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Sapucaí, Vanessa Dourado (2018), Ay nadie, GR (2017)

Lagrimas de sangre, Oswaldo Guayasamín (1973)

SAPUCAÍ

Sapucaí las bocas más rebeldes un su encuentro
en calles miles,
Capitanes de Arena,
sin piernas
la muerte anuncia
el renacimiento.

Sapucaí los brazos de más abrazos y el viento
en caras miles,
romper cadenas,
en fiesta
el cuerpo resucita
el aliento.

Sapucaí los dolores de “ays” sin el otro
en lamentos miles,
la lágrima serena,
retinas secas,
llenan la lucha
de puro tormento.

Sapucaí,
allá,
allí.
Sapucaí para revivir
el  mundo-lobo
y nunca morir.

Sa pu caí
eternidad
de un uno constante
de lugar distante
de luto e instante
una se cae para seguir.

Vanessa Dourado

 

Ay nadie

Corriendo tras de nadie
con la carga expuesta de la ficción,
ay en el atisbo
un encierro de dolor,
las preguntas malogradas
y las respuestas afirmadas.
Ay un ojo entrecerrado
durante la penumbra de quien espera,
ay calma en la velocidad
de no permitirse el tiempo del lamento.
Ay lo que se es, ay lo que se quiere,
también ay que sociabilizar.
Ay que asistir
a los tormentos creados
por los deseos de todes
y sentir.

Ay que ser.
Ay que estar y participar.
Ay que tener una voz y concurrir.
Dejar de hacer alianzas estratégicas
para conversar con ella
sabiendo que es lo único auténtico
que tendremos.
La lamentación de la existencia
siendo parte de los engranajes
de crear una humanidad
de odio, exclusiva
de quien ay en ella.

Ay libertad de ser,
ay dolor en lo que hacemos.

GR

 
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Hormigas, Vanessa Dourado (2016), Bob, GR (2016)

La muerte y el tiempo

HORMIGAS

Las hormigas caminan
En el encuentro
Fuegos intentan
Apagar sus pasos

Nadie dibuja el dolor
Perfecto motor
De las muertes

En la piel
La negra dulzura
Caminos olvidados
Rompen fronteras

Ojos de hormiga dulce
Cuando la noche amarga
Sus pasos empiezan
Danza trampa

Y llueve
En el árido viento
Trayendo el tiempo
Aquí y ahora

Vanessa Dourado 

 

Bob

 

No hay opción de existencia compartida

sin suplicio que depare un devenir a nuestras preguntas.

 

Arrogarse a la arrogancia de la lucha,

corriendo con alegría a afectaciones,

siendo infinitas.

Liviano, duro, simple y denso tormento.

 

Las viles palabras escritas

con sabor de futuro,

pero si el presente no es más

que nosotras, siendo demiurgo

forjando un intento de existencia.

 

El tiempo estructurando no es de nosotras,

son a partir de que somos lenguaje

en las jaulas expuestas como modos.

 

La objeción como formas particulares

en lo anodino de la sociedad,

sin normas morales

sin leyes y sin tradiciones,

siendo noctívagues.

GR

 
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Fordismo – Vanessa Dourado y GR (2016)

Luditas

FORDISMO

Despierta a las seis y media
Almuerza al medio día
Duerme media noche.

Vive media vida
Besa media boca
Comparte medio plato.

Se levanta medio tonto
Calza una media blanca
Responde en medio tono.

Resiste medio triste
Mira medio horizonte.

Pero, trabaja a tiempo completo
Y, completo permanece
A tres metros bajo tierra.

Vanessa Dourado

Respondiendo al fordismo

El tiempo en presente continuo
construyéndonos máquinas
como letargo a la muerte,
dejarnos estar
para romper la trampa
del infinito.

Perpetuar la humanidad habla de tiempo
silencios que asumen un porvenir para todes
penetrándonos por el saber
y la conciencia, asististe a ella.

Letrades sabies de un esplendor blanco
fungiendo las verdades de esta sociedad
en que debemos salvar a alguien
sin saber que es a nosotras.

GR

 
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Devenir relámpago: colectivos LGTBIQ+ toman las calles de Argentina 

“El aire de los trópicos es denso.”

Néstor Perlongher

Vanessa Dourado

Avanza una contraofensiva rabiosa de la extrema-derecha. La respuesta a la organización de colectivos feministas y LGTBIQ+, se da de manera violenta. No es solo una cuestión de retirada de derechos por diferencias políticas, es más que eso. Es una guerra contra quienes luchan por sus existencias. Movidos por el odio, presidentes que se creen reyes afilan sus espadas para cortar cabezas, y lanzan como flechas sus palabras ponzoñosas. 

Bajo el mando de Javier Milei, Argentina atraviesa un momento de crisis social y económica que se siente por todos los rincones. Su discurso contra la casta no se sostiene y las declaraciones contrafácticas que lo caracterizan alimentan el resentimiento colectivo. Es a través del ataque contra lo que amenaza el statu quo que Milei logra no salir de su lugar de evidencia, su audiencia es resultado de su espectáculo performativo de odioso libertario-héroe. Mientras tanto, lleva a cabo una política cruel que empobrece, precariza, vulnera derechos básicos y lleva a las personas a la indigencia. 

Tras las declaraciones xenófobas y racistas de Donald Trump y el saludo hitleriano de Elon Musk —quien cree ser el salvador de la civilización humana— en la ceremonia que inauguró la nueva-vieja etapa de la política estadounidense, Milei no quiso quedarse atrás. Así, durante su discurso en el Foro de Davos atacó a la comunidad LGTBIQ+ utilizando toda suerte de descalificaciones e insultos degradantes. Habló en contra de la ideología “wokista”, que llamó de “virus a ser extirpado” y con su impronta pseudointelectual jocosa defendió los valores de la civilización occidental, considerando al feminismo, la equidad, la diversidad, el aborto, el ecologismo, las migraciones y la “ideología de género” como enemigos y colonizadores de la civilización, secuestradores del futuro. 

La provocación generó una inmediata respuesta de diversos sectores de la sociedad, el repudio tomó las redes sociales e incendió los debates entre los grupos que se encuentran en resistencia contra el desmonte de las políticas afirmativas y de derechos humanos argentinas, que son consideradas un modelo para el mundo. 

Rápidamente, los colectivos LGTBIQ+ en lucha llamaron a organizar una asamblea para debatir las líneas de respuesta a la ofensiva y garantizar la protección de los grupos más vulnerados. El resultado fue una gran adhesión que llevó a más de cinco mil personas a la calle. Estuvieron presentes en el Parque Lezama diversos colectivos y referentes del movimiento LGTBIQ+, feminista, sindicatos, partidos políticos y una fuerte presencia de los sectores en lucha por el derecho a la salud pública. 

Asimismo, en la Asamblea Antifascista LGTBIQ+ impulsada inicialmente por iniciativa de la Columna Mostri, se discutió la imposibilidad de separar la lucha por los derechos de la comunidad LGTBIQ+ del ajuste y la precarización de la vida, así como de la ofensiva racista y misógina que busca eliminar la figura del feminicidio del Código Penal argentino. Miembros de colectivos y referentes trans y travestis marcaron presencia y señalaron la importancia de la organización colectiva en tiempos de avanzada transfóbica, que pone en riesgo sus vidas y su acceso al mundo del trabajo. 

En un acto simbólico, el Parque Lezama fue renombrado por los colectivos presentes y ahora se llama Parque Néstor Perlongher, como quien remonta el vuelo para manchar los lagos de la indiferencia y de la intolerancia. Un vuelo que sigue su curso y que expande por todo el territorio argentino. La resolución de convocar a una Marcha del Orgullo Antifascista Antirracista LGTBIQNB+ para el 1 de febrero ya tiene adherentes en todo el país, como relámpago, chipas de luz en un mundo de oscuridad. 

En CABA, la reunión organizativa será el próximo miércoles 29/1 a las 18hs, en el Anfiteatro del Parque Néstor Perlongher, con promesa de lucha y poesía para organizar la bronca y alimentar el corazón. 

 
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Primera ronda de las Madres desde el triunfo de Milei en Argentina

Foto: Marcos Sierras

Demian Gezeta y Vanessa Dourado 

Más de 2  mil personas llenaron la Plaza de Mayo el 23 de noviembre, apenas 4 días después del triunfo de la extrema derecha en Argentina. El acto en acompañamiento a la tradicional ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que ya lleva 47 años de existencia y 2 380 jueves, fue convocada por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia  que declaró estado de alerta y movilización. 

El motivo de declaratoria es evidente, estas elecciones fueron marcadas por narrativas negacionistas del terrorismo de estado llevado a cabo durante desde el año 1974 hasta el año 1983, y de discursos de odio en contra de militantes, movimientos sociales y todo el espectro de la izquierda política.  

En las últimas declaraciones de miembros que estarán componiendo el gobierno ya se anticiparon intenciones de recrudecer la represión en contra de las manifestaciones en las calles, y es posible observar que habrá una reedición de lo que fueron las políticas represivas llevadas a cabo por el gobierno de Mauricio Macri, hecho que se evidencia con el anuncio de Patricia Bullrich para el cargo de ministra de seguridad. 

La masiva movilización fue marcada por discursos de solidaridad, contención y un contundente llamado a no bajar los brazos frente a lo que se viene. En una de las declaraciones del nuevo presidente electo con 55% de los votos en el balotaje, se anunció  que “el ajuste va a venir de todas maneras, va a recaer sobre el Estado” y que “se vienen seis meses muy duros” que su función puede generar una hiperinflación que “va a mandar al 90% de la población debajo de la línea de la pobreza”. Además dijo que “se aplicará la ley”, que el gobierno no se dejará presionar, respecto de las posibles resistencias populares hacía el ajuste, y que va a “hacer el ajuste fiscal de shock para pagar la deuda”. 

En este contexto, las madres y representantes sociales presentes en la movilización coincidieron en la necesidad de estar alertas, listxs para proteger los derechos consolidados, así como el repúdio al negacionismo del discurso oficial. 

La presencia de Pina Flores, Mirta Baravalle, Nora Cortiñas, Tota Guedes, Carmen Arias y Elia Espen, así como la de Adolfo Pérez Esquivel, el cura popular Francisco Oliveira y de nietxs recuperadxs marcaron el momento de gran conmoción y reafirmación del compromiso social, que siempre fue consenso en la sociedad argentina: el Nunca Más. Nora Cortiñas -Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora- expresó “tenemos que seguir luchando para transformar el odio en amor, tenemos  que salir a la calle… apoyémonos,  abracémonos, mirémonos a los ojos, escuchémonos” y señaló “qué haya trabajo, sueldos y viviendas dignas”, “todo lo que logramos en las calles, vamos a seguir defendiendo”, y agregó que hay que defender la ley del aborto y el matrimonio igualitario.

 
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28S en Argentina: los feminismos van a las calles para disputar el sentido de libertad 

Foto: Verónica Raffaelli

Por Vanessa Dourado 

Falta muy poco para la definición de las elecciones en Argentina. Durante ese período de sorpresas con el ascenso de la extrema derecha, el candidato que sacó el mayor porcentaje de votos en las PASO amenaza con derogar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, una victoria histórica de los feminismos en protección a la vida de las personas con capacidad de gestar y del derecho —y libertad—  a decidir sobre sus propios cuerpos. 

La Ley también garantiza la autonomía de las personas, de forma que saca el Estado y la Iglesia del lugar de impositores —legales y morales— sobre cuerpos y existencias. Así se evita la muerte de las personas embarazadas debido a procedimientos mal logrados que en su mayoría eran realizados por quienes no tenían condiciones financieras para acceder a métodos más seguros. Es notorio que la criminalización del aborto siempre fue, de hecho la criminalización de la pobreza. 

A pesar de que muchos de los discursos de esa fuerza política han reivindicado la libertad, su postura contraria a la libertad de los cuerpos es una contradicción y una muestra de cómo los movimientos y colectivos feministas serán atacados en el caso de su victoria electoral. 

Frente a la  amenaza, los feminismos han dado debates sobre cómo responder a esa fuerza, pero también al conjunto de la sociedad —patriarcal en su estructura y en parte resentida por la legalización del aborto y la implementación del ESI— que valida y refuerza las narrativas antiderechos y antifeministas. 

Tras varias asambleas abiertas y con la amplia participación de diversos sectores sociales y políticos, el 28 de septiembre, Día por la despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, se convoca a una marcha desde Plaza de Mayo hacía el Congreso en Buenos Aires  contra la extrema derecha y su agenda regresiva, y el ajuste que precariza y vulnera el acceso a los derechos básicos —como a la alimentación y la vivienda—, sobre todo a los sectores más empobrecidos de la sociedad. 

 La expectativa es sensibilizar y alertar por la pérdida de los derechos ya conquistados, pero también marcar una posición firme desde los feminismos en la agenda de propuestas y de políticas públicas. La actual crisis económica y social afecta de forma diferenciada a las personas que se encargan de las tareas de cuidado, que buscan formas de cubrir las necesidades básicas de los hogares. Más allá de esto, la precarización laboral y la feminización de la pobreza evidencian que todavía falta voluntad política para resolver las problemáticas que mantienen la desigualdad de género, raza y clase. 

El llamado colectivo fue construido con mucho esfuerzo y buscó poner en diálogo las diferentes lecturas políticas de los grupos que participaron en su conformación. Reivindica la unidad en la diversidad, marca la necesidad de diálogo y humanización de los discursos, alerta por la tendencia del ascenso de las derechas con rasgos neofacistas y hace un apelo a la ética feminista de la sostenibilidad de la vida y del fortalecimiento de las redes de solidaridad y contención. Porque la libertad no se pide, se ejerce. 

Más informaciones en las redes de Ni Una Menos y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

 
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Los feminismos responden a la agenda regresiva de la extrema derecha en Argentina 

Foto: Analia Cid

Por Vanessa Dourado

El 22 de agosto, convocada por el Colectivo Ni Una Menos, se realizó una asamblea —una de las muchas que se están organizando en todo el país— abierta que contó con la presencia de varios espacios políticos y de activistas feministas con el objetivo de formar un frente unitario para afrontar el amenazante ascenso de la extrema derecha en Argentina. 

La actividad reunió más de 300 personas y fue marcada por un llamado a la unidad y superación de las diferencias políticas a fin de generar los consensos necesarios para llevar adelante un plan de lucha para defender los sectores más vulnerados y los derechos conquistados. 

Foto: Analia Cid

Frente a los dos proyectos que prometen soluciones al malestar social a través de la quita de derechos básicos y de la criminalización de los grupos en lucha por más y mejor democracia con perspectiva de género y de memoria, las asambleístas fueron unánimes en  defender la consigna !ni un voto a la extrema derecha!

En casi todas las intervenciones se señaló que la deuda con el FMI es ilegítima y que las consecuencias del ajuste recaen sobre las mujeres y los sectores populares. Con fuerte llamado a la autocrítica, se registró la necesidad de seguir luchando contra las exigencias del Fondo y que se garantice trabajo y condiciones dignas de existencia a las personas en lugar de privilegiar a los sectores que obligan el Estado a desinvertir en los servicios públicos y los programas sociales. Así, los colectivos reafirmaron su posicionamiento: ¡la deuda es con nosotras!

Foto: Analia Cid

Frente a los hechos de violencia política que estigmatizan a través de discursos de odio y ponen en riesgo la integridad de dirigentes políticos, luchadores populares, activistas y defensores de los derechos humanos, se hizo recordar los 40 años de democracia y la memoria de las personas que lucharon para que en todo el mundo se escuchara: ¡no pasarán!

Foto: Analia Cid

La agenda nítidamente antifeminista que caracteriza los programas de gobierno que prometen eliminar ministerios y combatir a lo que llaman ideología de género rescata la necesidad de defender los avances logrados. Y dada la reacción revanchista de una  sociedad estructuralmente patriarcal en contra de estos avances, se resaltó la urgencia de tomar las calles y reforzar el posicionamiento de los feminismos: ¡ni un derecho menos!  Y se convocó a movilizarse en unidad el 28 de septiembre, día internacional de lucha por la despenalización y legalización del aborto. 

Foto: Analia Cid

El ejemplo de lucha del pueblo jujeño se trajo a consideración, como inspiración de resistencia y alerta a necesidad de defender los territorios y los bienes comunes de los proyectos de saqueo y de abuso de poder en contra de las comunidades y del Estado democrático de derecho: !basta de extractivismo!

La asamblea terminó haciendo memoria de la Masacre de Trelew y convocando a la unidad entre los feminismos dentro de una agenda de lucha permanente: !frente la agenda machista, más lucha feminista!

La próxima asamblea abierta será el martes, 29 de agosto,  se pueden encontrar más informaciones en las redes de Ni Una Menos.

 
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Tercer Malón de la Paz: ¡Abajo la Reforma, Arriba la Whipala!

Foto: Miriam Djeordjian

Por Miriam Djeordjian y Vanessa Dourado

El 1° de agosto, día de la Pachamama, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se llenó de Wiphalas* recibiendo al 3er Malón de la Paz que recorrió 3300 kilómetros desde La Quiaca, sumando apoyos en Salta, Tucumán, Catamarca, Córdoba, Santiago del Estero, Santa Fé y la provincia de Buenos Aires. Llegan para que su voz en defensa de sus territorios se oiga en el Congreso y ante la Corte Suprema de Justicia.

No es la primera vez que los pueblos originarios de Jujuy salen de su territorio con destino a Buenos Aires. El primer Malón de la Paz marchó hace casi 80 años —durante el gobierno de Juan Domingo Perón—  exigiendo por sus tierras; un segundo Malón en agosto de 2006 también marchó con el mismo reclamo. Y nuevamente, desde el 25 de julio, esta tercera vez bajo la consigna: Arriba los derechos, Abajo la Reforma, Arriba la Whipala.

Foto: Periódico Virginia Bolten

Entre los reclamos de las comunidades indígenas, docentes y habitantes de la región, están el pedido de nulidad a la reforma constitucional llevada a cabo por el gobernador Gerardo Morales, el cese de la violencia por parte de las fuerzas represivas, y de las medidas arbitrarias tomadas por el gobierno provincial respecto del manejo de la protesta social.  

Foto: Periódico Virginia Bolten

Desde que se aprobó la reforma —el 15 de junio— , el pueblo jujeño ha tomado las calles para reclamar el carácter antidemocrático, racista y neocolonial de la decisión. La sanción de la reforma se dio mientras miles de personas protestaban bajo una fuerte represión, detenciones ilegales y uso desproporcionado de la fuerza por parte de los contingentes policiales, que avanzaban en contra de la población con golpes, gases y balas de goma. 

Foto: Periódico Virginia Bolten

La marcha que inició en Plaza Once hizo su primer parada frente al Congreso para pedir la inmediata intervención de la provincia de Jujuy frente a los atropellos del gobernador Morales y para exigir que se cumpla con la deuda y reparación  histórica que manda la Constitución Nacional sobre el reconocimiento de tierras comunales, postergada desde hace más de 12 años, y que deja a las comunidades desamparadas frente a la voracidad del extractivismo. 

Foto: Periódico Virginia Bolten

El texto de la reforma fue aprobado en un plazo récord de 20 días y no contó con la participación de la sociedad civil y tampoco cumplió con el derecho a la consulta previa, libre e informada a los pueblos originarios, convenio internacional que asegura la defensa de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas a ser consultadas cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas que puedan afectarles directamente. 

Más allá de herir el derecho y la autonomía de los pueblos originarios sobre sus tierras, la reforma tiene un trasfondo que involucra grupos de intereses vinculados a la minería de litio en la región, y que es el motor de la reforma de Morales. En la región donde se pretende extender el negocio de la industria del litio eexisten 33 comunidades indígenas. 

Foto: Periódico Virginia Bolten

Yendo a contramano de todas las alertas socioambientales a nivel mundial, la extracción de litio de forma predatoria es una amenaza al derecho de vivir en un ambiente sano, lo que pone en riesgo las comunidades locales, y  la disponibilidad de agua, ya que las técnicas de extracción necesitan utilizar grandes cantidades de ese bien escaso. 

La marcha llegó a la avenida 9 de Julio y desde el Obelisco sumó columnas para dirigirse hasta el Palacio de Tribunales, donde se presentó ante la Corte Suprema el pedido de inconstitucionalidad a la reforma perpetrada por Morales. “La reforma constitucional está viciada en su plenitud, porque rompió la independencia de poderes y viola los tratados internacionales con rango constitucional”, explica Néstor Jerez, cacique del pueblo Ocloya y referente de las Organizaciones de Pueblos Indígenas del Noroeste Argentino (OPINOA).

La ceremonia reunió a quienes llegaron con el Malón en un primer círculo, alrededor del cual sikuris,  organizaciones sociales, culturales, socioambientales y gremiales acompañaron para dar gracias a la Madre Tierra y fortalecerse en una espiritualidad de reencuentro con la ancestralidad. Cavaron un hoyo, la boca de la Madre Tierra, para ofrendarle hojas de coca y todo lo que de ella madura porque dicen, “Ella nos espera con hambre y por eso le damos de comer” al tiempo que los sahúmos de coa, una planta de la puna jujeña, y los cantos llenan de aroma y sonidos los círculos ceremoniales.  

Foto: Miriam Djeordjian

Entre los muchos acompañantes del círculo periférico, la cantante salteña, discípula del Cuchi Leguizamón y militante de derechos humanos, Sara Mamani, se hizo presente para acompañar a los pueblos jujeños.  “La resistencia nace de un convencimiento de que tierra no es solo un lugar de pastoreo —comparte— sino que la sienten  como su casa mayor, el lugar donde viven dentro de un pensamiento colectivo”. Asegura que mientras el sistema multiplica las individualidades del “sálvese quien pueda” estos pueblos nos enseñan todo lo contrario: que “la lucha es entre todos”, y nos dan su ejemplo, “sobre todo las mujeres, que son mayoría y marcan en la resistencia un color diferente”, asegura.

Circuló la palabra de maloneros y maloneras, compartiendo la voz de cada territorio, entre agradecimientos al apoyo recibido desde que partieron, el abrazo simbólico a quienes fueron mutilados durante la represión como Misael y Joél, y el reclamo que ya no sólo pide la nulidad de la reforma,  sino la renuncia del gobernador Gerardo Morales por desoír y reprimir como un dictador a su pueblo: “El pueblo lo votó para que gobierne. Ahora el pueblo le exige que renuncie”.

“En Tribunales, junto al Malón y la lucha de Jujuy, es donde estaría Santiago”, dice Sergio Maldonado, haciendo presente su voz, a seis años de la desaparición forzada de su hermano. Saludó a los que llegaron en el tercer malón, y también a quienes se quedaron en su territorio poniendo el cuerpo todos los días. “La lucha de Jujuy y de Chubut son la misma, atravesadas por la criminalización de la protesta, por  el ataque a los pueblos originarios, y a quienes defienden la tierra”. 

Foto: Miriam Djeordjian

Maldonado instó al Gobierno Nacional a que se digne a intervenir la provincia y que deje de especular, porque Jujuy también es Argentina y hay un silencio preocupante. “Por no reaccionar a lo que pasó con Santiago Maldonado hoy estamos viendo que Morales puede ser vicepresidente o Bullrich presidenta. Eso de no enfrentar a la derecha para que no venga la derecha es un error que hoy se está viendo”.
Una voz serena y firme llegada desde la Cuenca de Salinas Grande sentenció: “No nos iremos de aquí hasta conseguir nuestro objetivo”, y cerró cantando su copla: De arriba vengo / soy de la puna / por mis derechos voy a luchar / con tu reforma quitas derechos / lastimas gentes y mucho más. Y como dijo Sergio Maldonado: ¡Abajo la reforma!, y que el pueblo jujeño vuelva a recuperar la alegría que tenía.

*La Wiphala es un símbolo que representa a la Pachamama, y la vida en armonía. Se representa en la bandera compuesta de 7 colores en diagonal que llevan como estandarte los pueblos andinos.

 
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La vida es un juego: infancias y hábitos de consumo

Por Vanessa Dourado 

El sábado 10 de junio se presenta La vida es un juego. La nueva obra del prolífico escritor Martín Crespi, con ilustraciones de Diana Chereau, será lanzada en la Librería Interminable, a las 19 hs.

Martín Crespi

De forma didáctica y divertida, el libro invita a las infancias a repensar sus hábitos de consumo y sus relaciones interpersonales  a través de narrativas que llaman la atención sobre las formas de vivir en comunidad y también los hábitos alimentarios. 

La propuesta lúdica de Crespi lleva a los lectores a desarrollar una mirada crítica hacia los alimentos ofrecidos para la niñez y también para los sistemas de producción, consumo y distribución de los objetos comestibles y su implicancia socioambiental

Las temáticas vinculadas a los agrotóxicos y la contaminación, en contraposición a la salud y el bienestar, son trabajadas a través textos y juegos que estimulan la imaginación y la participación activa de los personajes en el proceso de comprensión y apropiación de la problemática. 

Editado por Pachamamita libros, La vida es un juego es una forma de abordar temas complejos e importantes que atraviesan la sociedad de consumo de forma amigable y consciente. Crespi firmará ejemplares en Alsina 685, Espacio Taura, San Telmo.

 
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Agricultura, ciencia y poder: la ciencia al servicio del Capital

Por Vanessa Dourado 

El 4 de marzo se presenta el libro Agricultura, ciencia y poder, de la investigadora Carla Poth. La obra será lanzada en la Librería Interminable, a las 18:30 hs., y contará con la presencia de la autora quien brindará una charla sobre su proceso de investigación. 

El libro editado por la EdUNLU, que es resultado de la tesis de doctorado de Poth, trata de una temática que viene tomando cuerpo en los últimos 20 años en Argentina y en el mundo: el Modelo Biotecnológico Agrario (MBA). A pesar de que mucho se habla de la transformación en el proceso de producción agrícola, poco se sabe acerca de cómo esas nuevas tecnologías agrarias llegaron a lograr centralidad en el ámbito político y económico. 

El libro de Poth busca  develar ese proceso a través de un exhaustivo trabajo de investigación desde una perspectiva integral, que analiza las reformas, la reestructuración y la modificación de las dinámicas de producción agrarias y la producción de valor capitalista. 

Recordando a Aldous Huxley en su obra Un mundo feliz (1931), la investigadora pone en perspectiva las preocupaciones del autor sobre lo que vendría a ser un mundo guiado por la ciencia y la tecnología, y concentrado en las manos de una élite con el objetivo de controlar la sociedad. 

La reconstrucción histórica realizada por la autora, evidencia un proceso de producción- expropiación- apropiación de conocimiento que, en un determinado momento, se constituye como valor de mercado y es re-apropiado por el trabajo. Es decir, un momento en que la producción de conocimiento pasa a ser fundamental para el proceso de producción agraria.

A lo largo de la investigación, Carla detalla la conformación del CONABIA (Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria) y su vínculo con el Modelo Biotecnológico Agrario argentino, y cómo esa estructura institucionalizada genera las condiciones para el despliegue de políticas que responden a los grupos de interés relacionados a la producción de semillas genéticamente modificadas y el paquete tecnológico necesario para su implementación. Todo eso a través de la construcción de un ideario de ciencia y tecnología supuestamente neutral. 

Mediante entrevista a funcionarios de este organismo estatal y del análisis del proceso de formación de su equipo de trabajo, se observa la intencionalidad de la Comisión en crear una determinada concepción de ciencia, tecnología y biotecnología,de plasmar una percepción sesgada sobre los mercados alimentarios y de actuar políticamente en su favor. 

Remontando la época de la Revolución Verde, el estudio demuestra cómo el mecanismo de institucionalización de las tecnologías agrarias responde a una estrategia política para contener las revoluciones sociales de posguerra con el objetivo de pavimentar el camino para la acumulación de capitales en el mercado de futuros. 

A partir de ese marco, se observa una fuerte inversión en tecnologías, sobre todo en la producción de investigaciones para el mercado. Ese proceso, según la autora, hace que el proceso de investigación  científica genere valor, produciendo un conocimiento plausible de ser comprado y vendido. Esa mercantilización de la ciencia posibilita la consolidación de marcos jurídicos para la propiedad intelectual, que junto al secreto industrial generan las condiciones para la formación de monopolios.  

La construcción de una narrativa que separa la ciencia de los procesos socio-políticos es observada. La afirmación de que los riesgos que implica la producción agraria -a través del uso intensivo de agrotóxicos y de semillas genéticamente modificadas- denunciados por movimientos ambientales no tienen un marco científico que le los avale deslegitima la participación de la sociedad civil en las decisiones, y ésta queda desdeñada por ser considerada una mirada lega, presuntamente ajena la realidad concreta y carente de fundamentación científica.

El rol del Estado también es de alineamiento a la producción de lucro para los mercados sin los debidos estudios de impacto socio-ambiental y sin un análisis acerca de la dependencia que genera esa relación de subordinación a través del libre comercio. Además, a partir de la llegada de los gobiernos progresistas, también se observa la construcción de un discurso conciliador que busca apaciguar los movimientos en resistencia, sobre todo en los territorios afectados por las fumigaciones y por la destrucción de sus formas de vivir. 

Frente a esto, Carla plantea que la ciencia debe ser pensada en relación con la política y la economía desde una perspectiva emancipatoria que recupere la idea de trabajo como un proceso creativo de realización humana. Solo así se puede hacer frente al avance del capital sobre la vida humana y la naturaleza. 

 
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La re-existencia del pueblo palestino por los ojos de Verónica Raffaelli

Foto: Cheryl K.

Por Vanessa Dourado 

El 30 de septiembre, a las 19hs,  se inaugura la Muestra colectiva de arte por Palestina, organizada por la Embajada del Estado de Palestina en Argentina. La muestra contará con fotos de la fotoperiodista y fotógrafa documental, Verónica Raffaelli

Verónica es activista de la causa palestina desde hace más de 10 años.  Ganadora de del segundo premio Gente de mi ciudad (2021) y del tercer premio de Fotografía y Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires (2020), es fotoperiodista del Periódico Virginia Bolten y fotógrafa documental del colectivo fotográfico de mujeres y disidencias “Cuerpas reales, hinchas reales”. 

Durante el año 2022, Verónica tuvo la oportunidad de viajar a Palestina como voluntaria por el  Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel (PEAPI). A partir de esto pudo hacer el trabajo fotográfico que brinda a la comunidad desde su mirada empática, atenta y sudamericana, atravesada por los relatos y vivencias con los palestinos y palestinas que habitan este territorio ocupado. 

Foto: Verónica Raffaelli

El conjunto de imágenes registradas por la fotoperiodista busca dar lugar a lo que poco se muestra de Palestina. El cotidiano de las personas que viven bajo el régimen colonialista impuesto por Israel, más allá de ser violento y opresor, también está marcado por una cultura de resistencia que forma parte de la identidad de los palestinos y palestinas. 

Verónica cuenta que en Palestina resistir y existir van de la mano y hace hincapié en la lucha diaria del pueblo por preservar esta re-existencia desde una perspectiva humanizada, valorando los símbolos y la idiosincrasia cultural, artística y gastronómica, signos presentes en todo el trabajo de la fotógrafa. 

El territorio como forma de arraigo y de valorar la ancestralidad es otro tema central en el trabajo de Raffaelli, el vínculo de los y las palestinas con la tierra y sus antepasados son, desde su perspectiva, una forma de contraponerse al colonialismo y de reafirmar su soberanía.

Foto: Verónica Raffaelli

Más allá de las fotografías de Verónica Raffaelli, la muestra, que es compuesta únicamente por mujeres, también expone el trabajo de Nélida Lossada y Jessica Sharon acompañado de la lectura de poemas palestinos por Valentina Cabrera y María Fernanda De Broussai. 

La inauguración de la muestra será el viernes 30 de septiembre a las 19 hs. en la sede de la Embajada del Estado de Palestina en Argentina, ubicada en Riobamba 981. La entrada es libre y gratuita. Luego la muestra  se podrá visitar hasta el 18 de noviembre de lunes a viernes desde las 8:00 a 14:30 hs-

 
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Brasil: elecciones en contexto de fascistización

Ilustración: Carlos Latuff

Por Rafael Madeira y Vanessa Dourado

Brasil está en vías de cambiar el rumbo político tras el mandato autoritario y violento de Jair Messias Bolsonaro. Las encuestas dan cuenta de una posible victoria de Lula da Silva y muchas personas ya celebran el futuro con un nuevo presidente sin los rasgos fascistas que caracterizaron el gobierno del actual mandatario.

La esperanza se hace notar en los discursos y rostros de las personas que no forman parte del 30% que apoya al actual presidente. Sin embargo, el miedo es un elemento que está presente y evidencia que el proceso de bolsonarización de la sociedad brasilera ha funcionado como forma de disciplinamento. Esta se manifiesta a través de la auto-preservación frente a la vulnerabilidad que, en gran medida, es responsabilidad de la mala gestión del gobierno.

Es decir, en lugar de atacar a las causas del padecimiento, la sociedad entiende que el “otro” es el enemigo a ser derrotado. Un “sálvese quien pueda” dentro de una lógica individualista, meritocrática y racista que sobrevalora al “ciudadano de bien”; blanco, creyente, nacionalista y de “buena familia”.

El asesinato de Marcelo Arruda comprueba la eficacia de ese pensamiento trasladado a un hecho concreto.  En un país que naturalizó el exterminio como forma aceptable de eliminar y/o negar la diferencia racial, étnica y política —que, en realidad, siempre existió velado y que salió a las calles con Bolsonaro— , lo que se ha de esperar es que, aunque Lula gane las elecciones el próximo 2 de octubre, la violencia política siga su curso. 

Las elecciones en Brasil están marcadas por un clima de incertidumbre acerca de los límites. La libertad de expresión política, a pesar de estar garantizada, se ve coaccionada frente a los hechos de violencia y los sistemáticos cuestionamientos acerca de la legitimidad del proceso electoral, que dan a entender que el resultado – en caso de una derrota de Bolsonaro- no será fácilmente aceptado. 

Durante su discurso de asunción del 17 de agosto, el Ministro del Tribunal Superior Electoral (TSE) Alexandre de Moraes, expresó: “somos la única democracia del mundo que presenta los resultados electorales en el mismo día con agilidad, seguridad, competencia y transparencia”, Bolsonaro, quién estaba presente en la ceremonia de la cual también participaron Dilma, Lula y Michel Temer,  expresó un nítido descontento e incomodidad con la declaración del Ministro.

Brasil tiene en estas elecciones, según datos del Tribunal Superior Electoral (TSE), el mayor número de candidatos militares a la cámara baja de los últimos 20 años. Son 332 los policías inscriptos para concurrir al cargo de Diputado Nacional, un aumento de 55% en comparación a las últimas elecciones. Es notable la politización de las fuerzas de seguridad que se ven legitimadas por el gobierno de Bolsonaro, pero también por una parte de la sociedad que expresa una cierta nostalgia, aunque no la hayan vivido, de la Dictadura Cívico-Militar-Eclesiástica (1964 a 1985), está de acuerdo con la liberalización de las armas de fuego y con una política de mano dura para combatir el narcotráfico y la criminalidad.

Las elecciones serán caracterizadas por su condición plebiscitaria. El poco espacio para el debate de ideas es un elemento importante que marca este período post-golpe. Si durante el gobierno del PT hubo una apertura para debates —como en el caso del sistema de cuotas en las universidades y los programas de incentivo a la educación, ampliación del sistema de asistencia social, combate al hambre y la popularización de la cultura—, lo que caracteriza el proceso electoral de este año es un fuerte apelo a la emotividad agregado al tono de denuncia respecto de las violaciones a los derechos humanos, sobre todo en el período de pandemia.

Sin embargo, también se abre una batalla de acusaciones y contra-acusaciones entre ambos candidatos —Bolsonaro y Lula— , que es acompañada y reproducida por sus electores. De esta forma, los casos de agresiones verbales y físicas, así como las amenazas por parte de los seguidores de Bolsonaro a militantes y electores de Lula y a sectores progresistas son una constante.

El proceso electoral en Brasil es una fotografía de una crisis política e institucional que parece marcar este período histórico. El  rol protagónico de las redes sociales y la propagación de noticias falsas ayudan a despolitizar los procesos, ya que el control de su diseminación es casi imposible.

Frente a este escenario, no alcanza con disputar la atención de las personas en las redes sociales con poco o nulo contenido político. La crisis estructural, político-económica y ambiental que atraviesa el país evidencia que es necesario volver a debatir ideas para generar espacios de disputa y de sentido en el conjunto de la sociedad. Solo un cambio en la forma y en los contenidos puede empezar a generar las transformaciones necesarias para revertir el proceso de fascistización que tampoco será eliminado con la elección de Lula.

 
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¿Es normal ser normal?: la cordura como locura

Vanessa Dourado

El pasado 19 de agosto se estrenó en el teatro La máscara la obra ¿Es normal ser normal?, dirigida por Claudio Pérsico y elenco compuesto por Sol Bonfigli, Mariano Bustos, Bárbara Bloom, Nicu Gaudiero, Hernán Diego Iunco, Nadia Lewandowski, Brenda Moyano, Thony Nuñez, Juan Otero, Nasha S y Camila Scrigna.

La obra, que se destaca por abordar una temática que está sobre la mesa luego de la aprobación de la nueva Ley de Salud Mental en Argentina, trata la problemática de la locura a través de varios relatos  que son presentados al público por la irreverente y provocativa actuación de Alberto, interpretado por Mariano Bustos, quién además conduce el público a reflexionar sobre sus propios procesos, conflictos y contradicciones, generando un microclima de terapia colectiva. 

El rescate de la historia de la escultora francesa Camille Claudel  —pareja de Auguste Rodin— interpretada por Sol Bonfigli, internada en el  Hospital psiquiátrico de Ville-Évrard en el año 1913 y en donde pasó los últimos 30 años de su vida, abre un conjunto de relatos de pacientes y analistas que se ven enfrentados con la obligación de la cordura frente a las condiciones enfermizas impuestas por las normas sociales que excluyen todo lo que no puede ser normalizado. 

El amor como amenaza a la lucidez, y el arte como el componente que autoriza la locura, están presentes en todos los pasajes de la obra que combina la dramática condición de no ser “normal” con la creatividad liberadora de ser loco. 

El diagnóstico como forma de definir el estado  —normal vs loco— encuentra sus matices y contradicciones en el actuar de las personas que se desempeñan como terapeutas, que se ven interpeladas por el mundo particularmente seductor de los pacientes considerados locos y, a la vez, por sus propios procesos.  

Como de costumbre, Pérsico hace hincapié en la condición de la mujer en la sociedad bajo el sistema heteropatriarcal. La normatización de los cuerpos como forma de disciplinamiento social aparece de manera transversal en todas las escenas, y las preguntas acerca de la cordura dentro del espacio institucionalizado son disparadores que invitan a pensar el sentido de la libertad como condición de existencia. 

¿Es normal ser normal? dura 75 minutos y está en cartelera hasta el 7 de octubre, en el teatro La Máscara todos los viernes a las 21:30 hs . El valor de la entrada es $ 1 200.Web: https://www.instagram.com/esnormalsernormal/

 
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Íntima 31: historias de la Villa en lentes sensibles

Pero hace falta la maña

Hace falta la gracia

Hacen falta los sueños siempre

Dentro la piel y esas marcas

Posee la extraña manía de creer en la vida”

Milton Nascimento y  Fernando Brant

Por Vanessa Dourado

Íntima 31, organización popular y pandemia se presenta al público en el marco de la 46° edición de la Feria Internacional del Libro, en Buenos Aires. El libro de Marcos Sierras, editado por Grupo Editorial Sur, es la primera obra publicada por el fotoperiodista y politólogo argentino. 

Marcos tiene una larga trayectoria como fotógrafo autodidacta, oficio que empezó el año 2001 y que desarrolla junto a su trabajo como docente en escuelas públicas de la capital federal. 

Marcos Sierras

Íntima 31 fue producido en el contexto de pandemia y narra con imágenes en blanco y negro lo vivido —y sufrido— por las personas que habitan el territorio de la Villa 31. La contundente presencia de los cuerpos feminizados en las imágenes registradas por Marcos dan cuenta de una realidad que atraviesa los barrios, la precariedad y la desigualdad estructural afectan de forma distinta a las personas. 

Luchas por la vivienda y ollas populares se complementan para dar vida a una forma de narrar la realidad que está ausente en los medios de comunicación hegemónicos. Las casas improvisadas, después de los desalojos y la represión de las fuerzas policiales, hablan de la resistencia de las vidas que insisten en hacerse ver. 

Lejos de romantizar las condiciones que evidencian la negación del Estado de a una parte de la población, las capturas de Sierras muestran en el rostro de las niñeces su lucha por la dignidad. En los techos y paredes hechos de lona que abrigan a las familias, lxs más pequeñxs, en medio de la intimidación de las máquinas de destruir casas y sueños, intentan concentrarse en sus tareas escolares. 

No se escapa a los ojos del fotógrafo la mirada sensible y cruda de la estética de la pobreza, desvelada desde los cuerpos en situación de vulnerabilidad. La fuerza de las imágenes invitan a la empatía sin encontrarse con el dolor paralizante, sino que retratan el poder de la comunidad frente a las violencias que la quieren fragmentar. 


Íntima 31 es la historia viva, nunca estática, de existencias que conviven con el estigma y la invisibilidad, y que, sin embargo, guardan esa fuerza dignificante de una gente que reí cuando debe llorar y que muchas veces no vive, solo aguanta.

Íntima 31 estará en venta hasta el 16 de mayo en el Pabellón Azul, stand 330 del Grupo Editorial Sur. Pasada esa fecha, se podrá encontrar en las librerías.

 
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Multitudinaria marcha contra el FMI en Argentina

Foto: Virginia Bolten

Por Marcela González Marcos y Vanessa Dourado 

Miles de personas se movilizaron hacia la Plaza de Mayo este 11 de diciembre en Buenos Aires para rechazar el pago de la deuda Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El préstamo contraído durante la gestión de Cambiemos, cuando presidía el país el empresario Mauricio Macri, es históricamente el mayor monto otorgado por el organismo a un país, 44.500 millones de dólares. 

Esta fue la mayor movilización en contra del acuerdo, destacándose la participación masiva de los sectores populares y de juventud, y dándose un día después del acto en celebración del Día Internacional de los Derechos Humanos y de la Democracia, que tuvo la presencia de íconos del progresismo latinoamericano, como Lula, ex presidente de Brasil, y Mujica, ex presidente de Uruguay. 

Pese a todas las críticas de especialistas respecto de las condiciones en las cuales fue negociado el acuerdo con el FMI  —la operación no tuvo la aprobación en el Congreso—, la actual gestión de Alberto Fernández da señales de que aprobará un plan económico que tiene por objetivo pagar la deuda, sin investigar la fuga de capitales informada por el Banco Central,  que se dio en consecuencia de la toma del préstamo. Eso significará  la vulneración de los Derechos Humanos en un contexto de grave crisis socioeconómica evidenciada por la cantidad de personas bajo la línea de pobreza, más de 50% de la población de Argentina. 

En diálogo con Virginia Bolten el economista y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, Julio Gambina expresó que la deuda es ilegítima y odiosa. Además remarcó que desde hace muchos años centros de investigación de diversas áreas producen informes que evidencian el carácter fraudulento de la deuda. Acerca de la importancia de la movilización en contra del Fondo, Gambina dijo: “esta semana Argentina va a pagarle 1900 millones de dólares al FMI que serían fundamentales para muchísimos proyectos que el movimiento popular está demandando y ni hablar de los casi 20 mil millones que vencen el próximo año. Por eso nuestra consigna es la suspensión de pagos ya, e investigación con participación popular.”

Para Claudio Katz, economista y profesor de la Universidad de Buenos Aires quien sigue de cerca el proceso de endeudamiento del país, la movilización masiva es una respuesta de la población al ajuste y trae a la memoria experiencias de períodos anteriores. 

En diálogo con Virginia Bolten expresó: “cómo han percibido muy bien esta es una gran marcha, probablemente la más grande en el último período, y también hay una gran participación no sólo de los sectores juveniles sino también de los sectores populares. Y creo que hay dos razones: la primera es que se vislumbra la inminencia de algún tipo de cierre del acuerdo y sus consecuencias, entonces se empieza a percibir el ajuste que vendrá, y en segundo lugar, que ya hay una experiencia durante este año del principio de ajuste que significó preparar el acuerdo con el FMI. Todo este año hemos visto un deterioro del salario, las jubilaciones, la inflación que se reflejó en los resultados electorales en un voto castigo al gobierno, y por lo tanto lo que hay, yo creo, es una recuperación de una tradición muy fuerte de oposición popular al FMI porque la Argentina carga con experiencias traumáticas, y la población está empezando a recordar qué pasó en 1989, en 2001, qué pasa cuando el Fondo presiona fuerte con un ajuste y produce un colapso económico y social sin precedentes.”

Foto: Virginia Bolten

Por su parte Eduardo Lucita, miembro de Economistas de Izquierda, nos señaló las contradicciones dentro del gobierno y cómo estas repercuten en la sociedad en su conjunto: “la movilización tiene que ver con una situación material, hay vastos sectores populares de la sociedad Argentina que no ven otro horizonte que no sea una agudización de la crisis y la pobreza. Pero hay otra cuestión también. La vicepresidenta Cristina Fernández ha dicho en más de una oportunidad que esta deuda es impagable y que el FMI  tergiversó sus propios estatutos para dar el crédito más grande que dio en su historia. El presidente de la nación le pidió al Banco Central un informe, que se hizo, y que muestra el carácter fraudulento de esta deuda. El mismo presidente inició una querella criminal frente a quienes firmaron este acuerdo. Después se dijo “estamos haciendo la mejor negociación posible con el Fondo”. La ex presidenta vuelve a decir “queremos pagar”, aunque también es cierto que se dice “no en cualquier condición”.  Entonces, lo que vemos es una contradicción constante, que repercute en las bases de la sociedad. Argentina tiene una tradición de haber firmado 26 acuerdos con el FMI que ninguno resultó. Muy por el contrario después de los acuerdos, la crisis fue mucho peor”. Lucita también comparó la situación Argentina con la de Grecia, salvando las diferencias. “Hay una inteligencia popular que se está dando cuenta de que no se puede pagar, hacemos un acuerdo a 10 años con 4 de gracia, pero ¿qué va a pasar después del quinto? No vamos a poder pagar, vamos a ir a una nueva renegociación y vamos a iniciar el camino de Grecia, que tuvo ayuda tras ayuda, negociación tras negociación y cada vez más pobres. Eso se expresa en lo multitudinario que es esta plaza y más allá de esta plaza también, muchos sectores que están con el gobierno hoy están planteándose estas mismas contradicciones y veremos a futuro qué es lo que pasa.”

El acto tuvo la participación de Nora Cortiñas, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y titular de la cátedra de Poder Económico y Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, quién hizo hincapié en la importancia de la resistencia popular: “desde esta Plaza que tiene magia va a salir el repudio al acuerdo con el Fondo monetario Internacional que nos quieren imponer para asfixiarnos. No vamos a pagar una estafa. Las estafas no se pagan. Las estafas se repudian. Que paguen el FMI y los que robaron, los que pidieron y fugaron. No vamos a permitir que nos roben. Que el presidente y los políticos en el Congreso sepan que estamos en resistencia.”

 
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Casa de Brujas vuelve a escena

Cecilia Barriento y Viviana Jevscek - Foto: Casa de Brujas

Vanessa Dourado 

El pasado 20 de noviembre, en el teatro La Máscara, se reestrenó  la obra Casa de Brujas. Dirigida por Claudio Pérsico, la obra había sido presentada en octubre de 2019, pasó por Miramar y Mar del Plata. Sin embargo, tuvo su gira interrumpida por la pandemia. A pesar de las dificultades impuestas por el distanciamiento físico, el proyecto vuelve con fuerza total. “Fue muy difícil para nosotras transitar ese periodo de encierro. Estamos felices y muy emocionadas por volver a tener contacto con el público”, dijo en entrevista al Periódico Virginia Bolten la directora y actriz Bárbara Bloom.

Casa de Brujas hace un recorrido por historias y épocas simbólicas en las cuales mujeres emblemáticas como Virginia Bolten, Victoria Ocampo, Alfonsina Storni y Lola Mora vivieron y dejaron sus marcas en la eternidad. Asimismo, remarca la importancia de rescatar a mujeres anónimas cuyas existencias hacen parte de una colectividad que se remonta hacia los días de hoy. La obra interpretada por las actrices Cecilia Barriento, Bárbara Bloom, Fedra Duarte, Viviana Jevscek y Marcela Fernandéz se destaca por la originalidad, la potencia de sus personajes y la impecable actuación.

Con objetos de época y personalidades cuidadosamente reconstruidas, Casa de Brujas presenta una verosimilitud que atrae la atención del público desde  la primera escena. El clima de tensión y curiosidad generada por Rosy —la empleada de la casa que actúa como elemento contemporáneo al público— activa ya al inicio una empatía que acompañará a la audiencia por toda la obra. Los discursos y hechos permiten que cada personaje sea conocido antes de revelar su identidad. 

Los momentos históricos se desarrollan de forma dinámica en una espiral de acontecimientos encadenados por la presencia de las mujeres, sus dilemas y desafíos, a lo largo del tiempo y espacio. La lucha de las mujeres por sus derechos es el punto central de la obra que, aunque propuesto en muchos momentos de manera sutil, interpela a la audiencia y trae las problemáticas a las que se enfrentaron —y siguen enfrentando— las mujeres, a pesar de haber transcurrido más de un siglo de reivindicaciones.

Gracias al dinamismo de las actrices, que desarrollan dos o tres personajes cada una, el trabajo de investigación de Bárbara Bloom —que también actúa en la obra— y la capacidad de Pérsico de contar 112 años de historia en 70 minutos, Casa de Brujas es una experiencia  interesante y potente. Una obra fuerte, que está a la altura de la difícil tarea de representar figuras que marcaron la historia y que siguen inspirando a muchas otras mujeres en la construcción de un futuro sin opresiones.

Casa de Brujas estará en cartelera hasta el 11 de diciembre en el teatro La Máscara, todos los sábados a las 21 h. El valor de la entrada es de $ 800.

 
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Medioambiente: deuda y transición ecotóxica

Foto: Verónica Rafaelli

Vanessa Dourado 

 El debate sobre emergencia climática y ecológica, sumada a la sanitaria, está en la agenda de gobiernos de todo el mundo y, finalmente, se volvió hegemónica. Los nítidos efectos del cambio climático sumado a la pandemia —que también está íntimamente relacionada con la destrucción masiva de los ecosistemas por su carácter reconocidamente zoonótico— interpelan a todos los sectores de la sociedad sobre la necesidad de dar una respuesta urgente. Que la misma sea capaz de reducir los impactos venideros que no solo afectarán a los históricamente perjudicados; los pueblos de los territorios del Sur Global, sino que también significa perjudicar a los grandes negocios que garantizan el funcionamiento del sistema capitalista y su modelo de producción, distribución y consumo. La era pós-fósil llegó y con ella se abren, por otro lado, los debates sobre las transiciones hacia la economía verde. 

Un sinfín de propuestas verdes proliferan y tienen marcadas diferencias de forma y contenido que, sin embargo, repiten una misma fórmula; por un lado están los países del Norte buscando no perder su lugar como protagonistas y detentores de las soluciones para imponerlas al resto del mundo, esto combinado con el poder corporativo, por otro están las mayorías sociales que buscan disputar un proyecto que garantice otro modelo de sistema que ponga la vida en el centro de la discusión. 

La apuesta de los sectores que buscan salir de la crisis reforzando el modelo económico y de mercado es la implementación masiva de tecnologías verdes y digitales. Esa economía moderna, competitiva y eficiente en recursos donde no haya emisiones netas de carbono en 2050 —como lo sugerido por la Comisión Europea—, sin embargo, inaugura un proceso de externalización de los procesos industriales hacia los países que con menor capacidad tecnológica que, y más allá de ser más vulnerables ante los impactos devastadores de la crisis, son los que tienden a la desregulación y a brindar mano de obra barata e/o informal, exacerbando aún más la desigualdad entre el Norte y el Sur. 

El afán por digitalizar todos los procesos productivos, al contrario de lo que se dice, poco tiene que ver con la preservación del medioambiente, sino que busca garantizar el liderazgo de aquellos que detentan el poder sobre esas tecnologías. El consumo de energía de la economía digitalizada es altísimo y tiende a crecer a la medida que se impone como única forma de inclusión al mundo globalizado. Asimismo, estas tecnologías dependen de la extracción de litio, cobalto, cobre, alumínio y otros elementos que transforman, una vez más, los territorios del Sur en zonas de sacrificio y que dan continuidad a una cultura extractivista y colonialista que mira hacia estos territorios como meros proveedores de materias primas.

Las grandes discusiones que se dan en torno de la transición, urgente y necesaria para garantizar la vida en el Planeta, proponen una ayuda a los países vulnerables, pero en ningún momento hablan desde una perspectiva de justicia climática —teniendo en cuenta que los países del Norte son los grandes responsables por el actual estado de cosas— sino que diseñan un futuro donde la deuda verde condenará los dichos subdesarrollados a la entrega de sus territorios en nombre del futuro sustentable. Ese escenario de injusticia se suma a proyectos que buscan cercenar las resistencias y también deslegitimar las alternativas propuestas por las comunidades campesinas, indígenas y los movimientos sociales. 

Cuando el tema es tan sensible como la alimentación —asunto curiosamente poco debatido entre los tomadores de decisión—, lo que se nota es una aceptación acrítica de los modelos contaminantes que son llevados a cabo por las grandes corporaciones productoras de agrotóxicos. Más allá de los conocidos efectos negativos de la agricultura industrial y su contribución a los procesos de desertificación y contaminación y, por ende, de profundización del cambio climático, su uso combinado con procesos de automatización de todos los segmentos de la producción busca reemplazar los saberes históricos de la agricultura, en el sentido original del término. Proyectos como el Ag-Tech y el Ag-One, propuesto por Bill Gates, son nítidos ejemplos de cómo las empresas y organizaciones dichas filantrópicas, además de imponer un modelo de transición 4.0, se esfuerzan en destruir la posibilidad de reproducción, transmisión y propagación de alternativas a los modelos de producción hegemónicos.

Esta batalla desigual se ve concretamente reflejada cuando los Estados compran las soluciones que tienen por objetivo beneficiar a unos pocos en detrimento de las mayorías. En el territorio denominado Argentina, que más consume agrotóxicos por habitante —12 litros cada año— en el mundo, se aprobó el primer caso de trigo transgénico a nivel mundial. El Trigo HB4 es resistente a sequías y su producción está directamente relacionada con su capacidad de aumento de productividad frente a circunstancias de estrés hídrico, cada vez más comunes como consecuencia del cambio climático y del uso irracional de los recursos. Sin embargo, este organismo genéticamente modificado también es tolerante al Glufosinato de Amonio, un poderoso agrotóxico que, según la FAO, es 15 veces más tóxico que el Glifosato. Pese a todas las advertencias de personas expertas acerca de los riesgos involucrados, el Estado argentino busca poner en marcha la producción apenas sea aprobada su importación en Brasil, mayor importador del commodity. 

Tales evidencias demuestran que la transición pensada desde los Estados y corporaciones está lejos de ser la deseable, justa y sana, para garantizar una salida posible a los retos que se imponen para los próximos años y que serán determinantes en la construcción de un mundo habitable. Mientras tanto, las voces de las mayorías siguen gritando por justicia ambiental acompañada de justicia social y económica que sea capaz de romper con las estructuras coloniales, patriarcales y racistas que sostienen este sistema y su máquina necromercantilizadora. 

Fuentes: 

SHIVA, Vandana; ANILKUMAR, Prerna y AHLUWALIA, Urvee.  Ag One: Recolonisation of Agriculture 

PÉREZ, Alfons. Pactos Verdes en Tiempos de Pandemias

De trigo, transgénicos y herbicidas. Un modelo de agricultura que profundiza la inequidad y daña al ambiente.

 
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Argentina: consulta popular por el agua

Foto: Verónica Raffaelli

Por Vanessa Dourado y Mariano Sánchez Toranzo

El pasado 22 de abril, Día de la Tierra, se lanzó la Campaña Plurinacional en Defensa del Agua para la Vida. La actividad fue transmitida en línea con casi mil participantes y acompañada por un pequeño grupo de personas reunidas frente al Congreso de la Nación.

La iniciativa, que cuenta con la participación de decenas de organizaciones de varias provincias argentinas, nació con el objetivo de interpelar a los más variados sectores de la sociedad acerca de la importancia de defender el agua como un bien esencial para garantizar la vida en el Planeta, según relata el texto de la convocatoria. La campaña se da en un contexto de elecciones legislativas en el país, donde el 24 de octubre serán elegidos los y las representantes de la cámara baja y la cámara alta.

Con la consigna “La Otra Campaña” el colectivo cree que los partidos que últimamente se alternan en el gobierno tienen el extractivismo como política de Estado y no plantean alternativas ni transiciones hacia la búsqueda de la justicia socio-ambiental. Con lo cual se hace necesaria una consulta popular para proteger el agua como elemento vital para garantizar los derechos humanos y los derechos de la naturaleza.

En la actividad participaron personalidades reconocidas del medio artístico argentino como Katja Alemann, Elena Rogers, Mirta Busnelli, Natalia Juncos y Elvira Onetto. Las actrices forman parte de una colectiva que se organizó a partir de una carta a favor de la legalización del aborto en marzo de 2018, junto a más 400 compañeras de profesión. Desde entonces, la organización ha militado por la igualdad de derechos y contra el abuso sexual y violencia de género junto al acompañamiento de sus víctimas. Entre las muchas comisiones organizativas que integran esta colectiva, se ha creado la comisión ecofeminista

También estuvo presente Nora Cortiñas, quien hizo memoria del asesinato de la activista hondureña Berta Cáceres y remarcó que el agua es una riqueza que tiene que ser defendida día a día. Además, la Madre de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora, hizo una apelación para que se involucren, en la defensa del agua, las personas jóvenes y niñas.

La campaña está organizada en bloques temáticos que se desarrollarán durante todo el año, estos tienen por objeto dar debates colectivos sobre las actividades económicas que generan problemáticas que involucran el agua y su dimensión socio-ambiental. Más allá de la participación de personas expertas y asambleas territoriales para los tópicos propuestos, la campaña tendrá aportes de actores internacionales. Los colectivos esperan finalizar la campaña de concientización e información con un llamado a una consulta popular no vinculante y pretenden, para el año que viene, impulsar la presentación de un proyecto de Ley protector del agua en su más alto espectro, a través de una iniciativa popular para lo cual deberán juntar 500 mil firmas. 

En los últimos meses, se han dado protestas y conflictos por el agua en por lo menos tres provincias argentinas —a resaltar Chubut, Catamarca (Andalgalá) y Mendoza— donde se desea llevar a cabo proyectos corporativos que no tienen licencia social.

 
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La salud es prioridad nacional, mientras no seas de Andalgalá

Foto: Verónica Raffaelli

Por Carolina Acevedo y Vanessa Dourado 

El último 22 de marzo, Día Mundial del Agua, el pueblo de Andalgalá, de la provincia de Catamarca localizada en el Norte de Argentina, inició bloqueos selectivos en las rutas que dan acceso a la zona del Nevado de Aconquija, región donde hay glaciares y ambientes periglaciares, a fin de impedir que avancen las máquinas, empleados y proveedores de la empresa canadiense Yamana Gold. La empresa logró autorización del Ejecutivo provincial que encabeza Raúl Jali para perforar la cordillera y, por ende, dar seguimiento al proyecto MARA, una integración del proyecto Agua Rica con la planta de la Minera Alumbrera.  

El ejecutivo de Yamana —que tiene operaciones en Cerro Moro (Santa Cruz), Glencore en Aguilar (Jujuy) y Goldcorp en Cerro Negro (Santa Cruz)—, Peter Marrone, afirma que el emprendimento en Catamarca aprovecha la infraestructura existente,  mejora economicamente el proyecto y simplifica la concesión de permisos. 

En el año 2008, en Argentina, la diputada Marta Maffei presentó una ley con el objetivo de proteger los glaciares y el ambiente periglacial. La ley fue aprobada en 2010 y en el año 2011 se dio inicio el inventario de los glaciares del país. Los glaciares contienen casi 70% de la reserva de agua dulce disponible en el mundo.

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Los proyectos mineros a cielo abierto, vía de regla, consumen muchos millones de litros de agua, contaminan el agua, el aire y los suelos con una alta concentración de metales pesados y otros compuestos químicos necesarios para la extracción de minerales como Cobre, Oro y Molibdeno, que son explotados por esta empresa norteamericana en Catamarca. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y una vasta literatura académica, la minería artesanal e industrial es una amenaza a la preservación de la calidad del agua dulce necesaria para el abastecimiento de agua potable, su uso recreativo y la producción de alimentos. También se relaciona a estas actividades un nivel considerable de exposición humana y graves problemas de salud pública.

El alto costo socioambiental y el impacto directo e indirecto sobre el bienestar y el derecho humano a un ambiente sano, hizo que un grupo de vecinos de Andalgalá, con poco más de 20 mil habitantes y cerca de 300 años de existencia, conformarse una Asamblea para denunciar y resistir a los proyectos mineros en la región. La Asamblea El Algarrobo se formó en 2010 y en ese mismo año, el gobierno de Catamarca reprimió brutalmente al pueblo con palos, bombas de gas lacrimógeno y balas de goma. Más de 150 personas fueron detenidas por el hecho de protestar. 

Ana Gloria Chayle, ciudadana andalgalense y miembro de la Asamblea El Algarrobo, relata que Andalgalá es territorio de resistencias y que las mujeres son las que están en la línea de frente de las distintas movilizaciones que se están dando desde esta primera represión en el año 2010. Ana cuenta que Las Mujeres del Silencio, grupo de mujeres andalgalenses, fueron golpeadas por las fuerzas represivas del municipio. A raiz de esto, se organizaron para salir todos los miércoles con las bocas vendadas y las manos atadas como una forma de denunciar y resistir a la represión y a la violación de los derechos de los pueblos y de la naturaleza. 

Chayle también habla de lo que llama “contaminación social”. Según la asambleísta, esta es una contaminación que atraviesa desde el momento cero a las poblaciones donde los proyectos extractivistas intentan instalarse. La ilusión de lograr un futuro mejor, dice ella, hace que las personas dejen de poner el bien común como prioridad y genera una división social que termina por beneficiar a las empresas y a unos pocos. 

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En un contexto de pandemia, Andalgalá está fuertemente militarizada a fin de garantizar el distanciamiento físico, sin embargo, no ha aumentado el contingente de personal de salud e insumos. Asimismo, este refuerzo policial se dio justo después del levantamiento popular, observa Ana Chayle.

La industria minera es una de las más rentables del mundo, sus ganancias han aumentado significativamente en los últimos años. En el año 2017, las 50 empresas más importantes del sector en la bolsa de valores sumaron 896.000 mil millones de dólares. Según el Banco Mundial, la minería es un motor clave para el desarrollo económico de los países dichos del tercer mundo y una oportunidad para el desarrollo territorial y el combate a las desigualdades. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), Catamarca —donde los proyectos mineros funcionan desde el año 1997— es una de las provincias más pobres del NOA (Noroeste Argentino).

El 1 de mayo de 2019, el mismo Banco Mundial puso en marcha el Mecanismo para una Minería Climáticamente Inteligente, según el organismo, el primer fondo destinado a lograr una explotación de minerales climáticamente inteligente y sostenible. En abril de 2020, el presidente Alberto Fernández decretó la minería como servicio esencial. El 30 de julio de 2020 se llevó a cabo la primera reunión para la construcción del Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino, en esta ocasión Fernández dijo “vamos a pedirle a la minería que se desarrolle de un modo sustentable”. 

Mientras sale la publicación de la presente nota, activistas de la Asamblea El Algarrobo comunican que las fuerzas represivas de Catamarca, por orden de la fiscalía, están llevando detenidas a varias personas que están luchando por el agua en Andalgalá.

 
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Grito de la Selva: escuchar para recuperar y transformar

Vanessa Dourado

Tras un año de pandemia, las consecuencias económicas que sufre América Latina ya llegan a ser consideradas sin precedentes. Según un informe de la CEPAL (2020b) sobre el Impacto del COVID-19 en los Pueblos Indígenas de América Latina-Abya Yala, el efecto de la pandemia conducirá a la peor contracción económica sufrida en la región desde que se iniciaron los registros en 1900. 

Tal escenario afecta de forma distinta y mucho más severa a los pueblos indígenas y originarios que —más allá del racismo institucional que hace que sus derechos no sean respetados y sus necesidades básicas no sean satisfechas— son los que más padecen a raíz de la profunda desigualdad que caracteriza los territorios latinoamericanos. 

La respuesta a estas condiciones, que debería ser la más responsable posible, teniendo en cuenta la grave crisis ambiental que acompaña la pandemia y que es un agravante a la dramática situación, es la propuesta de negocios que destruyen los ecosistemas, emiten más gases de efecto invernadero y que avanzan sobre los territorios ancestrales de quienes parecen ser los únicos verdaderamente preocupados por defender la vida: los pueblos originarios.

La retórica, que llena los documentos de corporaciones y Gobiernos, sobre la evidente necesidad de preservar el medioambiente y aplicar un plan de mitigación y adaptación cae por tierra cuando en lugar de defender a los defensores de la vida, estos mismos Gobiernos y corporaciones  los matan y vulneran sus derechos.

Queda, sin embargo, a las personas blancas que aún pueden mirar este desastre y sacar una chispa de esperanza, aprender de los pueblos indígenas y ponerse a su lado en defensa de la casa común. La capacidad de resiliencia, comunicación, protección, defensa y autoorganización de los pueblos del bosque para lidiar con la pandemia es una lección que merece ser conocida por todas las personas. De la misma manera, la protección de estos saberes y estas formas de vida deben ser protegidas no solo por los pueblos originarios, sino por todos los habitantes de la Tierra.

En este sentido, siguiendo la organización que empezó el año 2020 en el marco de la Asamblea Mundial por la Amazonía, los pueblos de la Amazonía y sus organizaciones convocan al Grito de la Selva: Voces de la Amazonía. La actividad contará con la participación de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica – COICA, la Red Eclesial Panamazónica – REPAM y el Foro Social Panamazónico – FOSPA; junto a activistas, científicos y aliados del Sur y el Norte Global.  Se llevará a cabo el viernes 26 y sábado 27 de febrero a las 13:00 horas de Ecuador y contará con traducción simultánea al español, portugués e inglés.

Para lograr una recuperación transformadora de esta gran tragedia que atraviesa a toda la humanidad, es esencial la escucha atenta a quienes son las y los guardianes de los únicos bienes capaces de garantizar la vida y, sobre todo, luchar para que ellos y ellas sigan existiendo.

Informaciones:

Facebook

https://www.facebook.com/asambleamazonica/

 
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Buenos Aires por Chubut: el agua vale más que todo

Por Vanessa Dourado

Cerca de dos mil personas tomaron las calles de Buenos Aires el 4 de febrero en apoyo al pueblo de Chubut en contra del proyecto de zonificación minera en aquella provincia. Las protestas también ocurrieron en más 40 localidades de todo el territorio argentino en una de las jornadas conocidas como #ChubutAGUAzo. En la capital porteña, la actividad contó con la participación de más de 200 organizaciones ambientales y sociales, ONGs y colectivos de juventud, sindicatos, agrupaciones político-partidarias y una gran cantidad de personas autoconvocadas. 

La presencia de la juventud es cada día mayor en las movilizaciones de bandera socioambiental y es novedosa una marcha tan masiva en apoyo a un reclamo territorial aparentemente lejano de la realidad vivida en las grandes ciudades. “Realmente nos quedamos sorprendidas con la convocatoria”, dijo una de las manifestantes. “Nosotres no queremos que el agua se convierta en mercancía, el agua es nuestro futuro”, expresó una joven adolescente autoconvocada. 

A pesar de las restricciones por el distanciamiento físico por consecuencia de la pandemia, Nora Cortiñas, Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora,  hizo llegar su voz en apoyo a las protestas, manifestando: “Que el gobierno se dé cuenta que el camino que está emprendiendo no es el que quiere el pueblo”. Norita también denunció el falso argumento de la minería sustentable y llamó la atención para el estado de emergencia que vive el país: “Lo que estamos viviendo ya es el gran ajuste y se plantea seguir reduciendo el déficit fiscal en medio de la crisis de la pandemia y desempleo. Como afirma el fallo del juicio popular la deuda y los acuerdos con el FMI son crímenes de lesa humanidad y lesa naturalidad. No a la deuda perpetua. La vida antes que la deuda. La deuda real es con el pueblo y la naturaleza”, protestó. 

La provincia de Chubut viene sufriendo grande interferencia de las corporaciones mineras que, con el apoyo de sectores político-partidários e institucionales, han intentado violar  sistemáticamente el derecho de los pueblos a través de su intervención directa en la redacción de las normas para la implementación de los proyectos mineros y la compra de apoyo político. La insistencia en imponer los megaproyectos sin licencia social, sin tener en cuenta la voluntad colectiva expresada en plebiscito, ha generado una serie de manifestaciones y denuncias. 

Según un informe de la  Mesa de Coordinación Técnica sobre Zonificación Minera del CCT CONICET – CENPAT, los impactos negativos en la provincia son preocupantes, sobre todo en el escenario de emergencia climática. El informe proyecta la intensificación de eventos extremos generados por el aumento de las temperaturas a nivel global, lo que afectará la provincia de forma dramática, profundizando el proceso de desertificación y comprometiendo la ya escasa disponibilidad de agua apta para el consumo humano en la región. En este sentido, de acuerdo con el documento, el modelo de producción de la megaminería ofrece una amenaza evidente, ya que aumenta la probabilidad de contaminación del agua superficial, subterránea y de los suelos. 

En el documento elaborado por la Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut (UACCh) leído en el cierre de la actividad que tuvo lugar en Buenos Aires, en frente al Ministerio de Desarrollo Productivo, se expresó: “Denunciamos la farsa de debate sobre el proyecto de zonificación minera promovida por el Gobierno Provincial la última semana y repudiamos el rol del Gobierno Nacional en la figura del presidente Alberto Fernández que, con sus declaraciones públicas y mediáticas, sigue promoviendo la violación de los Derechos Humanos en nuestros territorio”. Desde que inició su mandato, el presidente Alberto Fernández viene trabajando para la implementación de un Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino, pese al escepticismo de expertas y expertos en temas socioambientales que alertan sobre la imposibilidad de desarrollo sustentable de la actividad minera.

 
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Argentina: aborto legal, ¿en cualquier lugar?

Foto: Gerhard Dilger

Por Vanessa Dourado

El Senado Argentino aprobó la Ley de Regulación del Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo y a la Atención Postaborto. Los debates acerca del aborto en la ocasión de la votación de este año repitieron la tónica conservadora, religiosa —con rasgos fundamentalistas— y antifeministas que marcaron la votación del año 2018, donde el Proyecto de Ley fue rechazado con 31 votos a favor y 38 en contra. Sin embargo, el movimiento feminista y de mujeres, lesbianas, trans, travetis y no binaries parece haber logrado una mayor tensión en la correlación de fuerzas.

Tras décadas de articulación política involucrando a amplios sectores de la sociedad argentina alrededor de la problemática de salud pública y la práctica de abortos clandestinos, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito se manifestó de forma contundente en los últimos años y la masiva adhesión de actores sociales interpelados por un fuerte llamado a la garantía de los derechos humanos de las personas con capacidad de gestar se volcó hacia una dimensión de diálogo que superó los círculos orgánicos de discusión. 

Pese a la fuerte resistencia de los sectores religiosos antiaborto, el debate público y las evidencias de la necesidad de la aprobación de la Ley, sobre todo respecto de los embarazos infantiles y de adolescentes, muchos resultantes de violaciones, que estuvieron en la agenda pública bajo la consigna “Niñas, No Madres” ayudaron a develar el carácter retrógrado de las convicciones religiosas que se manifestaron de forma deshumanizante y antidemocrática, poniendo en jaque la legitimidad de la “ética humana” reivindicada por Jorge Bergoglio quién declaró que la aprobación de la Ley “ahondará más las divisiones en el país”. 

El triunfo del último 30 de diciembre puede ser el inicio de un proceso que va más allá de la Ley en sí misma —lo que no retira la centralidad de su importancia—. El avance en la garantía de los derechos de las mujeres en Latinoamérica tiene un carácter distinto a nivel simbólico y material porque está no solo atravesado por la profunda desigualdad social que empuja las mujeres a la pobreza y la precariedad, como también se enmarca en un contexto histórico de territorio colonizado, hecho que tiene un impacto directo sobre la existencia de las mujeres en esta región.

Los resultados de una  reciente investigación de secuenciamiento genético liderada por expertos de la Universidad de San Pablo muestran que la sociedad brasileña fue constituida a través de la violación de los cuerpos de mujeres negras e indígenas. También afirman los investigadores que esta no es una particularidad de Brasil, sino que este es el patrón latinoamericano. Se puede observar que esta insistencia en preservar las dos vidas es también parte de una construcción social que es una herencia de la colonización que naturaliza el control sobre los cuerpos de las mujeres, poniéndolos en el lugar de cuerpos violables y pasivos.

En este sentido, el derecho al aborto es también una reparación histórica. Asimismo, es igualmente necesario garantizar que el aborto sea legal en “cualquier lugar”, como dicen muchas de las personas que reivindican el derecho de decidir. Sin dejar de exigir que el Estado provea un sistema de salud pública, gratuito, de calidad y humanizado a las personas que quieran interrumpir su embarazo, el debate sobre las formas alternativas, como las practicadas a través de las medicinas ancestrales y por las mujeres originarias, no puede dejar de estar en la agenda de debates. La lucha de los feminismos debe garantizar que nadie quede afuera; permitir que se siga criminalizando a quienes no quieren someterse a la medicina hegemónica es admitir un logro incompleto.   

El movimiento feminista y de mujeres en Argentina es una esperanza para toda la región, una fuerza inspiradora que viene moviendo las estructuras de la sociedad y que abre el camino para un cambio de paradigma y para la construcción de un mundo más justo y humanizado, poniendo en el centro del debate lo que más importa: la vida.

Fuentes:

https://super.abril.com.br/ciencia/estupro-de-mulheres-negras-e-indigenas-deixou-marca-no-genoma-dos-brasileiros/

 
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Acampe Originario: sangre indígena y huellas de dignidad

Vanessa Dourado

El largometraje Acampe Originario, dirigido por Ernesto Gut, junta las piezas del proceso de resistencia que las naciones Qom, Pilagá, Wichí y Nivaclé, en la provincia de Formosa, llevaron a cabo para defender su territorio.

Las escenas que comienzan en el año 2010 en el territorio de la nación Qom “Potae Napocna Navogoh”; contrastan la vida tranquila en la comunidad y la represión de las fuerzas de seguridad de la provincia. El conflicto que resulta en el asesinato del indígena Jorge López es el punto de partida para el desarrollo de una lucha que llevó a las comunidades a viajar a Buenos Aires con el objetivo de hablar con la entonces presidenta de Argentina, Cristina Kirchner.  Sin embargo, retornan el año 2015 para intentar nuevamente establecer un diálogo con la Presidenta, aunque finalmente, a lo largo de 10 meses de Acampe, no los atendió.

El documental tiene su enfoque central en el acampe que armaron los pueblos originarios en el año 2015. Instalado en el corazón de la ciudad y en una de las avenidas más importantes y conocidas del mundo, la carpa fue abrigo de relatos, discursos e incontables conferencias de prensa. La denuncia en las venas de la ciudad y la verdad cruda develada a la vista de los turistas por las lentes de las cámaras es una mirada desde adentro y desde afuera.

Los relatos en primera persona cuentan historias de antepasados, comparten sentires y saberes, denuncian la lógica que mercantiliza la naturaleza y que, por ende, destruye la vida. Los diálogos con estas personas que se acostumbraron al peligro son un viaje hacia su mundo distante y vivo en el presente, en su memoria y continua caminata. Sin fronteras posibles, hablan de sus luchas con coraje y de su futuro con esperanza. Bajo la gigantesca carpa armada para abrigar sus cuerpos y sueños, comparten rituales que mezclan su cosmovisión ancestral y la fuerte influencia neopentecostal.

El carácter comunitario del espacio está muy marcado en la película; las reuniones alrededor del fuego, la presencia de varios colectivos y militantes de la ciudad de Buenos Aires, la solidaridad para sostener el acampe que duró diez meses. Entre marchas, actividades, entrevistas a los medios hegemónicos y reuniones, finalmente a través de su líder Félix Díaz lograron un acuerdo con el gobierno que, más tarde, significó desarticulación y más debilitamiento de las comunidades.

Félix Díaz en el Acampe // REINALDO ORTEGA

En un aparente mosaico de contradicciones, Gut logra construir un entramado de interrogantes que interpela el espectador sobre el existir indígena, pero también invita a reflexionar sobre el desprecio del Estado hacia los pueblos originarios y su poder como desarticulador de las luchas que se dan desde los territorios.

Acampe Originario es una obra que deconstruye la mirada romántica hacia los pueblos originarios y deja en evidencia, de forma sorprendente, el desenlace de una lucha que logró dialogar directamente con la máxima autoridad del Estado.

Puede verse online https://www.youtube.com/watch?v=Xd_d6pTroc0&t=138s

Más informaciones:

Facebook: @AcampeOriginarioDocumental

 
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Fallo histórico: Spoltore v. Argentina, derechos laborales como derechos humanos

Victorio Spoltore


“Pertenezco a mi clase y a algunas ropas,
voy de blanco por las calles sucias.
Melancolías, mercaderías me acechan.
¿Debo seguir hasta la náusea?”
Carlos Drummond de Andrade
*

Por Vanessa Dourado

Victorio Spoltore llegó a Argentina a los 8 años de edad, viniendo de Italia con su familia al inicio del siglo XX, junto a tantos otros inmigrantes que huían de la Guerra. El pequeño Victorio empezó su vida laboral de niño; primero como lustrabotas y luego como sastre. Siempre manteniendo las costumbres de su país de origen, formó familia y desde que llegó al país siempre vivió en Munro.

En el año 1963 Spoltore empezó a trabajar en la fábrica de carpas y camperas Cacique Camping S.A., donde también trabajaba su esposa Rosalinda Campitelli. En esa época, la empresa todavía era un emprendimiento pequeño y familiar, pero de a poco fue conquistando más mercado a través de negocios con las Fuerzas Armadas y otras empresas para las que producían una gran variedad de productos.

A medida que crecía la empresa, Victorio vio su responsabilidad aumentar, llegando a ocupar el cargo de capataz. Con más carga de trabajo, el inmigrante italiano se dedicaba a la empresa con esmero y mucho orgullo. Su familia era casi una extensión de su lugar de trabajo, donde los hijos, Alejandro y Liliana, también solían frecuentar cuando eran chicos.

De izquierda a derecha: Rosalinda Campitelli, Liliana Spoltore, Victorio Spoltore y Alejandro Spoltore

Esta gran familia laboral de fuertes vínculos afectivos, sin embargo, empezó a romperse el 17 de mayo de 1984. Víctima de un infarto de miocardio mientras trabajaba, Victorio perdió 40% de su capacidad laboral y, a pesar de no estar completamente recuperado y aún en fase de rehabilitación, el trabajador fue presionado por sus jefes a retornar a sus actividades laborales antes de tiempo.

A pesar de la visible debilidad de Spoltore, lo obligaron a seguir con las mismas responsabilidades que desarrollaba antes del infarto. Hostigado para forzarlo a renunciar —ya que llevaba 24 años en este mismo trabajo y la empresa no quería pagarle una indemnización— y con una carga de trabajo incompatible con su frágil condición de salud, seis meses después Victorio sufrió un segundo infarto mientras trabajaba, quedando con una incapacidad del 70%.

Tras los dos episodios coronarios, se agregó, además, un cuadro de depresión que acompañó a Spoltore hasta sus últimos días de vida. Dolido por el tratamiento que recibió de la que pensaba era su familia laboral y sin poder trabajar por la enfermedad, Victorio no logró volver a su estado de ánimo habitual.

Al acceder a la justicia para reclamar una indemnización por enfermedad profesional, ya que entendió que había tenido sus derechos laborales violados cuando la empresa lo forzó a trabajar sin que estuviera en condiciones para hacerlo, agravando su estado de salud, la Justicia tardó 12 años para tramitar el proceso.

No comprendiendo la razón de la demora por parte de las autoridades judiciales, Spoltore inició un proceso disciplinario para investigar las autoridades judiciales sobre esta demora. Tras el rechazo de sus recursos que dio por terminado el asunto, Victorio inició una petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Durante 20 años, Spoltore envió 12 cartas a la Comisión Interamericana, con sede en Washington DC, que le dictaba a su hija Liliana para que las pasara primero a máquina y luego a la computadora y enviaba por correo y luego por mail, entendiendo que en Argentina le habían violado sus derechos como persona. Victorio falleció sin ver el resultado de sus demandas.

El 28 de agosto pasado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por primera vez en la historia, condenó a un Estado parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos por la violación al derecho a la salud en el ámbito laboral. Argentina fue responsabilizada por violar los derechos laborales de Victorio Spoltore.

El resultado logrado, fruto de la insaciable sed de justicia de Victorio, luego continuada por su familia y acompañada por el Colectivo de Derechos Humanos Yopoi, compuesto por los abogados Gabriel Fernando Bicinskas, Marcos Ezequiel Filardi y Juan Pablo Vismara, hicieron que la Corte Interamericana se consolide como un foro para hacer valer como derechos humanos los derechos laborales.

De izquierda a derecha: Gabriel Fernando Bicinskas, Liliana Spoltore y Marcos FIlardi

Según el abogado Marcos Filardi —quien afirma que el caso Spoltore es testigo de una situación estructural que siempre juega en perjuicio de las y los trabajadores— este es un precedente para que todos los tribunales laborales del país le impriman especial celeridad a las demandas por enfermedad profesional, porque caso contrario puede el Estado argentino verse expuesto a responder en instancia internacional por la violación a la garantía del plazo razonable.

*Fragmento del poema “La flor y la náusea”, Carlos Drummond de Andrade, Brasil (1945)

 
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TLC y Cambio Climático: una combinación lesa-género

Foto: Tribuna Feminista

Vanessa Dourado

Nunca se ha hablado tanto y de forma tan abierta sobre el cambio climático. Las movilizaciones alrededor del mundo han sacudido la opinión pública y los medios de comunicación hegemónicos parecen ahora tocar este tema porque ya no les queda otra. Obviamente, los negacionistas y gobiernos del mundo siguen contribuyendo a la situación de emergencia climática; ya sea por la directa negación de los hechos o por la omisión de aquellos que saben muy bien las causas del problema y que, sin embargo, no dejan de plantear propuestas que profundizan el modelo fosilista y agroindustrial intensivo que son los mayores responsables de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

A través de los tratados de comercio e inversión se ha planteado salir de la crisis. Una vez más estos proyectos son señalados como una alternativa para salvar a las economías y recuperar el crecimiento económico, generar empleos, desarrollar las industrias, promover el desarrollo sostenible, entre otros tantos elementos cuya realidad solo existe en las cartas de intención.

La lógica que garantiza los derechos de los inversores por encima de los derechos de las personas es gran responsable de la profundización de las desigualdades, lo que también tiene su relación con la capacidad de adaptación al cambio climático y un fuerte impacto sobre las mujeres. Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), las personas empobrecidas son más vulnerables y tienen menor capacidad de adaptación al cambio climático y según datos de la ONU un 70% de las personas que viven en situación de pobreza extrema en el mundo son mujeres. La nítida evidencia queda: la existencia de las mujeres es sacrificada para garantizar la ganancia de las corporaciones.

Mientras se desesperan las personas que saben las consecuencias del mantenimiento de este modelo de producción, distribución y consumo, las grandes empresas y empresarios celebran el incremento de sus negocios y se aprovechan de la pandemia para disminuir los obstáculos a sus proyectos. Estos obstáculos son, nítidamente, las leyes de protección ambiental, el monitoreo de zonas históricamente explotadas para el comercio ilegal y la resistencia de la sociedad civil hacia megaproyectos que destruyen y contaminan los ecosistemas.

Mientras arde la Amazonía, los bloques Mercosur y Unión Europea siguen la negociación de un tratado de libre comercio que significará más deforestación y más producción de carne, o sea más GEI, más avance sobre los territorios indígenas y, en consecuencia, más violencia contra los cuerpos de las mujeres originarias y campesinas.

Los proyectos de megaminería son grandes consumidores y contaminantes del agua y unos de los preferidos por las corporaciones para inversión, sobre todo en Latinoamérica. La situación de sequía es cada día más constante y frente a la escasez del agua, que afecta a varias regiones de América Latina, las mujeres y niñas son las responsables por recorrer largas distancias para abastecer a sus hogares. Una vez más recae sobre las mujeres el trabajo (no considerado trabajo y, por ende, no remunerado) de cuidados y de manutención de la vida. Porque sin agua nadie puede sobrevivir por mucho tiempo.

La quema de combustibles fósiles es el mayor responsable del cambio climático y los barcos de contenedores son uno de los grandes responsables por garantizar el comercio entre países. Los barcos que transportan mercancías de un lado a otro del mundo son grandes emisores de GEI: se calcula que en 2009 los 15 barcos cargueros de mayor envergadura emitieron más que 760 millones de automóviles. Más de diez años después, el modelo de transporte de mercancías no ha cambiado. Las consecuencias de esta forma de comercio totalmente irracional son los eventos extremos relacionados a los desequilibrios ambientales y, por ende, los refugiados climáticos. Según la Oxfam, entre un 70 y 80% de las víctimas fatales por tsunamis y huracanes son mujeres. Asimismo, Greenpeace informa que 80% de las personas desplazadas por el cambio climático son mujeres.

Los números dejan en evidencia el carácter lesa-género de las emisiones de GEI, pero también su profunda relación con los tratados de comercio e inversión. La lucha por el derecho de existencia de las mujeres pasa por denunciar y terminar con los tratados de comercio e inversión. No habrá justicia ambiental, social, económica y ni de género mientras Estados y corporaciones sigan firmando tratados que, directa e indirectamente, condenan las personas a la pobreza y a la muerte.

Fuentes:

https://www.theguardian.com/environment/2009/apr/09/shipping-pollution

 
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Asamblea Mundial por la Amazonia: cuidar la vida para que nos salvemos entre todos

Vanessa Dourado

La pandemia de este siglo, el COVID-19, es una historia que se repite y también es parte de un proceso que nunca ha terminado. Si mencionar al colonialismo como un proceso inacabado molesta a quienes reivindican todos los avances tecnológicos de nuestro espacio-tiempo, para los pueblos originarios esto es una realidad concreta. Han pasado  siglos, sin embargo poco se ha aprendido sobre las consecuencias de este divorcio entre el ser humano y la naturaleza.

¿Podemos nosotras, personas blancas, prever los próximos años? Muchos especialistas han alertado por la amenaza de nuevas infecciones zoonóticas directamente relacionadas con nuestra intromisión en los ecosistemas y hay evidencias de que la forma de producción de la industria cárnica es una gran aliada para el agravamiento de esta situación. Asimismo, no han cesado los ataques a los ecosistemas sensibles que son no solo importantes para garantizar nuestra salud como también para la vida misma en el planeta. Al fin y al cabo, pareciera que es preferible la muerte colectiva al cambio en el modelo de producción y consumo.

Los pueblos originarios, sin embargo, guardan en la memoria las enfermedades traídas por los  “conquistadores” europeos  y, a pesar del sufrimiento guardado dentro de la historia, la resistencia y la capacidad de luchar de sus ancestros les convoca a luchar con coraje contra una amenaza más a  sus existencias. Y si la situación para nosotras, personas blancas, es devastadora, para los indígenas se suma a otras problemáticas como la epidemia de dengue y la carencia de acceso a un sistema de salud adecuado para los indígenas, más allá del envenenamiento de sus aguas y suelos que son sus fuentes de subsistencia y que, para muchos de ellos, significa el envenenamiento de sus propios cuerpos.

Si lo que nos convoca es el retorno a una cierta normalidad que nos de condiciones para seguir luchando  contra  un sistema genocida, que ahora se hace más evidente porque está tocando a los sectores —incluso dentro de las izquierdas y sectores progresistas— que siempre se negaron a reconocer que nuestra sociedad se sostiene desde una estructura racista, entonces lo que tendremos será solo un genocidio más radicalizado, será la consolidación del ecofascismo.

En medio de esta realidad, los próximos días 18 y 19 de julio, se llevará a cabo la Asamblea Mundial por la Amazonia. La autoconvocatoria es un esfuerzo de varias organizaciones y activistas para organizar la resistencia y  pensar salidas a la encrucijada en la cual nos encontramos.  La propuesta está organizada en tres ejes (campañas): COVID-19, Boicot y Movilización.

El COVID-19 consiste  en una campaña mundial para hacer frente a los graves impactos del Covid19 sobre poblaciones indígenas, afrodescendientes y de toda la Amazonía. El Boicot diseña una campaña mundial  para dejar de comprar productos de empresas e inversiones,  al mismo tiempo que luchando contra políticas gubernamentales, acuerdos comerciales y extractivismos que destruyen la Amazonía. Y la Movilización está pensada en forma de jornadas mundiales para detener el etnocidio, el ecocidio y el extractivismo, apuntando a  salvar  la Amazonía que es esencial para hacer frente al cambio climático.

Esta crisis —por supuesto sistémica, pero sobre todo civilizatoria— convoca a repensar el concepto de progreso, crecimiento, desarrollo y sentido de la vida. Juntarnos a los pueblos originarios para proteger a nuestros bienes comunes parece ser una de las salidas más asertivas.

Informaciones:

Website:
https://asambleamundialamazonia.org

Facebook:
https://www.facebook.com/asambleamazonica

 
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Desmonte ambiental: acuerdos comerciales con Brasil bajo críticas y resistencias

Por Vanessa Dourado

En el contexto del COVID-19 los mercados sufrieron una baja contundente y las medidas tomadas por los distintos gobiernos han sido —en mayor o menor medida— contener la propagación del virus, sobre todo porque esto significa una disminución de lo que es llamado “business as usual”.

La pandemia saca a la luz algunos elementos importantes para pensar cómo estos negocios han contribuido a la actual crisis sanitaria. Más allá del colapso de los sistemas de salud, que tienen una relación directa con el proceso de privatización y mercantilización de los servicios esenciales, la cuestión climática y ambiental, de una forma más amplia, no permite esconder los hechos. La destrucción masiva de los ecosistemas —especialmente los sensibles—  y el modelo de producción vigente están intrínsecamente relacionados con la pérdida de control y respuesta ante el surgimiento de nuevas enfermedades.

No obstante, los países del mundo, en el afán de volver rápidamente a la normalidad, siguen negociando acuerdos comerciales que profundizarán los problemas antiguos y no resueltos. Con el fracaso en llevar adelante las consideradas ambiciosas medidas del Acuerdo de París, lo que hacen los países que más se mostraban comprometidos con su cumplimiento es contradecir sus narrativas tras el avance en las negociaciones de acuerdos como el tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.

El polémico tratado que viene dividiendo opiniones de Estados y de la sociedad civil, contiene clausulas que —en caso de que sea ratificado— profundizarán la deforestación y significará un incremento en la emisión de los Gases de Efecto Invernadero (GEI). La realidad pronunciada como Estado de Emergencia Climática prende una luz roja que alerta para el riesgo de la imposibilidad de manutención del Sistema Tierra como lo conocemos.

En un reciente estudio sobre las cláusulas y efectos del tratado entre los bloques Mercosur y Unión Europea, realizado por la investigadora Luciana Ghiotto y el abogado de derechos humanos Javier Echaide, se devela que las consecuencias sobre el medioambiente serán devastadoras. A pesar de las discusiones sobre el tema en el parlamento europeo y la postura de congresistas del parlamento holandés rechazando la ratificación del acuerdo comercial debido a los evidentes impactos sobre el medioambiente, Alemania —que estará en la presidencia del consejo de la Unión Europea por los próximos meses— es favorable al acuerdo.

El escenario es particularmente complejo desde el punto de vista político. Brasil, que lleva en la presidencia Jair Bolsonaro (actualmente sin afiliación partidaria) y un equipo ministerial abiertamente alineado con la expansión de los agronegocios y la restricción de los derechos laborales, ha sufrido uno de los mayores impactos a la raíz de la crisis del coronavirus. Según las palabras del Ministro del Medio Ambiente Ricardo Salles, el gobierno brasileño tiene que tomar medidas para relajar las leyes de protección ambiental mientras las personas están distraídas con la pandemia. Las declaraciones del ministro es una evidencia de que no hay preocupación por la preservación del medioambiente.

El manejo de la crisis y la impronta autoritaria del mandatario brasileño, sin embargo, ha atraído a otras partes interesadas. Donald Trump, presidente del país con el mayor número de muertos e infectados por el coronavirus, ha señalado que el libre flujo de comercio entre los dos países es una prioridad económica. Los dos presidentes, entusiastas del uso de la hidroxicloroquina en el tratamiento de la COVID-19, también comparten del negacionismo climático.

Por otro lado, los Demócratas estadounidenses han emitido una carta en desacuerdo con el plan de expandir lazos económicos con Brasil bajo la administración de Bolsonaro dado el historial de, según las palabras de los congresistas, “total indiferencia  con los  derechos humanos básicos”. La carta también cita la vulneración de los derechos laborales y la destrucción de la selva amazónica con el objetivo de liberalización comercial y que el avance de acuerdos comerciales entre Estados Unidos y Brasil es inapropiado.


 
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Covid-19: la cara del sistema

Pintura: Francisco de Goya, // Saturno devorando a su hijo, 1823

Vanessa Dourado

La pandemia que asola el mundo, y que empezó desde finales de 2019, ha dejado un rastro de desesperación, miedo, ansiedad, incertidumbre y dolor. Las emociones ya vividas en otros momentos históricos remiten a los períodos de las grandes guerras y de otras pandemias. Entretanto, no se puede dejar de mencionar que muchas situaciones extremas nunca dejaron de ocurrir: las guerras por el petróleo,  por el agua, contra los pobres, mujeres, comunidad LGBT; las ocupaciones colonialistas contemporáneas, las cárceles, el hambre, el terricidio,  el exterminio de los pueblos indígenas y afrodescendientes y el, tal vez más dramático, cambio climático.

Desde hace un mes, los medios de comunicación —de todos los colores—, gobiernos e instituciones reportan segundo a segundo la evolución del COVID-19.  En un contexto en que hay que informarse sobre las medidas sanitarias y de seguridad y en que las sociedades están hiperconectadas, a pesar del distanciamiento social, hay poca oportunidad para pensar críticamente sobre todo lo que está ocurriendo. El bombardeo de noticias es mayor que la capacidad para metabolizarlas. Pensando en una sola dirección, y con el agregado del miedo —a morirse, a perder el empleo, a infectarse, a perder un familiar o persona amiga—, se construye un clima de terror. El sentimiento de impotencia genera parálisis y, en muchos casos, el pánico.

El individualismo, implantando por el capitalismo en su etapa neoliberal, se hace más visible en una lógica de “sálvese quien pueda” en la cual personas privilegiadas, encerradas en sus casas, critican y denuncian aquellas que no cuentan con otra opción más que salir a trabajar corriendo el riesgo de infectarse. Lo que también desnuda las falencias del Estado, que por seguir las lógicas del mercado y las reglas del libre comercio, gobierna para las empresas/corporaciones y no para el pueblo, además de permitir la depredación de los bienes comunes (conocidos comercialmente como recursos naturales). 

Completamente sin preparación para cuidar de sus ciudadanos y ciudadanas y con su sistema de servicios públicos destruido —en muchos casos por falta de recursos que son destinados a pagar deudas impagables e ilegitimas a organismos como el Fondo Monetario Internacional o por las privatizaciones—, al Estado no le queda otra sino usar medidas coercitivas, lo que da a las fuerzas represivas la legitimidad para desplegar violencia sobre los cuerpos de las villas/favelas —hecho que es un costumbre en tiempos sin pandemia—. Pero también da muestras de cómo funciona la comprensión de las personas trabajadoras de los sectores más precarizados. En Argentina, critican al gobierno por no dejarlas trabajar debido a la cuarentena obligatoria; en Brasil, apoyan a Bolsonaro que dice que la economía no puede parar, que el Coronavirus es una “gripecita” y que hay que ir a trabajar y llevar una vida normal.

Asimismo, poco se habla sobre las personas que están en lugares de encierro  y que son obligadas a compartir celda, normalmente sobrecargadas, con casos positivos del Coronavirus. Las condiciones de higiene en las penitenciarías latinoamericanas no permiten que las personas privadas de su libertad puedan ascender a lo mínimo recomendable por los órganos sanitarios: agua y jabón. En un contexto “normal”, estas personas son sistemáticamente torturadas, humilladas y asesinadas por los órganos y agentes de seguridad; la mayoría de ellas afrodescendientes y/o pobres.

Los pueblos indígenas se ven, una vez más, obligados a defenderse de las enfermedades que generan los humanos blancos. Sin embargo, sin acceso al sistema de salud de estos mismos blancos, están en situación de mayor vulnerabilidad. Las mujeres (todas ellas) se enfrentan con la intensificación de su carga de trabajo de reproducción social en un sistema y sociedad patriarcales que nunca hacen la pregunta “¿quién cuida de quien cuida?” —la pregunta también sirve para interpelar sobre las precarias condiciones de trabajo enfrentadas por los y las profesionales de la salud—.

Y si por un lado el Covid-19 deja ver las cómo funcionan las sociedades, por otro también desvela la cara y el cuerpo del Capital ya moribundo. El discurso y las acciones direccionadas a no congelar las actividades económicas cobran vidas y vienen acompañadas de  una perversa sugerencia de sacrificio de personas mayores para evitar un posible colapso económico “no podemos dejar que el remedio sea peor que la enfermedad”, declaró el presidente Donald Trump. También el vicegobernador de Texas, EE.UU. dejó el mensaje “volvamos a trabajar, a vivir, seamos inteligentes. Y los que tenemos más de 70 años, ya nos cuidaremos, pero no sacrifiques el país, no lo hagan, no sacrifiquen el gran sueño americano”.

El neoliberalismo, la lógica de que la sociedad no existe como tal y que lo individual no solo  debe estar por encima de lo comunitario sino que debe también destruirlo, esta puesto a prueba. Lo que no funcionó en Chile, que hoy tiene su pueblo de pie contra el gobierno de Sebastián Piñera y todo lo que significó estos 30 años de “capitalismo en serio” para la sociedad chilena, tampoco está funcionando en el resto del mundo.

La relación capital-vida es evidente y ahora no está solo en los círculos de lucha y resistencia. El momento abre una oportunidad para debatir otro modelo de sociedad, ya que los modelos de producción, consumo y acumulación están sobre la mesa. Otras enfermedades y  situaciones extremas vendrán en consecuencia del calentamiento global. El Coronavirus dejará las personas en estado de alerta. El rol del Estado y el cuidado del medioambiente serán temas centrales en el escenario pos-pandemia. Salir del lugar de organizar la resistencia para organizar la transición es urgente. Necesitamos un nuevo pacto social, económico y, sobre todo, ecológico.

 
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Guardianes de Semillas: comunidades unidas por la alegría de sembrar la vida

Foto: VacaBonsai Colectivo Audiovisual

Vanessa Dourado

El cortometraje producido por el colectivo VacaBonsai Colectivo Audiovisual  e impulsado por la Fundación Rosa Luxemburgo y la Red de Agricultura Orgánica de Misiones —RAOM— propone mirar a les guardianes de semillas desde la integralidad y de la alegría.

El documental que dura apenas 16 minutos es un disparador de sensaciones. Abriendo las puertas de la tierra colorada de Misiones para hacer ver cuatro movimientos que defienden  las semillas nativas y criollas, la película logra encontrar el hilo que junta las comunidades en búsqueda por autonomía y libertad.

Foto:VacaBonsai Colectivo Audiovisual

Esta búsqueda traducida en los pies danzantes de los miembros de Comunidad Ysyry —Pueblo Mbyá Guaraní transporta la música que canta el monte como fuente de sabiduría; guardián de la salud a través de sus plantas medicinales y hogar seguro donde se reproducen los rituales de celebración de la vida.

La vida que sigue por los caminos de la resistencia del Movimiento de Trabajadores Excluidos —Unidos Ruta 20, que piensa la tierra como fuente de alimento y no de ganancia; desafiando el modelo de producción hegemónico que, con promesas de mayor rendimiento, arruina el territorio con sus transgénicos y venenos. Sin embargo, la verdad surge hecha semilla criolla con la fuerza ancestral que insiste en germinar.

Esta fuerza se hace lucha en el movimiento Unión de los Trabajadores de la Tierra (UTT) —Productores Independientes de Piray por la defensa del agua y la recuperación del territorio invadido por los pinos de las grandes corporaciones secuestradoras de sueños y productoras de la desigualdad. Asimismo, se multiplican las manos que construyen otra forma de existir.

El vivir en comunidad como respuesta a la mercantilización de la vida, la Feria de Semillas —Zona Norte de Misiones como punto de encuentro de sonrisas y esperanzas que no quedan solo en el micro-hacer, sino que llegan a las ventanas públicas  y soplan vientos de dignidad sobre la agenda política.

Foto: VacaBonsai Colectivo Audiovisual

Guardines de Semillas aporta un grano más para hacer pensar y producir de forma agroecológica, y junto al trabajo de mapeo colectivo realizado por la Rosa y la RAOM la iniciativa brinda más que una herramienta de lucha; invita a imaginar y construir, en el ahora, un mundo justo y sano que, por supuesto, es posible.  

Enlace al documental: https://mailchi.mp/8ac3e0524c13/rosalux-guardianes-de-semillas

 
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Chile y las luchas que no se abandonan

Foto: Javier Echaide

“Pues paz sin voz. Paz sin voz no es paz, es miedo.”

O Rappa

Vanessa Dourado

Las calles hablan más que los diarios y que los noticieros de televisión. La mezcla de dolor, rabia y esperanza llena los muros de Santiago de Chile. Y es en este encuentro del pueblo con su realidad que nacen y se hacen ver  sentimientos guardados a lo largo de los años de neoliberalismo. Pero no solo esto: aún emergen los reclamos, las deudas no saldadas de la época de la Dictadura de Pinochet.

Foto: Javier Echaide

“Chile despertó”, grita el pueblo por las calles de Santiago y, a cada rato, intentan ocupar la Plaza Italia de Santiago —ahora bautizada por el pueblo de Plaza de la Dignidad—. Mientras pequeños grupos de personas se concentran en las esquinas, otros se ponen a dialogar con “los pacos” —nombre dado por el pueblo chileno a los Carabineros Chilenos—. El término utilizado también en España en distintos momentos de guerra, y que hacía referencia al sonido advenido de los viejos fusiles utilizados por los francotiradores, ya hace parte del vocabulario chileno.

Foto. Javier Echaide

Entre conversas e insultos hacia los Carabineros, camiones pasan tirando gas y agua, tratando de dispersar cualquier grupo reducido de personas que camina por la calle, no importando si son manifestantes, turistas o transeúntes intentando llegar a su destino.

Foto: Javier Echaide

Por esta área, casi nadie camina sin mascara, casco o rociadores llenos con agua y bicarbonato de sodio, solidariamente compartidos con los afectados  por los gases lacrimógenos. La cantidad de gases es tan alta que a un kilometro de la plaza se puede sentir sobre los ojos el efecto de los químicos, sin que uno, necesariamente, esté en las “zonas de conflicto”.

Foto: Javier Echaide

Entre burlas, denuncias y poesía, los muros cuentan la historia de la revuelta. Y los bancos tapados con madera donde antes había vidrios, dan muestras de que el poder financiero tiene el techo de cristal. Las grandes empresas con sus imponentes edificios tampoco  escapan de la demarcación política de los manifestantes, y donde antes había puertas espejadas de alto lujo, hoy hay placas de hierro para evitar la ocupación por parte de los que protestan.

Foto: Javier Echaide

Bautizadas como “Muro de los Golpes – nunca más habrá silencio” las placas de hierro instaladas en los edificios de la empresa Telefónica y el Centro Cultural Gabriela Mistral reciben piedras de los manifestantes constantemente. Este edificio, construido durante el gobierno de Salvador Allende pero utilizado como  Casa de Gobierno de Pinochet, sus ministros y de la Junta Militar después de la destrucción de la Casa de la Moneda durante el Golpe Militar-Cívico-Eclesiástico de 1973, sigue siendo símbolo que  ejemplifica la bronca contra el Estado; el ruido de la protesta se eleva para decir nunca más a la violación de los Derechos Humanos y los Derechos Sociales.

Foto: Javier Echaide

A.C.A.B —All cops are bastards—, la sigla que viene del inglés y significa “Todos los policías son unos bastardos”, puede ser vista por toda la ciudad y es una expresión de repudio hacia el orden establecido, sobre todo hacia la violencia policial.  Mundialmente utilizada  a partir de los años 80, la sigla se popularizó entre anarco-punks de la época y hoy es usada en protestas por todo el mundo, por ejemplo en el movimiento norte-americano contra la violencia institucional racista #BlackLivesMatter. También los números 1312 hacen referencia a la misma sigla, al remplazar las letras de acuerdo con el lugar que ocupan en el abecedario, los cuales son leídos en los muros de Santiago.

Foto: Luciana Ghiotto

Entre las canciones de protesta, el pueblo chileno grita “Ya vas a ver, las balas que nos tiraron van a volver” y los pañuelos con el dibujo del famoso perro “Negro Matapacos” colgados en los cuellos de las personas también sirven para protegerse del efecto de los gases. El simpático perro negro que acompañó a los estudiantes durante las protestas de 2011 se ha transformado en un símbolo de resistencia. Su impronta defensiva durante los enfrentamientos con  los Carabineros  lo convirtió en una especie de mascota nacional. Dibujos, afiches y murales del Negro Matapacos se encuentran por todas  partes y es una forma simbólica de denunciar  la asimétrica violencia ejercida por  la policía.

Foto: Javier Echaide

Ojos destrozados hacen parte del cuerpo de la ciudad. Las pintadas de los ojos ausentes llaman la atención a la deliberada medida tomada por las “fuerzas de seguridad”: disparar a los globos oculares. “Regalé mis ojos para que la gente despierte”, el fragmento de la canción de Nano Stern dedicada al estudiante de psicología Gustavo Gatica, quién perdió los dos ojos el pasado 8 de noviembre golpeado por las balas policiales durante una protesta; es un llamado a permanecer en la lucha. La lucha de un pueblo que despierta para ser libre de la asfixia que por años puso en jaque su dignidad. Esta dignidad, que hoy, ya es una costumbre.

Foto: Javier Echaide
 
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Autosustentables: ocupar el ahora para cambiar el mundo

Vanessa Dourado

El documental Autosustentables, dirigida por  Elías Sáez y con el acompañamiento de la antropóloga Violeta Ramírez cuenta las historias de vida y de resistencia de personas y comunidades que se enfrentan con las problemáticas socio-ambientales desde una mirada sensible y pone sobre la mesa la inevitable pegunta: ¿qué hacer?

Lejos de llegar con respuestas simples, Sáez busca mostrar lo que ya se hace en los territorios y que los medios de comunicación hegemónicos ocultan. El director, que cuenta con un currículum envidiable, dejó su productora y sus convicciones construidas a lo largo de su carrera como productor mainstream para dedicarse a lo que él llama “la construcción de otro mundo”.

La construcción de este otro mundo a través del vínculo con el territorio es el eje central del documental que toca sutilmente  la consciencia de los espectadores con las historias de otros mundos que ya existen y que resisten a los intentos de destrucción y de reproducción de una lógica depredadora.

“¿Qué van a decir a sus nietos?” es una de las preguntas perturbadoras que, frente al escenario de tierra arrasada, interpela e invita a la acción desde el amor porque, en definitiva, es el amor por uno mismo —ejercido desde del más genuino instinto de supervivencia— el elemento que mueve las estructuras. 

Las voces presentes en el documental sugieren pelear la verdad como forma de repensar los marcos civilizatorios, refundar las bases de sostenimiento de la vida, comprender el desarrollo como forma de restablecer el equilibrio entre el ser humano y naturaleza, permitir ser alfabetizado por la Madre Tierra. Dejar que las nuevas generaciones puedan pensar con el cuerpo, cuestionar la racionalidad capitalista que plantea el crecimiento económico infinito frente a recursos finitos  y en detrimento de la plena y digna existencia humana, son formas de crear otras lógicas alternativas al ideario neoliberal.

Autosustentables viaja hacia el hogar de las y  los guardianes de la Tierra, recicladores del futuro, arregladores de la desconexión, economistas circulares, educadores ecológicos, sembradores de sueños, niñes-abuelos y hacedores de la vida. El alimento necesario para preparar el futuro que quiere regenerar los suelos, proteger  las semillas y reinventar el sentido de la existencia es la voluntad política — y esencialmente humana— del accionar ahora y crear las condiciones para una transición a otros modos de producir, consumir y relacionarse con el otro y con el medio ambiente.

El documental de Sáez —que propone con el deseo de cumplir promesas, enfriar el mundo, resucitar especies y reencontrar caminos— es sensible y a la vez fuerte, busca reinventar el mundo a través de la resiliencia y resistir desde el sentir. Trae la voz de los protagonistas de la esperanza que construyen  una realidad diferente de esta impuesta por los mercados y las corporaciones, que junto a los Estados, ponen las ganancias financieras por arriba de la vida.

Más informaciones:

www.autosustentables.com
www.eliassaez.com

 
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Golpes en América Latina: evangelizar a los “salvajes” y recolonizar la región

Dibujo: Latuff

*Denise Braz y Vanessa Dourado

Asistimos a un proceso de recolonización con rasgos neofascistas y de fanatismo religioso en América Latina; son situaciones muy densas que no permite relativizar golpes y provocar ataques a líderes progresistas —sobre todo en este momento que lo consideramos histórico—. Hacerlo es ser funcional no solo a las derechas reaccionarias y fundamentalistas, como también no lograr comprender los límites del juego en esta arena de disputa por el poder en la cual la democracia está en riesgo.

La institucionalización de las luchas y la apuesta en el Estado puede significar un error grave, ya no cabe lugar a dudas que los pactos democráticos y códigos republicanos están siendo violados. Sin embargo, señalar que el problema es de quienes están disputando el espacio político-institucional para lograr cambios estructurales a largo plazo o hasta mismo para gestionar y mitigar los impactos sobre las poblaciones vulneradas es un equívoco.

Después de más de 500 años de su asalto orquestado con las bendiciones de la iglesia, las Américas siguen en proceso de lucha contra la (re) colonización y, obligada a insertase en el mundo, todavía guarda su fuerte resistencia protagonizada durante todos estos años por las poblaciones indígenas, afrodescendentes y campesinas. A esos grupos, erronemente llamados  minoritarios, sumamos el movimiento feminista y/o de mujeres, así como de la juventud que se levanta en la región, que son notables y de incuestionable valor. 

Siendo el capitalismo un sistema cuyos pilares son el patriarcado, la clase y la “raza”, nada puede ser más potente contra el mismo que la revolución de esas bases oprimidas. Voces no oprimidas, o con muchísimos privilegios, no tienen autorización para hablar sobre descolonización y menos aún de cómo se debe hacer. Los cuerpos históricamente oprimidos y constantemente en tensión con el colonizador resisten, insisten y luchan por su libertad. Por la libertad de su gente, su cultura, su orientación sexual, su religión y territorio.  

La imposibilidad de adueñarse, vía “democrática”, de los recursos humanos y naturales que abundan en Latinoamérica por la victória de la derecha en las urnas no ha funcionado y eso ha generado los fenómenos golpealescos que son evidentes y que también son frutos de disputas en las cuales, como siempre, salen ganando aquellos que manejan la máquina institucional en favor de sus intereses y de los intereses del mercado internacional.

El desmonte que se quiere imponer por la fuerza en la región tiene un carácter objetivo y también subjetivo. En otras palabras: si por un lado avanza, con mucho más fuerza, el extractivismo en todas facetas a lo largo y ancho en la región, por otro también se impone un proyecto de poder neopentecostal —fuertemente alineado con el ideario neoliberal, meritocrático e individualista— que remite al proceso de evangelización del llamado “Nuevo Mundo” de la época colonial. Lo que se nota es que hay un proyecto pensado para el territorio que no solo necesita tomar el control de los espacios político-institucionales, sino también promover el cambio cultural necesario para neutralizar las resistencias. Y si la democracia puede vestirse de dictadura a depender de la región donde se aplique; el pacto colonial sigue siendo consenso entre los del Norte Global y sus instituciones creadas para apaciguar el caos.

Por ello, más allá de la discusión sobre el rol de los progresismos, en este momento, es urgente pensar estrategias de contención, redes de solidaridad y mecanismos que fortalezcan y protejan los movimientos en lucha que están dando el cuerpo en la confrontación con el Estado. Frente a la masacre de los pueblos, no hay discurso académico, político o cualquier tipo de acción diplomática que pueda ser más fuerte y reemplazar la resistencia popular. La democracia es la soberanía del pueblo. Democracia es también la revolución en las calles. No hay descolonización sin confrontación, sin resistencia. Además dudamos de procesos libertarios acordados entre hombres blancos dentro de salones lujosos.

Pensar en una democracia libertaria y popular es también recuperar en la historia todo lo fragmentado, afectado por el resentimiento de procesos que fallaron en el pasado y buscar una alternativa superadora. El posicionamento crítico de todas las personas que existen, resisten y sobreviven en los territorios nunca dejó de existir, aún mismo cuando no había teoría que lo explicara, y es —una vez más— el pueblo en lucha que hace su propia historia. La escribe con su sangre y su coraje que sigue estando lejos de las oficinas académicas y de  los palacios de los gobiernos.

*Denise Braz es licenciada en Letras y magíster en Antropología Social por la Universidad de Buenos Aires. Es activista y feminista afro. Integra en el coletivo de mulheres de la Revista Amazonas y el grupo de mujeres afro del Área de Género de la Comisión Organizadora del día 8 de Noviembre en Buenos Aires, Argentina. Participa del colectivo de mujeres Migrantas y del Grupo de brasileños por la Democracia, Leipziger Initiative “Demokratie für Brasilien”, ambos en Leipzig, Alemania lugar donde reside actualmente. 

**Vanessa Dourado es ecosocialista y feminista latinoamericana, miembro de ATTAC Argentina y PSOL Brasil. 

Algunas publicaciones de la autora Denise Braz :

§  BRAZ, Denise. “Los negros también llegaron en los barcos: Argentina también es afro”.  Revista Humanidades & Educación de la Universidad Federal de Maranhão, Brasil, Noviembre de 2019. Disponible en: http://www.periodicoseletronicos.ufma.br/index.php/humanidadeseeducacao/article/view/12811

§  BRAZ, Denise. “Sororidad es ética y autocuidado también es militancia” in Revista Amazonas, August 2019.Disponible en:  https://www.revistaamazonas.com/2019/08/06/sororidad-es-etica-y-autocuidado-tambien-es-militancia/

§  BRAZ, Denise. “No sos feminista, tampoco anticapitalista y antipatriarcal si sos racista, xenofóbica, transfóbica y no cuestiona sus privilegios.” Revista Amazonas, Enero, 2019. Disponible en: https://www.revistaamazonas.com/2019/01/21/no-sos-feminista-tampoco-anticapitalista-y-antipatriarcal-si-sos-racista-xenofobica-transfobica-y-no-cuestionas-tus-privilegios/?fbclid=IwAR1lyRq9tRDru11D71NIwWNUa4-phYg6paBpfO2EovmRUiD5uyYXOYOp-KY

 §  BRAZ, Denise. “ Qué es el blackface? Revisando la educación racista que supimos conseguir: Corcho quemado”. Soy, Página 12, 06 de Julio de 2018. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/126215-corcho-quemado §  BRAZ, Denise Luciana de Fátima.  “ONDE ESTÃO OS NEGROS NA ARGENTINA?” Revista da Associação Brasileira de Pesquisadores/as Negros/as (ABPN), [S.l.], v. 10, p. 363-374, jan. 2018. ISSN 2177-2770. Disponible:<http://abpnrevista.org.br/revista/index.php/revistaabpn1/article/view/544

 
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La Cocina que se Escucha: cocinar historias para rescatar sentidos

Foto: Patricia Rosas

“Ahora…

El gusano de la hoja,

Gusano tejedor…

¿Quién lo puede ver?

Hace el bordado en la noche tranquila,

Duerme durante el día en el ojo de la planta”

*Cora Coralina

Por Vanessa Dourado

Conformado por artistas de la Ciudad de Córdoba, en la región argentina conocida como Sierras Chicas, el Colectivo DUDÁ presentó en Buenos Aires la muestra La Cocina que se Escucha. El pasado octubre,  Pablo Ramos, Silvia Vera Barros, Gabriela Sol Morales, Nehemias Figueroa, Pablo Foglia, Marcela Llanos, Verónica Urbani, Pablo Garcia, Adrian Bertol, Maria Furnari, Natalia Napoli y Suyaj Gómez trajeron al Museo del Hambre su trabajo que mezcla literatura, artes plásticas, visuales y sonoras.

Foto: Patricia Rosas

La cocina como territorio donde se come, pero sobre todo, donde se vive, escucha, comparte y se siente. En definitiva, un lugar donde se existe más allá de lo predeterminado —o a pesar de ello—.  Este lugar de re-existencia, de conexiones y de deseos vitales tiene que ver con lo que se come, en sentido concreto y subjetivo, sin embargo también con los rituales que dan al acto de preparar y comer alimentos un sentido más amplio que el de atiborrarse, rápido e indiscriminadamente,  para obtener las condiciones que permitan reproducir la fuerza de trabajo o para mantener una forma de hedonismo gastronómico capitalista que transforma el hecho de “comer bien” en una experiencia reservada a las cartas con el sello de “alta cocina”. 

Foto: Patricia Rosas

La Cocina que se Escucha interpela desde de lo micro, particular y comunero. Una invitación a escuchar los procesos que involucran el cuerpo que come y que da de comer, que es parte de un mismo ritual sensorial, ancestral y sensible. Los tiempos, como el actual, donde se transforma la semilla y la tierra y que remonta sentidos en el hacer cotidiano que es  territorio de lucha, historias políticas, poesía, soledad y estallido.

El explotar frente a la aceleración de este tiempo, “La presión de una olla que puede explotar a cualquier momento, pero que también puede concentrar sabores”, este cocinar de historias que  permite conectarse con una y con el otro es el punto de inicio del proceso de creación de esta cocina que tiene por objetivo reconectar memorias y reconciliar afectos.  El escuchar como forma de reaprender a mirar y a sentir y, luego, saberse semilla que se reproduce para alimentar a la vida.

Foto: Patricia Rosas

Recuerdos de sonidos aparentemente ajenos, una propaganda en la radio mientras el cuchillo hace música en la tabla al atravesar el cuerpo de una cebolla, los sonidos del hogar que solo pueden ser percibidos por quienes viven allí. Sin embargo, también los silencios, los sonidos de los silencios que no se pueden escuchar, el sonido del hambre y de la indiferencia frente a ella.

Recuerdos de momentos, la última comida antes de la partida, la noticia inesperada recibida durante  la cena, la mezcla rara de comidas de otros sitios que hace sonar la sonrisa y el espanto. El sonido de la ausencia sobre la mesa de quienes ya no pueden compartir la comida con un familiar que fue desaparecido por el terrorismo de Estado.

Foto: Patricia Rosas

La cocina que se Escucha propone una transición de las formas desarraigadas —forzadas por imposición de un sistema que obliga al individualismo y al inmediatismo— hacia la re-construcción de nuevos y antiguos rituales para preparar en esta gran olla comunitaria la libertad que queremos experimentar y ser.

El colectivo DUDÁ está disponible para presentación de la muestra La Cocina que se Escucha en toda la Argentina y también en el exterior.

Informaciones:

Contacto: María Furnari

FB: https://www.facebook.com/maria.d.furnari

E-mail: kalmakarmaunquillo@gmail.com

Website: https://silverabarros.wixsite.com/cocina

*Traducción libre de fragmento del original en portugués “Poema do Milho” (Poema del Maíz) – Cora Coralina, Goiás – Brasil, 1965.

 
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Greta Thunberg y las emergencias en debate

Greta Thunberg y Bruno Rodríguez // Fuente: Reuters - Crédito: Carlo Allegri

Vanessa Dourado  

Los últimos meses fueron, seguramente, de una modificación importante en los debates y diálogos acerca de las problemáticas ambientales —sobre todo el calentamiento global, que es la causa del cambio climático—. A pesar de que las temáticas son las mismas, el método de abordaje es distinto y está llevando a una mayor visibilidad y su consecuente masificación en todo el globo. El hecho se da, como factor determinante, por las intervenciones de Greta Thunberg.

La joven sueca de 16 años, sin embargo, despierta admiradores y críticos con la misma intensidad. Más allá de los históricos negacionistas que son financiados por las grandes empresas petroleras y por los gobiernos del Norte Global, lo que más llama la atención es la desconfianza de ambientalistas que, en lugar de apoyar y celebrar el proceso de involucramiento de sociedad en el debate, son críticos a la figura de Greta, su edad, su poca experiencia política, su supuesto tibio discurso y hasta su nacionalidad.

Es evidente que cada persona habla desde donde puede sentir —aún más cuando esta persona es todavía una adolecente— y, en este caso, si es importante remarcar las diferencias entre una activista que vive en un país cuyo Índice de Desarrollo Humano es uno de los más altos del mundo y que, históricamente, también tiene una responsabilidad mayor en el escenario de tierra arrasada que se dibuja en este espacio-tiempo. Sin embrago, Greta subvierte su propio territorio. Su discurso es radicalizado y su impronta es de no conciliación.

Si por un lado, hay un resentimiento por el proceso de invisibilización de las y los que históricamente dan las peleas y sacrifican sus existencias en defensa de  la Tierra; por otro también hay un movimiento que comprende la importancia de dialogar con “el otro”, para no reproducir lo que fue impuesto a los pueblos del Sur en épocas abiertamente coloniales. Es comprensible que haya un cierto rechazo por el hecho de las lágrimas y los sentimientos de Greta —masivamente difundidos a nivel global y expuestos en las cumbres de la “alta política”— sean tomados como más importantes que las vidas de indígenas y campesinos, niños y niñas, mujeres y afrodescendientes exterminadas por la saña del capitalismo por la práctica generalizada de una necropolítica adoptada por los mismos actores que dicen querer resolver el problema ecológico.

No obstante, el momento histórico impone el desafío de refundar las prácticas políticas y la radicalidad de la empatía. Y esto necesita el involucramiento de los pueblos frente a la amenaza del exterminio de la especie, porque el tema central ya no es la defensa de los bienes comunes —tomado como externo a lo humano— sino del conjunto de condiciones que hace posible la continuidad de la vida desde una lógica integradora, que comprenda el ser humano como parte de la naturaleza.

Seguramente, la realidad de Greta —cuando ella habla sobre los derechos de niñes y adolescentes— no es la misma de les que están en el Sur Global, sin embargo esto no significa que esta  realidad no exista y que sus protagonistas no tengan fuerza para hacerse ver, es notorio que hay matices y que estas están puestas sobre la mesa. El hecho que el movimiento “Viernes por el Futuro” tiene sus representantes en distintos países, permite traer a luz los debates urgentes en cada territorio.

La Historia muestra que la humanidad supo aprender de sus errores, pero superarlos siempre ha sido un proceso complejo de deconstrucción y reconstrucción de un sentido colectivo que inauguró una etapa distinta —no necesariamente justa— que avanzó para una mejora en lo que conocemos como humano. Por ello, en la problemática socio-ambiental, es menester disputar temas centrales como la Justicia Climática y el cambio de la matriz productiva a fin de garantizar que el inevitable cambio por el cual pasará la humanidad no siga repitiendo los errores del pasado que tiene que ver —sobre todo en América Latina— con la reproducción sistemática de violencias y opresiones.

Subestimar la fuerza de pueblos que han resistido a cinco siglos de genocidio es también una actitud que remite al colonialismo. Es admitir que la fuerza del blanco y dominador estará siempre presente en la piel europea y contra el cual es imposible dar las batallas. Desde que se proteja el protagonismo que corresponde a cada pueblo en su lucha y que se garantice el respeto por su historia y sus cosmovisiones, sus saberes, sus sentires y sus sentidos, no hay justificativo plausible para invalidar la lucha de una persona que está activando un debate tan urgente como es lo de crisis climática y su consecuente reto civilizatorio.

 
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Casa de Brujas: mujeres y épocas que marcaron la historia

Foto: Favuel Urbina y Pablo Vega

Por Vanessa Dourado

El pasado 12 de octubre se estrenó en el teatro El Vitral la obra Casa de Brujas, dirigida por Claudio Pérsico. La obra —que llenó la sala de la casa de espectáculos— es un recorrido por historias y épocas simbólicas en las cuales mujeres emblemáticas como Virginia Bolten, Victoria Ocampo y Lola Mora  vivieron y dejaron sus marcas en la eternidad. Sin embargo, también remarca la importancia del recorrido de mujeres anónimas cuyas existencias hacen parte de una colectividad que se remonta hacia los días de hoy. La obra, desarrollada por las actrices Cecilia Barriento, Bárbara Bloom, Luciana Iasevich, Viviana Jevscek y Natalia Robert, se destaca por la originalidad, la potencia de sus personajes y la impecable actuación.

Con objetos de época y personajes cuidadosamente reconstruidos, Casa de Brujas presenta una verosimilitud que atrae la atención del público desde  la primera escena. El clima de tensión y curiosidad generado por Rosy —la empleada de casa que actúa como elemento contemporáneo al público— activa, ya al inicio, una empatía que acompañará la audiencia por toda la obra.

Como era de esperar, las personificaciones notables se desarrollan trayendo su impronta protagónica a través de sus conocidos discursos y hechos, posibilitando a aquellas personas que tienen conocimiento previo reconocer quienes son sin la necesidad de escuchar sus nombres —los cuales son revelados solo al final de cada escena—.

Los momentos históricos se desarrollan de forma dinámica en una espiral de acontecimientos, encadenados por el existir mujer a lo largo del tiempo y espacio. La lucha de las mujeres por su derecho a existir como seres humanos es el punto central de la obra que, aunque propuesto de forma sutil, interpela a la audiencia y trae las problemáticas a las que se enfrentaron —y siguen enfrentando— las mujeres, a pesar de haber pasado más de un siglo de reivindicaciones.

Gracias al dinamismo de las actrices, que desarrollan dos o tres personajes cada una,  el trabajo de investigación de Bárbara Bloom —que también actúa en la obra— y la capacidad de Pérsico de contar 112 años de historia en 70 minutos, Casa de Brujas es una experiencia estéticamente interesante e intelectualmente potente. Una obra fuerte y que está a la altura de la difícil tarea de representar personajes igualmente potentes e interesantes que marcaron la historia y que siguen inspirando a muchas otras mujeres en la construcción de un futuro sin opresiones hacia ellas. 

Casa de Brujas está en cartelera hasta el 30 de noviembre, en el teatro El Vitral todos sábados a las 21 hs . El valor de la entrada es $ 400.

 
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El mapa de mi mundo: un universo de sentidos en el cuerpo de Rosi Jacomelli

Por Vanessa Dourado

El espectáculo El mapa de mi mundo estará en el Museo del Hambre, a la gorra, el próximo viernes, 06 de septiembre. La obra unipersonal de la brasilera Rosi Jacomelli —que ya recorrió varios sitios en el territorio latinoamericano— da cuenta de un universo compartido dentro de las experiencias personales de una mujer en la búsqueda del mapa de sus sentidos.


Los procesos de percepción de límites, como líneas imaginarias del sentir, generan un vínculo entre los extremos y los re-conocimientos del territorio, un mapa para el cual la actriz presta su cuerpo e invita a un viaje por sus zonas de peligro, goce, tristeza, dudas y certezas.


El existir mujer se hace inevitable cuando, atravesada por la percepción del propio cuerpo, saltan otros cuerpos que desean ser posibles. La mirada hacia adentro transforma el espectáculo en una experiencia sensorial para construir el mapa colectivo que se va tejiendo a partir de la percepción del otro, del espectador.


El mapa de mi mundo es un experimento bonito y sensible que, aunque sin pretensiones, pone la política de los sentidos pre-establecidos en cuestionamiento para crear un lugar de salidas posibles frente a la dureza de las líneas impuestas.


La función se presentará a las 20 hs, y al final Rosi brindará una charla sobre su proceso creativo y sus experiencias.

 
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Ley de Semillas: Macri y las corporaciones

Por Vanessa Dourado

Los últimos días, los ojos del mundo están sobre la región latinoamericana. El escenario de guerra contra los pueblos y la naturaleza se hace ver en las quemas, criminales en la región amazónica brasilera, orquestadas por los agentes del agronegocio.  Seguros de la impunidad, terratenientes y sus socios internacionales no pensaron dos veces antes de avanzar sobre la selva amazónica, dejando con ellos un rastro de destrucción que viene siendo rechazado en todo el mundo.

El gobierno autoritario y ecocida de Jair Bolsonaro, sin embargo, parece haber inspirado al presidente argentino Mauricio Macri. Presionado por el apetito de las gigantes semilleras, Macri anunció un decreto que tiene el objetivo de modificar la Ley de Semillas. El texto, que ya había sido rechazado en el Congreso, tiene como objetivo concentrar el control de las semillas en las manos de las corporaciones —además de garantizar la utilización del paquete tecnológico—. Tal decisión, si es llevada adelante, significará la criminalización de los movimientos campesinos y de los/las agricultores/as y sería una fuerte amenaza a la soberanía alimentaria en el país, ya que las semillas determinan como se producen los alimentos.

Argentina se encuentra hoy en una profunda crisis que, en gran medida, tiene sus causas en la administración fallida de Macri y su equipo. Hecho que se evidenció en las urnas en las últimas PASO. El mismo gobierno que fue electo democráticamente y cumplió su mandato —más allá de todos sus problemas de mala administración que llevaron el país a números importantes de desocupación, endeudamiento y pobreza— se olvidó de los valores republicanos que tantas veces  resaltó para garantizar que no fuera desestalibilizado.

El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que saca el presidente para hacer valer, de forma forzosa, una Ley que no avanzó en las instancias correspondientes, desvela  los intereses involucrados en la gestión del mismo. Frente a este hecho, los movimientos sociales que hacen parte del Foro Agrario han sacado un documento denunciando su carácter autoritario  y calificándolo como “un insulto a la democracia” y se comprometen en “redoblar esfuerzos en los espacios de diálogo y en las calles”.

Tal vez sea demasiado tarde para adoptar la táctica bolsonarista de desprecio a la voluntad popular y el uso de los medios de comunicación hegemónicos para hacer parecer amigable y rentable la entrega de los bienes comunes a las transnacionales. Sin embargo, el intento dice mucho sobre los planes de las corporaciones para América Latina.

Referencias:

Declaración del Foro Agrario: http://foroagrario.org/macri-el-presidente-de-las-corporaciones-se-burla-del-congreso-de-la-nacion-y-del-pueblo-argentino/

 
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Acuerdo Mercosur-UE: desacuerdo con el medioambiente

Vanessa Dourado

El momento histórico por el cual pasa Argentina está marcado por una profunda voluntad de poner el país a la orden del las transnacionales a través de una mayor liberalización económica, frente al escenario agónico y desastroso en que se enfrenta el sistema capitalista vigente en su fase neoliberal. 

Durante su mandato, Mauricio Macri hizo esfuerzos para auspiciar dos de los más importantes eventos a nivel geopolítico, comercial, económico y diplomático del mundo: la Conferencia Ministerial de la OMC (Organización Mundial del Comercio) en 2017 y la Cumbre del G-20, en 2018. Sobre el resultado de la conferencia, el  Director General de la organización la describió como “decepcionante”. La conferencia no llegó a un consenso entre los Estados miembros. El resultado de la Cumbre del G-20 que tenía como consigna “construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”; tampoco logró consenso, sobre todo en la temática ambiental, además de apartarse vergonzosamente de uno de los temas más importantes y dramáticos que el mundo se enfrenta que son las personas refugiadas –muchas de ellas refugiadas climáticas–. En 2018, el mismo año de la Cumbre del G-20, el gobierno argentino volvió al FMI (Fondo Monetario Internacional) y hoy es el país más endeudado de América Latina, seguido de Brasil.

Tras más de 20 años de negociación entre la Unión Europea y el Mercosur –que tiene como miembros Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay–, los dos bloques avanzan con el acuerdo comercial que tiene por objetivo aumentar el flujo de negocios entre ellos. El acuerdo prevé que la UE liberalizará 99% de su comercio agrícola con el Mercosur y promete la eliminación de aranceles de importación de productos agrícolas hasta llegar a 0% siendo que  81,7% es solamente de exportaciones, y aunque podría  ser motivo para celebrar, preocupa a las redes ambientalistas a nivel mundial. 

Tomando la profunda crisis climática, que es un hecho concreto y reconocido como uno de los grandes desafíos de este siglo por la comunidad internacional en su conjunto –teniendo como expresión máxima de un compromiso colectivo el Acuerdo de París–,   la expansión de las exportaciones de commodities es un agravante del problema.

El acuerdo prevé  un conjunto de requisitos técnicos-ambientales que deben ser cumplidos,  como la producción en áreas deforestadas anteriormente y el respeto por las áreas de conservación. No obstante, una mayor demanda de producción  agrícola impulsará la deforestación para responder a otros importadores que no imponen las mismas reglas. O sea, el hecho  que la UE no importa productos que advengan de áreas deforestadas directamente, no impide que haya un aumento de la deforestación, sino que contribuye para que otras zonas que no estaban disponibles para la producción pasen a ser utilizadas.

Además de esto, la UE  tiene mayor peso en la decisión de cuáles son los requisitos y las reglas –en cierta medida asimétricas entre los dos bloques y más beneficiosa a la UE–. Esto influye directamente en la formulación de Leyes para el desarrollo de políticas públicas locales, compras gubernamentales, regulación de servicios.

En una perspectiva socio-ambiental internacional, la expansión del agronegocio a través de una mayor exportación por la agricultura industrial y la industria cárnica destruye la agricultura y la producción familiar local de los países europeos. El tener a los países del Mercosur como “supermercado del mundo”  beneficia a unas pocas empresas  gigantes en detrimento del quiebre de  pequeñas, incluso en los países miembros del bloque del Sur Global, ya que las reglas prevén el principio no discriminatorio en la participación de licitaciones públicas. Es decir, las Leyes de fomento a la agricultura o producción de pequeña escala  a nivel local pueden ser cuestionadas o consideradas desleales, posibilitando demandas que pueden resultar en enormes pérdidas para  los países demandados. De hecho, Argentina ya acumula 61 demandas en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (conocido por sus siglas en español CIADI, o ICSID en inglés), por incumplimiento de normas previstas en sus acuerdos de libre comercio con otros países.

En términos políticos, la impronta brasilera, bajo el gobierno de Jair Bolsonaro, se hace sobre los derechos de los pueblos indígenas por encima de la demarcación de sus tierras ancestrales –incluso en áreas protegidas y consideradas estratégicas para garantizar el equilibrio de las temperaturas en un contexto de calentamiento global, como la selva amazónica–. Esto con el fin de beneficiar a los sectores agroindustriales (como la ganadería y la agricultura industrial) y extractivistas no puede entenderse como un hecho menor: Brasil es el mayor exportador de carne del mundo y, en 200 días, el gobierno autorizó el comercio de 290 nuevos  agrotóxicos, 32 de ellos prohibidos en la UE. Frente a esta expansión del uso de agroquímicos, el acuerdo evidencia un apoyo de los bloques al mercado de químicos y a la agricultura intensiva.

Las actividades agropecuarias tienen fuerte influencia en el calentamiento global, no solo porque son responsables por las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también por la cantidad de agua necesaria para sostener la actividad, entre de 20 y 30% de toda el agua potable del mundo, más allá de ser responsable por 70% de la desertificación a nivel mundial. Por todas estas razones, el aumento de la exportación de carne también debería ser una preocupación desde los países miembros de la UE y del Mercosur. Sin embargo, el acuerdo posibilitará un mayor consumo de este producto, yendo a contramano de las recomendaciones de la ONU.

El texto del acuerdo habla de “desarrollar el comercio internacional de forma a contribuir con el objetivo del desarrollo sostenible, para el bienestar de las presentes y futuras generaciones”, sin embargo, no establece ninguna propuesta concreta sobre cómo este objetivo será alcanzado. El bienestar de las futuras generaciones está en constante debate en las instancias de discusión sobre el cambio climático, millones de jóvenes alrededor del mundo –en sus movilizaciones “Viernes por el futuro”–  interpelan a las autoridades para que tomen medidas concretas sobre la problemática que les afecta directamente.

Tratar el acuerdo apenas desde el  punto de vista económico es ignorar las voces de científicos, organizaciones ambientales, la sociedad civil y las propias agencias internacionales en sus recomendaciones frente a la profunda crisis ambiental que está llevando el Planeta al borde del colapso. El  mencionar, diplomáticamente, a las recomendaciones –presentes en varios momentos el texto– no hace del acuerdo un instrumento que respete los límites previstos por los informes oficiales en materia de sustentabilidad, adaptación y mitigación. Mientras se impulsa el desarrollo, las medidas para combatir las causas de la crisis socioambiental siguen en el papel.


 
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¿Habrá poesía después del Bolsonarismo?

 “Ni el pasado podrá librarse de la furia del enemigo.”

“Tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer.”

Walter Benjamin

Vanessa Dourado

Si hacemos la pregunta “¿habrá poesía después del Bolsonarismo?”, podríamos pensar que sí, por obvio, pero hay que preguntarse en qué clave. Tras el triunfo del proyecto conservador y liberal con rasgos neofascistas que hoy se consolida en el campo político brasilero, las resistencias insurgentes frente al desmonte en el campo de la educación  pública, de los derechos laborales y sociales –de una forma más amplia– dan muestras que la juventud, las luchas socioambientales  y las mujeres vienen no solo para ocupar el liderazgo de las luchas sociales, sino también para hacer una disputa de sentido que no permitirá que el enemigo siga triunfando. Hay evidencias que la sociedad brasilera está pasando por cambios estructurales que promoverá una radicalización de las izquierdas con un mayor protagonismo de los movimientos sociales y el diálogo entre distintas formas de hacer política y ocupar los espacios políticos y político-institucionales.

Brasil ha cambiado profundamente los últimos tres años –cuando el golpe palaciego se concretó y los poderes fácticos lograron tomar el rumbo del país–. A pesar del movimiento de junio de 2013 haber sido el inicio de un proceso de insurgencia, la despolitización y la evidente desigualdad social, que influye directamente en la comprensión de la realidad, dejaron un espacio de diálogo que fue llenado por los que tenían más condiciones de llegar a las masas: los medios de comunicación hegemónicos.  Si bien es cierto que los canales de televisión y los periódicos tradicionales aún tienen gran influencia en la toma de decisión política del pueblo brasilero, las redes sociales –siguiendo la tendencia mundial luego de la revolución digital– cumplen un rol importante, sobre todo porque abren canales de diálogo activos, distinto de los medios de información televisivos o impresos donde quien le o ve no tiene poder de interacción.

Esta comprensión de lugar de poder –muy visible en los adeptos al bolsonarismo–,de autoridad, ya que cargado de odio, no permite ver y/o procesar los hechos, cada día más insólitos, que sucedieron en estos 6 meses de gobierno. Más allá de una minoría que realmente sigue el gobierno por convicción política e intereses estratégicos, la gran mayoría de los bolsonaristas son síntomas personificados de una era en la cual las personas han perdido la capacidad de pensar. A pesar que los bolsonaristas presentan un alto grado de escolaridad para la media brasilera, en su mayoría con título universitario, los debates en las redes sociales desvelan un público con poca capacitad argumentativa y discursos basados en ataques personales, prejuicios y una marcada tendencia conservadora y religiosa.

Si por un lado Bolsonaro llega al poder e intenta imponer una revancha histórica, con una nítida inconformidad con el fin de la dictadura, por otro las fuerzas que se hacen ver como testigos de la historia –sobre todo en el campo cultural y artístico– rescatan y reviven en el presente las resistencias dadas en el pasado. Aquellas y aquellos que lucharon por el fin de la dictadura militar en Brasil hacen públicas sus experiencias de resistencia y, por primera vez en la historia del país, muchos y muchas rompen con el silencio para hacer frente a los discursos del presidente y parte de su equipo que tiene por objetivo hacer un revisionismo histórico a fin de obtener apoyo para un proyecto político-militar. Periodistas, artistas, jugadores de futbol  y personas cuyos los familiares fueron perseguidos y torturados están haciendo un trabajo importante para generar conciencia de lo que ha pasado y la importancia de resguardar los procesos y dispositivos –aunque débiles– democráticos que se logró construir pos dictadura cívico-militar-eclesiástica.   

 En este sentido, a  pesar de los retrocesos en materia de derechos sociales, civiles y políticos, la respuesta del conjunto de la sociedad brasilera ha sido de rechazo a las medidas sugeridas por Bolsonaro. Es el caso de la ley que flexibiliza el porte de arma –medida tomada por decreto y ya con pedido de anulación por la Comisión de Constitución y Justica del Senado–, según una pesquisa del Instituto Brasilero de Opinión Publica y Estadística (IBOPE), más de 70% de la rechaza la medida. Los anuncios de recortes presupuestarios en educación  llevaron a las calles miles de personas en más de 250 ciudades en todo el país en el mes de mayo. Aunque con poca fuerza, el último 14 de junio, las centrales sindicales llamaron a un paro general contra la reforma previsional y los despidos con adhesión de las personas trabajadoras de los sectores de la educación y transporte. Los profesionales del sector público, y en especial de la salud y la educación, y la juventud estudiantil han sido los que más vienen movilizándose y organizándose. Los pueblos indígenas están organizados y no dejaron de movilizarse desde del anuncio de Bolsonaro –ya en su primer día de gobierno– de medidas para acabar con el proceso de demarcación de las tierras ancestrales de los pueblos originarios, una lucha histórica que ya costó la vida de varios líderes indígenas en su resistencia contra el agronegocio y la defensa de los bienes comunes.  La lucha de las mujeres avanza en todo el país, sobre todo después del asesinato de la concejala brasilera Marielle Franco que es hoy símbolo de la lucha por los derechos humanos en todo el mundo y fuente inspiración para el movimiento feminista, sobre todo  para la las mujeres negras, faveladas y pobres de las periferias brasileras, y el movimiento LGBT.  El avance sobre los derechos LGBTs llevados a cabo por el  gobierno de Bolsonaro ha movilizado la comunidad nacional e internacionalmente. El reciente caso del diputado electo Jean Wyllys, que renunció al cargo en la cámara baja y se encuentra exiliado por las amenazas que venía sufriendo por su defensa a los derechos LGBTs, fortaleció aun más la lucha de los colectivos dentro y fuera del ámbito institucional. La mayoría de las acciones de repudio al bolsonarismo dentro y fuera del país son lideradas por mujeres, lo que marca una diferencia importante en el proceso de construcción de las resistencias, menos focalizada en la disputa por el poder constituido y más cercana a las realidades y necesidades concretas de los distintos sectores de la sociedad. Sin embargo, el número de mujeres electas en el último proceso electoral  ha aumentado en un 52,6% en comparación con las elecciones de 2014.

Más allá de esto, las batallas no se están dando solo en las calles. Una nueva forma de hacer política llena las redes sociales y también interpela a los sectores de la izquierda brasilera. El diálogo campo-ciudad-universidad-favela parece articularse y el nexo indígena-feminista-juventud da muestras de capacidad de respuesta a la altura de las circunstancias. Surge la necesidad de un frente democrático para enfrentar al Bolsonarismo y los medios de comunicación alternativos cumplen un papel importante en la disputa narrativa, haciendo un trabajo incansable de denuncia a las ilegalidades del equipo del gobierno y buscando politizar las discusiones. Las últimas noticias sobre irregularidades en el proceso de investigación Lava Jato –que llevó a la prisión, sin pruebas, del ex presidente Lula–, la popularmente bautizada de “Vaza Jato” –término que propone una fuga de información–, ha cuestionado la idoneidad de las personas involucradas en la investigación, sobre todo del ex Juez y actual Ministro de Justica de Bolsonaro, Sergio Moro. En este proceso el sitio The Intercept Brasil publica mensajes privados entre Moro y Deltan Dallagnol, fiscal jefe del la operación Lava Jato, en las cuales queda evidente el uso de procedimientos judiciales con fines partidarios. Los festivales que se multiplican por todo el país, cantan resistencias y sensibilizan a las personas. El Brasil de hoy repite su resistencia, pero en este momento con una fuerza aún más potente y con la promesa de avanzar hacia una sociedad capaz de mirarse, comprenderse e iniciar un proceso de construcción de una sociedad distinta, sin espacio para el ascenso de otros Bolsonaros, por lo menos mientras podamos seguir escribiendo poesía.

 
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La dictadura de los supermercados, un manual para descolonizar los sentidos

Por Vanessa Dourado

Llega a la Argentina el libro La dictadura de los supermercados, de la periodista e investigadora española Nazaret Castro, quien lleva más de una década viviendo en Latinoamérica.

Nazaret Castro

La obra editada por Akal y adaptada al contexto latinoamericano desvela cómo funciona la gran distribución moderna. Con datos precisos y ejemplos contundentes, Nazaret describe como el espacio y tiempo han sido modificados por las lógicas de los mercados y sus consecuencias e impactos sobre las subjetividades, el tejido social y político en un mundo globalizado y mercantilizado donde todo es convertido en mercancía para garantizar que un puñado de empresas decidan cómo deben funcionar las sociedades.

La autora relaciona el poder de las grandes corporaciones con el capitalismo globalizado y evidencia cómo esta forma de producción, distribución y consumo modernos impuestos –por un oligopolio depredador y perverso– generan sentidos de pertenencia y una dependencia que tiene que ver con el consumismo que responde a las lógicas de las obsolescencias programadas y percibidas. El consumo como condición y sentido de existencia hace que los seres humanos se relacionen de forma distinta –por medio de cosas– y, en este sentido, todo lo que tiene que ver con la esfera humana y ancestral es reemplazado por un ideario mercantilizado y marketinzado.

Esta oligopolización también esconde prácticas antiéticas por parte de las grandes empresas que utilizan –de forma deliberada– mano de obra en condiciones análogas a la esclavitud, ofrecen servicios y productos que dañan a la salud de las personas y las condiciona a consumir según sus reglas e intereses comerciales, además de someter los animales a un tratamiento dantesco y meramente utilitarista para satisfacer a la industria cárnica. En el ambiente de la libre competencia, los consumidores son utilizados como herramientas para que las empresas puedan lograr sus objetivos. No se trata de atender a las necesidades de las personas, sino garantizar la buena salud de los mercados y también destruir cualquier posibilidad de producción alternativa y en pequeña escala que no esté en el circuito hegemónico.

El cinismo de los empresarios –con el apoyo de los Estados– es uno de los puntos abordados por la autora, sobre todo en lo que es llamado de externalidades. Los bien conocidos daños ambientales causados por la búsqueda de la ganancia a cualquier costo, que ha desafiado los límites  planetarios y llevado la Tierra a una crisis climática alarmante y la consecuente crisis civilizatoria, parece no ser importante para aquellos que no ven sus bolsillos afectados por la deuda ambiental que no es –según las lógicas modernas– de responsabilidad de nadie.

Frente a esto, Nazaret busca en las experiencias de los cuerpos afectados por lo que llama de “Dictadura de los supermercados” alternativas a este modelo de producción dominante que, en definitiva, es una continuidad de un proceso de colonización que lleva más de 500 años. Los países del Sur global siguen sufriendo más fuertemente las consecuencias de la codicia infinita de los países del Norte. Sin embargo, son estos mismos cuerpos –indígenas, campesinos, afros y femeninos– los que guardan la posibilidad de un cambio radical desde la memoria viva de sus existencias, sus resistencias y su convicción de que otros mundos son posibles y ya existen.