos encontramos, nos abrazamos y ¿Qué más?.

 
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Feminismos y solidaridades en medio de la pandemia

Carolina Acevedo

“Estamos en medio de una pandemia”, se escucha todo el tiempo. Es la misma para todo el planeta, pero acá en la Ciudad de Buenos Aires es muy distinta para cada une.

Algunes están preocupades, pensando en cuándo van a volver a su centro de belleza, al gimnasio o a esa cafetería que tanto disfrutaban en los paseos por la ciudad, junto a sus caniches disfrutadores de alimentos balanceados. Otres están viendo cómo hacer para llegar a fin de mes, cómo sostener el servicio que prestaban, transformándolo en virtual y poder pagar el alquiler, las expensas y los impuestos. Se escucha por ahí que están prorrogando pagos, todes arman cuentas en sus cabezas.

Para otres el escenario es bastante más complejo, están viendo junto a sus vecines del barrio, de su pasillo, cómo hacer sin la changa que venían haciendo. Cómo comer hoy si ayer se terminaron los fideos y están quedando pocas papas. Se cruzan con su vecina, que también está preocupada, saben que esta semana la cena y el almuerzo se van a complicar.

Entonces, llegan los rumores que están entregando comida en tal sitio, en algunos lugares reciben donaciones y las reparten en el barrio, hay que anotarse en listas y llevar el DNI, hay que ir temprano a hacer fila. Se dice que los lugares están viendo la forma de aumentar las porciones, pero hoy solo tienen eso.

Están sucediendo muchas cosas, agota de por sí enumerarlas, imaginemos vivirlas.

En el territorio, les que necesitan el mango, se preguntan cómo hacemos, cómo comemos, cómo compramos el jabón para lavarnos las manos y no enfermarnos.

Mientras todo esto se me pasa por la cabeza, quiero escribir, quiero pensar en voz alta por medio de las teclas. Buscando ideas que me abracen, que me digan “es por acá”. Me cruzo con el título de una nota, que dice: “Para qué sirve el feminismo en tiempos de coronavirus”, entonces vinculo todo.

Se me viene a la cabeza un flyer que acabo de ver y que decía: “Con tu ayuda, podremos garantizar que la compañera que está lejos de sus hijxs pueda seguir en contacto con ellxs; que lxs compas que no tienen ya acceso a comedores por el aislamiento, se hagan igual de un plato de comida, bolsones de mercadería, medicamentos. Que la huerta de nuestra casa colectiva siga funcionando. Por eso, hoy más que nunca, te agradecemos que formes parte con tu aporte de nuestra red feminista de cuidados”.

La publicación es de No Tan Distintas, un espacio afectivo-político de contención y aprendizaje pensado para y por mujeres y disidencias sexuales en situación de calle, buscando una transformación singular y colectiva.

Me tiento y hablo con Daniela Camozzi (integrante del espacio) que me cuenta un montón de cosas. De todo eso, en mi cabeza me queda resonando:

“… en cuanto a cómo afectó a nuestro activismo la pandemia, lo afecta en varios sentidos, lo afecta mucho, pero a la vez potenció las redes, porque lo que se hace es confiar mucho en las redes que ya estaban, estoy pensando en las redes feministas, y nosotras que estamos en esa tensión entre el riesgo del peligro de la situación de calle de nuestras compañeras, y la potencia de los feminismos, ahí hay una interseccionalidad muy importante, que podría denominarse feminismos populares también, esas redes se potenciaron, se fortalecieron, las estamos activando mucho desde la virtualidad…” A la vez, Daniela me cuenta sobre la preocupación que les genera al espacio, las compañeras que no están cubiertas por las redes virtuales. Me recuerda que el último censo realizado a finales del año 2019 evidenció números angustiantes.

En la página del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), se informa que: “El primer dato general es que hay 7251 personas en situación de calle. De ellas, 5412 no tienen acceso a paradores, ni a establecimientos con convenio con el gobierno de la ciudad, es decir que duermen en la vía pública. El 80% son varones, el 19% son mujeres y el 1% declara ser travesti o trans. 871 son niñes y 40 son mujeres embarazadas.”

Hace pocos días, y por motivo de la pandemia, se publicó un compilado de escritos (del cual elijo omitir su título de portada, como posición política y necesaria), en el cual distintes pensadoras y pensadores reflexionan sobre esta situación mundial tan particular. Judith Butler advirtió: “La desigualdad social y económica asegurará que el virus discrimine. El virus por sí solo no discrimina, pero los humanos seguramente lo hacemos, modelados como estamos por los poderes entrelazados del nacionalismo, el racismo, la xenofobia y el capitalismo”.

A la vez, se me viene a la mente un word de siete páginas que hace poco me había llegado por whatsapp. Se trata de una gran recopilación de información sobre distintos espacios, sus convocatorias de donaciones y datos bancarios para hacer transferencia.

Entonces pienso, es claro que las redes por algún lado se están entramando.

Ante las ganas de saber más, logré comunicarme con uno de los realizadores de ese potente compilado, Nicolás Cuello, quien junto a Lucas Disalvo, ambos investigadores y activistas, armaron el documento en conjunto.

A mi pregunta sobre qué lo impulsó, Nicolás me contó: “fue tomar una posición política, pensar en la distribución del dinero y en las formas de reparación comunitaria. En las microeconomías como una forma de sostenimiento, y no como un llamado a la caridad, sino efectivamente pensar la distribución económica y la inversión de capital no retributiva como una forma de solidaridad, como una forma de apoyo mutuo, en una línea de autosustentabilidad y justicia que creemos que es urgente y necesaria”

A la vez, agregó un dato crucial: “hay una característica muy importante dentro de las comunidades sexuales que construimos y que habitamos y es que hay zonas de marginalidad y hay grados de exposición de la precariedad, que se profundizan y que quedan al margen de esta mirada y de esta necesaria asistencia del Estado para atravesar económicamente un periodo como el que estamos atravesando”

Al tomar nota de sus palabras, recordé lo que alguna vez dijo Angela Davis, activista afroamericana, antirracista y feminista, en una conferencia ofrecida en la Universidad de Costa Rica, en el año 2018: “asumimos que el coraje es individual, pero mi experiencia es que el coraje es colectivo, se trata de la conexión con otras personas, se trata de la comunidad, aun cuando enfrenté la pena de muerte, no me sentí sola”.

Entonces, me llega el mensaje de Laura Duarte, otra gran militante feminista, integrante de la Asamblea Popular Feminista, que me comparte el flyer del Comedor Sin Fronteras de la villa 21-24, que dice: “Frente al avance del virus seguimos juntando donaciones y aportes económicos para nuestro comedor que sigue funcionando toda la semana”.

La Asamblea Popular Feminista es un espacio político abierto que surgió de la necesidad de organizarse a fines de 2016, con una primera propuesta de asamblea en la plaza de Boedo, donde se dio el encuentro de mujeres independientes y organizades de espacios culturales, sociales y políticos de la Comuna 5, logrando hasta la fecha hacer visibles problemáticas y desafíos urgentes, autogestionando estrategias para superarlos y exigiendo, a la vez, justicia por las víctimas de femicidio, lesbicidio y travesticidio, al recodar, concientizar y prevenir desde “Corazón Territorio” los peores flagelos de la violencia machista.

Charlando con ella, Laura me clarifica: “Esta situación de pandemia en lo que más afecta es no poder juntarnos, en mi caso, me genera la impotencia de tener que accionar cosas a la distancia. Al tener un hijo a cargo, no estoy saliendo y a la vez pensar acciones de manera “remota” no me resulta muy fácil. Igualmente lo que hicimos fue sistematizar los recursos locales, los comedores, asistencia en salud mental, en Interrupción Voluntaria del Embarazo, en violencia de género, donaciones, entre otras, al mismo tiempo, estamos buscando formas de ponerlo en común, de socializarlos. Desde la Asamblea también participamos en el armado de un Spot con información valiosa ante una situación de violencia.”

Luego concluye: “Lo que motiva es la solidaridad y la necesidad que esta información circule y llegue a quien la necesite. Sostengo que la pandemia en algún punto fortaleció y agrandó las redes existentes, además de las que ya venían funcionando”.

Después de todo esto que les compañeres pusieron en la mesa, me respondo a mí misma que por todo esto es que deben existir las militancias, el feminismo popular y los movimientos Queer, para armar redes en momentos de urgencia, para seguir articulando y bancando a las poblaciones más vulnerables. Porque ahí estamos, ahí estaremos siempre, en la búsqueda de lo necesario, en el abrazo virtual que nos acerca lo que no tenemos, en el asesoramiento que hoy más necesitamos porque estamos encerrades. Ya más tranquila cierro la nota y me exijo seguir agitando y armando redes, porque para eso existimos, para organizarnos y luchar siempre.

Aun así, no me olvido de lo que dijo María Galindo, en el compilado, citado más arriba: “El coronavirus es la eliminación del espacio social más vital, más democrático y más importante de nuestras vidas como es la calle, ese afuera que virtualmente no debemos atravesar y que en muchos casos era el único espacio que nos quedaba”. Desde ya estaremos atentas, pero de algo estoy segura, aun sin las calles, las redes son nuestras.

 
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Cuerpo que camina, deseo de existencia

No desesperes mariquita linda
No desesperes
La calle es nuestra ¡qué maravilla!
No desesperes.
Susy Shock

Carolina Acevedo

Danzando con Susy, pienso que cuando las personas escribimos o pensamos en voz alta nuestras preguntas, y empatizamos con alguien, algo de eso nos va sujetando, más aun cuando esa conexión no solo se tiene por compartir el humor o una mirada cómplice, sino cuando se comparte un sentir de dolor, de “qué hacemos con esto”, de “algo tenemos que hacer”, sensibilidad, y por eso ahora reflexiono, si mi sujeción es sentir lo que siento, pues adelante. Sumando voces.

Recuerdo unas palabras del apartado Sujeciones, donde el autor Marcelo Percia advierte «El habla del capital goza vidas haciéndoles creer que actúan como actúan por impulso de deseos que sienten como propios.»[1]. Estaré atenta, pero seguiré por aquí.

 No dejo de pensar en el cuerpo, y busco texto, frases, palabras que me ayudan a pensar en una idea.

Esto se debe a que hace unas semanas recuerdo que me comentaban sobre un travesticidio que había sucedido recientemente en la ciudad de La Plata, la Chicho fue asesinada por 14 puñaladas en la vía pública. Ese mismo día vimos un documental llamado “Los Maricones”, realizado en la provincia de Córdoba, donde varias travestis relatan sucesos que vivieron en la represión del último Golpe Cívico-Militar-Eclesiástico que sucedió en la Argentina.

En uno de dichos relatos, Agostina, una de las travestis detenidas en el proceso, recuerda sentir que quienes la detenían se sentían sus dueños, y detalla “te desnudan, te sacan la ropa (…) lo que ellos quiere ver es mi desnudez”[2]. Este elemento de la desnudez, del maltrato de sus cuerpos, se reitera en varias de las narraciones del documental.

Me queda girando ese cuerpo, esa materialidad apuñalada, humillada, golpeada. Materialidad que sufre.

De por si le existencia travesti no es solo y únicamente cuerpo, también es deseo, es sensibilidad, es un interior que siente, que se autopercibe, y de esta forma percibe al mundo.

A la vez ese cuerpo es también un medio por el cual une siente placer, abrazos, empujones, satisfacción, golpes, goce.

Me resulta clave reflexionar que al momento que esa existencia travesti pasa a mostrarse, a configurar una estética apoyada sobre la materialidad con la que cuenta, pasa a ser un hecho público, me refiere a que es un hecho compartido por la mirada del afuera.

Afuera de la interioridad, luego de la habitación, después del hogar, también afuera del grupo de amigues, y así sale a caminar, transita. Ahí el cuerpo pasa a tener otra significación, y me atrevo a decir que pasa de ser sensibilidad para ser existencia. Una existencia travesti.

Sigo buscando textos que me digan algo, y me tranquiliza muchísimo, casi como un abrazo, o como esa conexión en la pregunta, toparme con las primeras palabras de Judith Butler que dice:

«Comencé a escribir este libro tratando de considerar la materialidad del cuerpo, pero pronto comprobé que pensar en la materialidad me arrastraba invariablemente a otros terrenos. Traté de disciplinarme para no salirme del tema, pero me di cuenta de que no podía fijar los cuerpos como simples objetos del pensamiento. Los cuerpos no sólo tienden a indicar un mundo que está más allá de ellos mismos; ese movimiento que supera sus propios límites, un movimiento fronterizo en sí mismo, parece ser imprescindible para establecer lo que los cuerpos “son”.»[3]

La reflexión académica, las reflexiones teóricas a la vez no me alcanzan, necesito vivencia, cuerpo que relate, y desde ahí reflexionar.

A veces es necesariamente imperioso, no solo leer a quien habla por otres, sino a ese otre, esa travesti que se escribió. Claramente duele leer:

«Un día me desmaye en la calle, no supe porque. Desde la adolescencia tenía desvanecimiento ocasionales. Esta vez me desperté con el brazo aterido, confusa y dolorida. Me había caído sobre mierda de perro y nadie me había levantado, la gente esquivaba el cuerpo de la travesti sin atreverse a mirarla. Me puse de pie, untada en mierda, y caminé hasta mi casa (…), la desidia de la gente ese día me ofreció una revelación; estaba sola, este cuerpo era mi responsabilidad. Ninguna distracción, ningún amor, ningún argumento, por irrefutable que fuese podía quitarme la responsabilidad de mi cuerpo. Entonces me olvide del miedo.»[4] 

Caminar por la calle como acción, acto, existencia. No me es posible dejar de pensar qué sucede en un acto como el caminar travesti, aunque sé que no voy a poder abarcar con mi escritura tanta acción, aun siendo estas palabras armadas con el mayor amor, análisis y cuidado posible, buscando visibilizar, bancar y abrazar, pero elles caminan y eso es siempre más que todo lo demás.

Y ahí me surge la pregunta, entonces por qué es tan terrible para tanta personas, tan incómodo para el sentido común que un cuerpo travesti se traslade, un cuerpo disidente, no normalizado, no estandarizado, decida caminar por los espacios públicos.

Entonces me vuelvo a conmover cuando leo que el sujeto[5] que asesinó brutalmente a la Chicho declaró haberlo hecho debido a que ella le dijo “que lindo que sos”.

El mensaje que pareciera propiciarse en su relato es que debió asesinarla por atreverse ella a mencionar algo de su deseo. Ahí se puso en acción el odio, el rechazo, el desprecio que ese sujeto, como tantos otros que también cometieron un travesticidio (y otros tanto que aun no) tienen por la existencia travesti. Angustia.

Desde esta noticia se me instaló en la cabeza la necesidad de decir y decir sin parar, y principalmente reflexionar al respecto, sobre ese inmenso deseo de existencia, deseo de ser, que el colectivo travesti tiene cuando luego de haberse conocido esta noticia, al otro día nomas, salen a la calle a caminar con sus cuerpos, estéticas y miradas sobre el mundo, aun sabiendo que anda por ahí ese odio que mató y lo seguirá haciendo.

Es entonces urgente pensar sobre este cuerpo, sobre el cuerpo travesti. En mi búsqueda, me encuentro con deseos que me alojan, expresiones del texto de Guattari que se titula: “Para acabar con la masacre del cuerpo” y encuentro:

«Partiendo del cuerpo, del cuerpo revolucionario como espacio productor de intensidades subversivas y como lugar donde se ejercen al final de cuentas todas las crueldades de la opresión, conectando la práctica política a la realidad de este cuerpo y sus funcionamientos, buscando colectivamente todas las vías de su liberación, producimos ya una nueva realidad social en la que el máximum de éxtasis se combina con el máximum de consciencia.»[6]

Me pregunto qué dirá Marcelo Percia sobre esto. De por sí, no es tan fácil solo pensar en el cuerpo, y ahí caigo en que habría que sumar un apartado Cuerpos en su libro Estancias en común, y juego un poco en qué diría:

XXY

(cuerpo)

Tiene hambre, frío y nos recuerda que además hay que dormir.

¿Están con nosotres, o son nosotres?

Es lo primero que nos ven, a la vez, es lo primero que tapamos.

Opinan sobre su aspecto. Su color no les da lo mismo.

Hay un montón de formas, miles, pero según las hablas del capital, coloniales y patriarcales solo hay poquísimas.

¿El cuerpo o La cuerpa?

Luego de jugar un poco, ahí noto que ante mi complicada forma de materializar mis ideas en este texto, una forma de hacerlo fue jugando, como una forma de alivianar el peso de mis palabras, el correrme de la forma formal de responder, entendiendo esto como entonces las formas correctas, esperables y establecidas dentro de las normas.

Astucia mediante, se me viene a la mente la consigna: “Discusiones en las aulas universitarias, a veces, se estremecen con cosas que están pasando en las calles, las plazas, los estadios, las escuelas, las camas. Uno de los deseos que auxilian los tiempos que vivimos se expresa en el término empoderarse. Vocablo que se emplea para animar sensibilidades que sufren tiranías de poderes patriarcales, coloniales, capitalistas, normalizadores.

Desde esta perspectiva, tómese un momento para pensar algo sobre las tres líneas que se leen a continuación.

Quizás no se trata de empoderarse o volver adueñarse de un poder alienado. Tal vez astucias residan en intentar desapropiarse, expropiarse e inapropiarse, de todos los patrones de dominio, de todas las formas de propiedad, de todos los anhelos de posesión.

Entonces tal vez cuando decimos que no se trata de empoderarse, es interesante pensar la potencia habilitante de salirnos de lo esperable, desapropiarnos de hacer lo correcto, y en este caso, alivianarnos.

Ahí todo se conecta, porque mientras sé internamente que quiero escribir sobre un caminar travesti, me cruzo con las palabras de Boczkowski, donde sostiene: «Si “camino se hace al andar”, el folklore se combate con trampas del danzar»[7], y a la vez suena el disco de Susy (la elegí como compañera de esta escritura), ella canta «vos que tenés hembra el vuelo, te hacés guerrera en la zamba»[8]. Me estalla la cabeza.

Tal vez para continuar mi búsqueda, en lugar de leer a Judith, lo que debo hacer es escuchar y danzar con Susy. Porque en esa danza mi cuerpo se aliviana, y de esta forma construir una existencia, conectada con algo real, concreto, táctil, como bailar. No sería pensar, reflexionar, profundizar, sino, que mi trampa es parecer que “solo” estoy bailando. Pero es mucho más. Ahí está el cuerpo. Existencia.

Esto me convoca a la urgencia de poder construir una mirada que escuche, ver el grito de lo corporal, escuchar el deseo de una existencia acallada. Me resulta imperioso ver la forma de lograr estar atenta, en silencio, a las palabras de la materialidad, escuchar la materialidad. Ese es el desafío. 


[1]      Percia, M. (2017). Estancias en común. Sujeciones. La Cebra. Buenos Aires, 2017. Pág. 454.

[2]       Tortosa, D. (2016). Documental Los Maricones. Entrevista a Agostina Quiroga. Minuto 11:32 a 12:05.

[3]      Butler, J. (2002). Cuerpos que importan. Paidós. Buenos Aires. Pág. 11.

[4]      Sosa Villada, C. (2019) Las malas. Tus Quets. Buenos Aires. Pag. 60.

[5]      Me costó muchísimo decidir nombrar o no a la persona que cometió el travesticidio. En algún punto es él y a la vez son muchos más, por eso decido no mencionar su nombre. En el presente análisis es lo menos importante.

[6]      Guattari, F. (1973) Escrito publicado de manera anónima en la revista francesa Recherches N° 12. Pág. 3.

[7]      Boczkowski, I. (2019) Hablas emancipatorias. Dossier Jornada Grupos II. Pág. 22.

[8]      Shock, S. (2019). Traviarca, Susy Shock y la bandada de colibríes. Como de Zamba.